Delcy Rodríguez: el agotamiento del discurso autoritario

10/02/2016 - 12:00 am
¿Qué argumentos presenta Venezuela? Más allá de llamar a la oposición “apátrida” y “terrorista” y de acusar a México de atender “órdenes imperiales”. Foto: EFE.
¿Qué argumentos presenta Venezuela? Más allá de llamar a la oposición “apátrida” y “terrorista” y de acusar a México de atender “órdenes imperiales”. Foto: EFE.

Más allá de nuestras preferencias políticas, el mantenimiento de la democracia en un país también es interés de sus vecinos. También esto aplica en sentido opuesto: una nación puede llegar a difundir un sistema de gobierno específico, incluso de corte autoritario, en los Estados cercanos si conviene a su interés.

Por otra parte un país con régimen autoritario buscará por toda vía mantenerse cerrado al escrutinio exterior. Sea por un real o supuesto “imperialismo” externo que conspirar constantemente contra la nación, o por la excusa de que cada Estado es distinto, el aislacionismo se defenderá hasta en el texto constitucional si es posible.

Eso nos pasó en México. Conforme el régimen perdía vigencia y fuerza a lo largo de los ochenta, en 1988 se incorporó la Doctrina Estrada en el artículo 89. Este precepto, que es una derivación del derecho internacional tras la segunda guerra mundial y que promovía originalmente la autodeterminación de los pueblos, se entendió como cerrazón: nuestro país no opinará sobre otras naciones y ellas tampoco están autorizadas a opinar sobre nosotros.

Sin embargo, a los pocos meses el gobierno tuvo que retroceder. El avance de las oposiciones y la apertura comercial forzaron un proceso para democratizar el país. La razón: un proceso de integración comercial como el TLCAN requería de condiciones democráticas mínimas por esa razón se tuvieron que aceptar medias como los observadores internacionales.

Venezuela luce como nosotros hace casi treinta años. Después de haber formado un bloque de regímenes autoritarios en Iberoamérica, el bolivarismo comienza a entrar en crisis. Y en vez de abrirse, el gobierno de Maduro busca aferrarse a una legitimidad que se erosiona a pasos agigantados a través de movilizar las filias y fobias del chavismo.

En este sentido sorprenden los tuits que el pasado lunes 8 publicó la canciller venezolana Delcy Rodríguez tras la entrevista que sostuvo su par mexicana, Claudia Ruiz Massieu, con Lilian Tintori, esposa del opositor Leopoldo López. Se transcriben textualmente:

  • Canciller @ruizmassieu se hace eco de campaña apátrida contra Venezuela violando el Derecho Internacional q rige relaciones internacionales
  • La Canciller @ruizmassieu apoya acciones terroristas en Venezuela y olvida las terribles violaciones a los DDHH ocurridos en su país
  • Fliares de 43 normalistas desaparecidos en Méjico y los miles encontrados en su búsqueda tendrán el mismo apoyo dla canciller @ruizmassieu ?
  • Rel intern están basadas en el debido respeto entre los Estados soberanos.Lamentamos q la canciller @ruizmassieu atienda órdenes imperiales

Sin duda México tiene un problema grave y apremiante en materia de derechos humanos y la tragedia de Iguala es sólo el caso más visible a nivel internacional. Pero también es cierto que estamos abiertos al escrutinio y de otros países y aunque a veces a regañadientes se toman consejos. El reto es avanzar, no volverse a aislar. Tampoco esto es una excusa para promover valores democráticos.

¿Qué argumentos presenta Venezuela? Más allá de llamar a la oposición “apátrida” y “terrorista” y de acusar a México de atender “órdenes imperiales”, se refugia en una táctica falaz: no importa como esté Caracas, México no tiene autoridad moral.

Por más romántico que suene el chavismo y demás discursos reivindicatorios, en ese espejo nos veíamos hace no mucho tiempo. El camino hacia adelante va por la libertad, la tolerancia y el libre intercambio de ideas siempre respetando al oponente.

Fernando Dworak
Licenciado en Ciencia política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y maestro en Estudios legislativos en la Universidad de Hull, Reino Unido. Es coordinador y coautor de El legislador a examen. El debate sobre la reelección legislativa en México (FCE, 2003) y coautor con Xiuh Tenorio de Modernidad Vs. Retraso. Rezago de una Asamblea Legislativa en una ciudad de vanguardia (Polithink / 2 Tipos Móviles). Ha dictado cátedra en diversas instituciones académicas nacionales. Desde 2009 es coordinador académico del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa del ITAM.
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