Un estudio realizado al corazón de Federico Chopin reveló que el compositor sí falleció por tuberculosis y no por una fibrosis quística, como se tenía pensado.
Uno de los investigadores señala que el examen al frasco que contiene el corazón de Chopin se realizó hace tres años en secreto y “con toda solemnidad, conscientes de “la importancia del momento, ya que el pianista no sólo es un renombrado compositor sino también un símbolo nacional de Polonia”.
Varsovia, 8 de noviembre (EFE).- El corazón del compositor Federico Chopin, que desde hace 170 años está conservado en un frasco de alcohol en una columna de la iglesia de la Santa Cruz de Varsovia, ha revelado que su muerte se debió a complicaciones derivadas de una tuberculosis, según los científicos que han examinado los restos.
El certificado de defunción del célebre músico (1810, Zelazowa Wola, Polonia-1849, París) indica que Chopin falleció en París a causa de la tuberculosis, mientras que más recientemente varios científicos sostuvieron que la muerte se debió a una fibrosis quística, una hipótesis que ahora queda descartada.
Según explicó a Efe el responsable del equipo científico encargado de analizar los restos del músico, el profesor Michal Witt, de la Academia de Ciencias de Polonia, todo apunta a que el compositor murió a causa de una pericarditis (la inflamación del tejido que recubre el corazón) provocada presumiblemente por la tuberculosis que padecía.
Witt recuerda que el examen del frasco que contiene el corazón de Chopin se realizó hace tres años en secreto y “con toda solemnidad, conscientes de “la importancia del momento, ya que el pianista no sólo es un renombrado compositor sino también un símbolo nacional de Polonia”.
“No abrimos el frasco donde el corazón está sumergido en alcohol porque eso habría acabado con el contenido”, explica Witt, quien a pesar de eso realizó un minucioso análisis del estado del órgano, mucho más grande del tamaño normal y cubierto de una sustancia blanquecina.
Los resultados preliminares de ese análisis fueron avanzados por la revista científica American Journal of Medicine, y el próximo febrero se publicará el artículo definitivo.
El análisis se acordó con la iglesia Católica y el Ministerio de Cultura, inicialmente para determinar el estado de conservación de los restos, los únicos del pianista que quedaron en Polonia junto con algunos cabellos, ya que Chopin fue enterrado en el cementerio Père Lachaise de París.
El corazón fue trasladado tras su muerte a Varsovia, su ciudad natal, por expreso deseo en vida del pianista y compositor.
Allí ha permanecido desde entonces, en una columna de la iglesia de la Santa Cruz de la capital polaca bajo la inscripción: “Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.
El corazón de Chopin sólo cambió de emplazamiento durante el levantamiento de Varsovia contra la ocupación nazi en 1944, cuando la resistencia polaca se lo entregó a un oficial de las SS, quien lo mantuvo en el cuartel alemán hasta el final de la II Guerra Mundial, cuando se devolvió a la iglesia de la Santa Cruz.
Hoy Federico Chopin, es símbolo nacional de Polonia, a pesar de que desde Francia se recuerda que era hijo de un francés y que vivió una etapa crucial de su vida en París.
Aunque el amor de Fryderyk (escrito en polaco) Chopin por su Polonia natal era innegable, como demuestran sus polonesas o sus mazurkas, inspiradas en la tradición y la campiña polacas.
Pero tampoco se puede olvidar su lado francés, ya que Federico era hijo de Nicolas Chopin, un expatriado galo al servicio de aristócratas polacos.
El músico vivió en Polonia hasta que, en 1831, emigró a París, donde residió gran parte de su vida, conoció a quien se considera el gran amor de su vida, la novelista George Sand, y pasó a la historia como un compositor admirado en todo el mundo.