RESEÑA | La interpretación de Mark Rylance eleva la trama de Waiting for the Barbarians

09/08/2020 - 5:00 pm

La trama reflexiona sobre temas como el poder, la guerra, la tortura, los males del colonialismo y la necesidad de los humanos de demonizar a otros para subyugarlos. También se trata de convertir al extranjero en “el otro” con el fin de odiarlo de manera más eficiente. Muchos señalan los paralelos con el mundo actual.

Los Ángeles, 9 de agosto (AP).- Al ver a Mark Rylance interpretar a un hombre con decoro ser tragado por un mundo de maldad — y a un Johnny Depp sádico — en Waiting for the Barbarians, apunté en mi libreta sin pensarlo mucho: “Nadie encarna la decencia básica como Mark Rylance”.

Entonces recordé que nadie encarna tampoco la INdecencia como Rylance. Verlo interpretar a un villano, un cretino, o un rey shakespeariano puede hacer que se te hiele la sangre.

Sea comedia o tragedia, prosa o verso, teatro o cine, este es simplemente un actor que no podría fallar aun si lo intentara. Y si parece la elección perfecta para el magistrado anodino de Barbarians, una cinta visualmente impactante pero frustrantemente lenta basada en la novela Esperando a los bárbaros del premio Nobel J.M. Coetzee, posiblemente es porque es una buena elección para casi todo lo que hace.

El filme fue dirigido por el colombiano Ciro Guerra. Foto: AP

Y no es tarea sencilla interpretar a un hombre sin nombre, que no es héroe ni villano y que trabaja para un imperio sin nombre en una región fronteriza de una tierra anónima. Es complicado precisamente porque, como podrán imaginar, hay mucho sin especificar en esta adaptación del director colombiano Ciro Guerra, con un guion del mismo Coetzee.

La novela alegórica del autor surafricano reflexiona sobre temas como el poder, la guerra, la tortura, los males del colonialismo y la necesidad de los humanos de demonizar a otros para subyugarlos. También se trata de convertir al extranjero en “el otro” con el fin de odiarlo de manera más eficiente. Muchos señalan los paralelos con el mundo actual. El mismo Guerra dice que la historia, que al principio le parecía de otra época, “de alguna manera se convirtió en una historia sobre nuestro presente”.

Una novela como la de Coetzee invita a los lectores a llenar los espacios en blanco. En la pantalla, tendemos a ansiar más especificidad. El resultado, unido a un ritmo demasiado lento, es una película que es intermitentemente atractiva y siempre interesante, pero menos potente de lo que pudo ser.

Barbarians está contada en cuatro capítulos: verano, invierno, primavera y otoño. Comienza en el verano, con un impresionante paisaje del desierto y montañas con picos nevados en el fondo. (La película se filmó en Marruecos e Italia).

El magistrado, un empleado leal del imperio colonizador que gobierna con mano dócil, se dirige a su retiro cuando llega el coronel Joll (Depp). El coronel ha escuchado el surgimiento de problemas con los nómadas que viven en la frontera.

Con su especial toque, Pattinson dio vida a un nefasto oficial. Foto: AP

Al principio, Depp pareciera esforzarse por hacer su mejor personificación de David Bowie. Su vibra es amenazadora y a la vez como en la onda, con sus guantes y lentes oscuros redondos que le dan aires de Hollywood. “Protegen tus ojos del brillo del sol”, le explica al desconcertado magistrado y de alguna manera suena bastante perverso.

El magistrado le dice que nunca ha habido problemas en esas partes del imperio. “Una vez en cada generación hay una explosión de histeria sobre los bárbaros”, dice, pero nunca desemboca en nada.

El coronel, sin embargo, tiene un método de interrogatorio infalible. “El dolor es la verdad”, explica, “Todo lo demás está en duda”. Los resultados de su método — “primero mentiras, después presión, más mentiras, más presión” — serán claros cuando un niño enfermo y su tío anciano, que llegaron a la ciudad en busca de medicina, son acusados de robar ovejas. Al final de su interrogatorio, uno está muerto y el otro confiesa un complot de los bárbaros.

La historia continúa con el magistrado tratando desesperadamente de mantener tanto su trabajo como su base moral. En invierno “la joven” es presentada, una chica nómada que ha sido mutilada por los interrogadores, y por quien el magistrado desarrolla fuertes sentimientos. (La joven es eficazmente interpretada por la actriz mongola Gana Bayarsaikhan, en su primer papel en una película prominente).

La vibra del personaje de Depp resulta bastante amenazadora. Foto: AP

Hacia al final del filme, Robert Pattinson llega como Mandel, otro oficial nefasto. El carismático actor le inyecta un poco de energía necesaria a la película. Tiene algunas buenas escenas, pero los mejores diálogos son sin duda los de Rylance, incluyendo este que me quedó grabado:

“No tenemos ningún enemigo que yo sepa. A menos que nosotros mismos seamos el enemigo”.

Waiting for the Barbarians, un estreno de Samuel Goldwyn Films, no tiene una clasificación de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés). Duración: 112 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.

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