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Antonio Salgado Borge

09/11/2018 - 12:00 am

Luces del norte

El resultado permite anticipar que el Partido Republicano se inclinará, aún más, hacia el trumpismo

El triunfo Demócrata difícilmente va a cambiar por sí mismo este estado de cosas. Foto: AP,

Los resultados de las elecciones intermedias en Estados Unidos permiten al menos dos lecturas antagónicas.

(1) La primera de estas lecturas es pesimista. El electorado no fue capaz de castigar, como tendría que haberlo hecho, a la Presidencia de Donald Trump o a la fiel comparsa Republicana que se le ha adherido. Y es que los Republicanos no sólo lograron conservar el Senado, sino que ganaron encima dos posiciones adicionales. El resultado permite anticipar que el Partido Republicano se inclinará, aún más, hacia el trumpismo, pues logró incorporar a conservadores leales al Presidente en sustitución de aquellos senadores que fueron derrotados o retirados. A ello hay que sumar los perfiles y tipo de campaña de varias de las personas postuladas por el partido de Trump para otras posiciones. Por ejemplo, uno de los representantes de Iowa será Steve King, un hombre que se ha mostrado su apoyo a grupos supremacistas blancos.

Otro indicador que abona a la lectura pesimista es que los Republicanos lograron retener, aunque a duras penas, las gubernaturas de Florida y Georgia. En el segundo de estos casos, una serie de irregularidades -que van desde intento de complicar el ejercicio del voto en ciertos sectores hasta a fallas en las máquinas de votación – habrían operado contra la posibilidad de un triunfo Demócrata. Florida y Georgia eran particularmente importantes, en parte porque las personas postuladas por el Partido Demócrata eran afroamericanas. En ambos casos, parte de la estrategia electoral del partido de Trump incluyó, directa o indirectamente, el uso de mensajes racistas . A este golpe se sumó la derrota de Beto O’ Rourke, candidato a senador por Texas y joven promesa Demócrata, por apenas 1.6 puntos ante el ultraconservador Ted Cruz.

Quienes adoptan la lectura pesimista dicen, con razón, que en las elecciones estaba en juego el tipo de país que quienes habitan Estados Unidos quieren. Por ende, sostienen, el resultado tiene que resultar desalentador, pues claramente retrata a un país con importante margen de desprecio a la verdad, con amplios espacios para la discriminación contra minorías y mujeres, y con grandes privilegios para los hombres blancos en las altas esferas socioeconómicas; es decir, a un país donde Donald Trump sigue siendo el rey.

(2) Pero los resultados electorales del pasado martes también pueden enfocarse desde un ángulo optimista. En esta lectura, los Demócratas habrían logrado materializar su “ola azul” y propinar a los Republicanos y a Trump una derrota indiscutible. Entre las evidencias que sustancian esta lectura destaca, desde luego, el regreso a manos Demócratas de la “Casa de Representantes” -análoga a nuestra Cámara de Diputados-. En este sentido, el Partido Demócrata necesitaba arrebatar al menos 23 posiciones en esta cámara al partido de Donald Trump, y habría obtenido más de 26. Este acontecimiento es de la mayor relevancia; por primera vez, desde que asumió la Presidencia, Donald Trump tendrá un contrapeso legislativo y se verá obligado a negociar con la oposición. Y es que los Demócratas desde la “Casa” tendrán ahora la capacidad de investigar al Gobierno de Trump, de hacer citatorios o de bloquear iniciativas.

La lectura del triunfo de la “ola azul” también encuentra respaldo en la cantidad de gubernaturas logradas por el Partido Demócrata. Antes de la elección, 36 gubernaturas en disputa, 26 estaban en manos de Republicanos y 10 en manos de Demócratas. A partir de esta semana, los números habrían cambiado a 20 y 16; es decir, el partido del Presidente habría perdido al menos 6 gubernaturas: Wisconsin, Kansas, Maine, Michigan, Illinois, Nevada y Nuevo México. Un caso paradigmático es el de Kansas, un estado gobernado por un Republicano y donde Donald Trump arrasó a Hilary Clinton en 2016 por veinte puntos . Ahí, Kris Kobach, un racista que aceptó donaciones económicas de grupos supremacistas blancos , fue derrotado por una mujer.

La apertura a la diversidad también alienta la lectura optimista. Estamos ante el porcentaje más alto de mujeres que han accedido al poder través del Partido Demócrata -sin duda consecuencia del movimiento feminista en aquel país-. A eso hay que sumar la llegada, por primera vez en la historia de Estados Unidos, de dos mujeres musulmanas y dos mujeres nativo-americanas al Congreso, y la elección del primer Gobernador abiertamente gay que haya tenido ese país.

Me parece que aunque la lectura optimista es más acertada que la pesimista, ninguna termina por reflejar adecuadamente lo ocurrido el martes pasado en Estados Unidos.

Si, como afirmó Donald Trump, esta elección sería como “tenerlo a él en la boleta”, entonces la elección se trataba de un voto de confianza o de desconfianza al actual Presidente. En este sentido, una conclusión inevitable es que hay sitios donde Trump mantiene vivo su respaldo en parte gracias a una mezcla conformada por organizaciones ultraconservadoras -como grupos evangélicos o jerarquías católicas-, a redes de ultraderecha o a medios de comunicación dedicados a desinformar -como Fox News-.

El triunfo Demócrata difícilmente va a cambiar por sí mismo este estado de cosas.

Guste o no, nueve de cada diez personas que se identifican como simpatizantes del Partido Republicano aprueban la gestión de su presidente y casi 75 por ciento cree que Trump es más confiable que los medios de comunicación.
Además, sería un error suponer que Trump se deshará, de la noche a la mañana, de su retórica agresiva o altanera. Un botón de muestra es la conferencia de prensa que ofreció el pasado miércoles. En ese evento, el presidente estadounidense lució visiblemente alterado y llamó los reporteros “enemigos del pueblo”. A Jim Acosta, un reportero crítico, le retiró el micrófono y lo calificó como “persona ruda y terrible”. También amenazó con lanzar una “guerra” contra los Demócratas si se atreven a investigar su Gobierno.

Sin embargo, tampoco es posible dejar de ver que el resultado de las elecciones intermedias ha abierto una puerta a la esperanza y ha enviado un importante mensaje que seguramente resonará fuera de Estados Unidos: el discurso de odio, efectivo en algunos momentos, también se desgasta y tiene límites. Mientras algunos Republicanos apostaron por enfocarse en la supuesta “invasión” de la caravana migrante, los Demócratas hablaban de salud o de políticas públicas.

Y en muchas ocasiones esto fue suficiente para derrotar al trumpismo. Los Demócratas habrían obtenido 7 puntos porcentuales más en el voto popular que los Republicanos y 10 millones de votos más en la competencia rumbo al Senado -desde luego, debido al sistema electoral estadounidense, fue el segundo partido el que se quedó con la mayoría de las posiciones en disputa-.

Pero eso no es todo. Esta elección ha exhibido también el surgimiento de un grupo de individuos, principalmente mujeres y personas de áreas suburbanas, que, por razones que habrá tiempo de evaluar en otra ocasión, decidieron retirar su confianza al Presidente. Por ejemplo, este año los demócratas arrasaron entre las personas menores de 30 años, obteniendo una diferencia de 35 puntos sobre los republicanos, y entre las mujeres, por un margen de +20. Lo mismo sucedió en el caso de minorías, como las personas afroamericanas -+82 puntos-, las asiáticas -+53 puntos- o las latinas -+40-.

Desde luego, lo ocurrido el pasado martes en Estados Unidos no implica necesariamente el final de la Presidencia de Donald Trump. Mucho podría pasar de aquí a 2020; nadie debería pensar que la suerte está echada. Sin embargo, aunque es pronto para saber si estamos ante el principio del final de esta Presidencia, la elección intermedia ha dejado ver una luz que hace dos años parecía impensable: la conformación de una resistencia plural y creciente que invita a soñar con el fin de una era.

Facebook: Antonio Salgado Borge
Twitter: @asalgadoborge
Email: [email protected]

1 https://www.nytimes.com/2018/08/23/us/randolph-county-georgia-voting.html?module=inline
2 https://www.wired.com/story/georgia-voting-machine-issues-heighten-scrutiny-brian-kemp/
3 https://www.washingtonpost.com/politics/2018/11/04/racist-magical-negro-robo-call-oprah-targets-stacey-abrams-georgia-governors-race/?utm_term=.d5c6eeafee35
4 https://www.nytimes.com/elections/2016/results/kansas-president-clinton-trump
5 https://www.theguardian.com/us-news/2018/nov/05/trump-ally-kris-kobach-donations-white-nationalists
6 https://news.gallup.com/poll/203198/presidential-approval-ratings-donald-trump.aspx
6 https://poll.qu.edu/national/release-detail?ReleaseID=2568
8 https://www.sinembargo.mx/07-11-2018/3494630
9 https://www.theguardian.com/us-news/2018/nov/07/trump-warlike-response-democratic-house-midterms
10 https://www.newyorker.com/news/our-columnists/make-no-mistake-the-midterms-were-a-democratic-victory-and-a-rebuke-of-trump?fbclid=IwAR169ZyZi6pfoNeQ9Ij_1lM5L35DPXV3njLBwVsSpXLncJYr3JfYqX64vQ0
11 https://www.washingtonpost.com/world/2018/11/07/how-explain-someone-living-abroad-that-democrats-can-have-over-million-more-senate-votes-still-lose/?fbclid=IwAR2sEJNLWYs_QMiYDFEPdS3rBz9AuObSkLNdRCGWGT1UutGGmESKs7clV5k&utm_term=.67e711ee4109
12 https://www.nytimes.com/interactive/2018/11/07/us/elections/house-exit-polls-analysis.html

Antonio Salgado Borge
Candidato a Doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo). Cuenta con maestrías en Filosofía (Universidad de Edimburgo) y en Estudios Humanísticos (ITESM). Actualmente es tutor en la licenciatura en filosofía en la Universidad de Edimburgo. Fue profesor universitario en Yucatán y es columnista en Diario de Yucatán desde 2010.

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