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PERIÓDICO CENTRAL

“La Poblanita” lucha para seguir abierta pese a la COVID-19; lleva a domicilio, por primera vez en 23 años

09/06/2020 - 3:23 pm

Misael lucha por mantener viva a “La Poblanita”, el negocio que su familia ha construido por 23 años en el Centro de Puebla.

Para mantener vivo el negocio y los trabajos de sus empleados, Misael ha optado por dar solo servicio para llevar y pedidos a domicilio, algo que no habían hecho en los 23 años de existencia en las “Cemitas La Poblanita”.

Por Osvaldo Valencia

Puebla, 9 de junio (Periódico Central).- Las tardes para Misael Hernández en el negocio de la familia se han convertido en un suplicio, no por la carga de trabajo sino por la falta de clientes provocada por la pandemia de coronavirus, que a Puebla llegó con el primer contagio el 11 de marzo.

A las afueras de las cemitas “La Poblanita” solo se escucha el paso esporádico de los vehículos, muy pocas voces se oyen, sobre ahora, que es difícil que más de dos salgan a pasear al mismo tiempo.

Dentro del local están él, tres mujeres más y dos jóvenes frente a la estufa. El sonido del televisor y del ventilador se escucha por más tiempo, a la espera de algún cliente.

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Cemitas “La Poblanita” cambió la dinámica para mantenerse a flote. Foto: Central.

Para Misael, mantener vivo el negocio de la familia en medio de la pandemia del coronavirus ha sido el mayor reto que ha enfrentado en más de 23 años, desde que abrió sus puertas.

El negocio es la representación de la cultura gastronómica poblana: un puesto de cemitas incrustados en la esquina del barrio de Los Sapos, a unas cuadras del zócalo de la ciudad de Puebla.

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Para mantenerse a flote incursionó en las entregas a domicilio. Foto: Central.

Para la familia Misael, el fuego del comal de su cocina no se había apagado en los años que llevan de existencia, el bullicio de la gente, los envases de vidrio contra las mesas de aluminio y las guitarras de cantantes callejeros no se habían callado en todo ese tiempo. Todo era nuevo para ellos.

Cuando el coronavirus se convirtió en un asunto de emergencia sanitaria en todo el país, apagar todo dentro de la cocina de “La Poblanita” fue lo más difícil que Misael tuvo que enfrentar, pero las circunstancias lo obligaron: con ingresos de menos del 10 por ciento, el mantener abierto el negocio era más costoso que lo que lograban vender.

“Cerramos desde que empezó la COVID-19 y de ahí bajó todo del 100 al 10 por ciento, y no sale para nada, sale más caro pagar la luz, la renta, contadora, otras cosas”.

Aunque Misael está seguro de que lo poco que genera el negocio es suficiente para que la familia sobreviva en la cuarentena, la estabilidad económica de sus trabajadores —tres ayudantes ajenos al entorno familiar— fue la que lo impulsó a encender todo en la cocina en medio de la pandemia.

“Tuvimos que abrir para que ellos sobrevivieran, ni modo que despedirlos ahorita, les pagamos, aunque el 50 por ciento, trabajan medios turnos”

Pero la realidad que ahora se vive —la llamada nueva normalidad— ha forzado a Misael y su familia a darle un giro a su negocio para mantenerse vivos. Implementar su propio servicio de envíos sin en las empresas de transporte como Uber o Rappi.

“Casi a domicilio no hacíamos nada, pero ahorita tuvimos que hacerlo para que saliera algo, los mismos chamacos llevan sus bicicletas, motos; es plenamente de nosotros, familiar nada más”.

El poco tiempo que la pandemia los ha obligado a trabajar así les ha hecho extrañar mucho de la vida cotidiana de la zona. Extrañar a los turistas, extrañar a los trabajadores de otros negocios, extrañar la música. Ahora entiende que si falta uno toda la cadena se va para abajo.

Aunque compañeros de otros locales le han dicho que esperan reabrir con normalidad por el 18 de junio, Misael no se emociona, pues lo único que ha demostrado la pandemia es que no hay que adelantarse, solo esperar y sobrevivir hasta donde aguante.

“Si no hay turismo no hay ventas, si no hay trabajadores no hay ventas, todo es un hilito que hablamos todos, pero aquí estamos en pie de lucha y a ver qué pasa”.

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