TDAH: un trastorno real, tratable y con más de un millón de diagnósticos en México

10/07/2016 - 12:03 am

¿No existe?, ¿es hereditario?, ¿es sólo para niños?, ¿es un problema de crianza? Existen muchos mitos alrededor del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, expertos los desmienten.

Por Judith Ureña, Agencia Conacyt

Imagen: Shutterstock
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Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo).– A nivel mundial, entre 1.2 y 7.3 por ciento de la población padece el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) el cual se encuentra clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un trastorno mental.

De acuerdo con el doctor Óscar Sánchez Guerrero, médico con maestría en psiquiatría infantil y de la adolescencia, quien trabaja en el Instituto Nacional de Pediatría (INP), no hay diferencia entre “trastorno” o “enfermedad”, se trata de una cuestión meramente práctica dentro del argot médico con la que se especifica si existe una causa clara que lo provoca o no. Es decir, no hay una especificidad en la causa, pese a tantas investigaciones al respecto.

Debido a la influencia de la psiquiatría norteamericana en el mundo, reconoce el doctor Óscar Sánchez a la Agencia Conacyt, la Asociación Psiquiátrica Americana editó un documento denominado Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), en el cual se incluye un apartado  de Trastornos por Déficit de Atención y Comportamiento Perturbador, conformado por el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), trastorno negativista y desafiante (TND) y trastorno disocial (TD).

Pese a toda esta clasificación, la OMS admite que “los sistemas de salud todavía no han dado una respuesta adecuada a la carga de trastornos mentales; en consecuencia, la divergencia entre la necesidad de tratamiento y su prestación es grande en todo el mundo”

A nivel local, la Secretaría de Salud (SSa) cuenta ya desde hace varios años con algunas guías de apoyo para entender e identificar distintos trastornos mentales, una de ellas es su Guía clínica para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, en la que señala que esta es una condición neuropsiquiátrica, multifactorial, que inicia en la infancia y cuyas principales características son la dificultad para poner atención, hiperactividad e impulsividad, mismas que pueden prevalecer hasta la edad adulta, lo que puede repercutir en actividades académicas, laborales y sociales.

Datos de la SSa señalan que, a nivel mundial, hay entre ocho y 12 por ciento de niños y adolescentes con este trastorno. En México se estima que hay aproximadamente 33 millones de niños y adolescentes, de los cuales 1.5 millones podrían ser diagnosticados con TDAH. No obstante, según la doctora María del Pilar Poza, adscrita al Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro, 70 por ciento de las personas bajo esta condición no recibe atención ni tratamiento, lo que con el tiempo puede derivar en depresión y ansiedad, esto, a su vez, en adicciones como alcoholismo, drogadicción e incluso vandalismo.

¿QUÉ ES?

Se trata de un problema del neurodesarrollo, es decir, son alteraciones que afectan el correcto desempeño del cerebro, particularmente en las conexiones de las neuronas que ayudan al desarrollo de todas las tareas de la vida cotidiana. Se sabe que existen factores genéticos involucrados, pues es un trastorno que cuenta con 75 por ciento de heredabilidad, así lo aseguró el doctor Juan Carlos Pérez Castro Vázquez, quien es director general de Proyectodah y vicepresidente de la Fundación Cultural Federico Hoth, A.C.

El doctor Óscar Sánchez puntualiza que es un problema conductual en los niños bastante viejo, puesto que los primeros reportes se remontan a finales del siglo XIX, pero es hasta principios del XX que comienza a tomar forma la cuestión diagnóstica y psicomatológica para explicar el TDAH. “Parece ser un problema madurativo del cerebro, esto es, un problema del neurodesarrollo”, afirma el psiquiatra.

¿CÓMO DIAGNOSTICARLO?

Algunos de los materiales que utilizan en el Proyectodah. Foto: Conacyt
Algunos de los materiales que utilizan en el Proyectodah. Foto: Conacyt

De acuerdo con Pérez Castro, el TDAH afecta principalmente la conducta y el desempeño académico o aprendizaje del menor. No obstante, para poder llevar a cabo un diagnóstico es importante descartar, antes que nada, afectaciones psicológicas tras algún cambio abrupto en la vida de un niño como un divorcio, por ejemplo.

Una vez que se descarta lo anterior, se analizan posibles problemas médicos como la epilepsia, que podrían ser un distractor para diagnosticar correctamente al niño con TDAH.

Pero si tras análisis médicos no hay presencia de ninguna enfermedad, el titular de Proyectodah señala que el siguiente paso sería estudiar la intensidad y duración de los comportamientos, algo que se hace evidente a los ojos de todos: padres de familia, profesores, personas externas, otros miembros de la familia, etcétera.

Es decir, cuando un comportamiento tiene como denominadores comunes: intensidad, frecuencia, duración y afectaciones en la calidad de vida de las personas, son elementos que sirven de “focos rojos” para determinar si se trata de TDAH, puntualiza el especialista.

Pueden existir conductas impulsivas como mentir recurrentemente, agredir físicamente a sus compañeros de la escuela, o realizar acciones peligrosas sin medir el riesgo.

El psiquiatra infantil y neuropediatra son los expertos que pueden apoyar a cualquier persona que sospeche que su hijo padece o presenta síntomas del TDAH. Uno de los avances sobre este problema es que no siempre es necesario ir al hospital psiquiátrico para el diagnóstico, actualmente en la Ciudad de México basta con acudir a cualquier centro de salud, muchos de los cuales están siendo capacitados por miembros de Proyectodah, para que cuadros que no sean tan complicados puedan recibir atención desde ese primer nivel.

EVIDENCIA CIENTÍFICA

De acuerdo con el doctor Óscar Sánchez, existe evidencia radiológica y estructural de que hay modificaciones en la maduración cerebral de los niños y esto perjudica las capacidades cognitivas y de control de los impulsos particularmente, ya que se afecta una serie de sustancias que sirven como facilitadores de concentración o atención, como la dopamina y la noradrenalina (mejor conocidas como neurotransmisores).

Hay evidencia genética de que las personas que padecen TDAH tienen los genes que producen la transmisión de esas sustancias, empero, esas evidencias no son aplicables a “la clínica de todos los días”, es decir, no existe un estudio de sangre que permita medir los niveles de dopamina o noradrenalina porque, aunque tienen afectaciones cerebrales, los resultados son conductuales.

Por tanto, aunque los estudios actuales sí reconocen alteraciones estructurales del cerebro, cambios en el grosor de algunas zonas, variaciones en la respuesta cerebral por la falla en la utilización de los neurotransmisores, el diagnóstico de este problema sigue siendo clínico, esto quiere decir que el médico tiene que ver lo que está pasando con la conducta del niño, descartar otros padecimientos que pudieran confundir los síntomas y evaluarlo directamente para poder determinar si cumple con los criterios de ser inatento, hiperactivo e impulsivo.

Si bien es cierto que un niño puede ser diagnosticado desde edad preescolar, los rangos más frecuentes son desde los 6-7 años y con base en el propio DSM-5 (en donde también se establecen los criterios diagnósticos) se señala que se puede empezar desde pequeños hasta los 12 años para poder detectar incluso el problema en los adultos.

Ahora se sabe que si el adulto cuenta con un coeficiente intelectual elevado, puede aprender a modificar algunas conductas por sí mismo para intentar contener los efectos negativos, pero el trastorno está presente.

El TDAH se presenta con mayor frecuencia entre niños, pues de acuerdo con la epidemiología, por cada tres a cinco niños hay una niña con la enfermedad; sin embargo, en los adultos la prevalencia es 1:1.

EL TRATAMIENTO

Una vez diagnosticado el TDAH, el tratamiento más recomendado (por ser el que cuenta con mayor evidencia científica hasta el momento) es el que se conoce como “tratamiento multimodal” que, como su nombre lo indica, involucra varios aspectos a atender: psicoeducación de los padres (dotar de información accesible basada en investigaciones científicas y brindar estrategias de crianza); terapia psicológica (cognitivo-conductual, aquella que ayuda a modificar positivamente comportamientos) y, finalmente, el tratamiento farmacológico (el menor medicamento posible, la menor dosis posible y el menor tiempo posible, subraya el doctor Óscar Sánchez).

Este tratamiento también es aprobado por el doctor Sánchez Guerrero, quien lo califica de “integral” y que, como en cualquier otra enfermedad, depende de si el trastorno es leve, moderado o severo. Por tanto, casi en todos los casos en que el paciente es medicado, debe complementar el tratamiento con los otros aspectos, porque sino no habrá verdaderas mejoras.

En el tratamiento multimodal se tienen que involucrar papás, psicólogo, médico e incluso los profesores, a quienes se les debe capacitar para atender correctamente a las personas que sufren de TDAH, de ahí el concepto de multimodal. Si solamente se recurre a la terapia psicológica, no se va a resolver el problema, solo se contendrán algunas cosas, lo mismo pasa si solo se educa a los papás o se opta exclusivamente por la medicación, coincide Pérez Castro.

Por lo anterior, se “necesita la suma de estos elementos para poder apoyar en toda la magnitud del problema, no solamente al paciente sino al entorno en el que se está desenvolviendo. A veces el entorno es el que hace que sea más severo el impacto negativo del trastorno”, subrayan los expertos.

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