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El nuevo titular de SSP-Veracruz fue el jefe directo del delegado preso por el caso Tierra Blanca

10/08/2016 - 6:33 pm

José Nabor Nava Holguín fue nombrado este día titular de Seguridad Pública en Veracruz. Y aunque su anterior jefe, Arturo Bermúdez Zurita, negó conocer los antecedentes de Marcos Conde, ex delegado de la corporación y encarcelado por el asesinato y desaparición de cinco jóvenes de Tierra Blanca, las ligas de con él son claras: cuando Nabor Nava se desempeñaba como encargado de la Subsecretaria de Operaciones de la SSP, era el jefe directo del mando policiaco relacionado con el Cártel de Jalisco Nueva Generación. BlogExpediente tuvo acceso a los documentos en el que acusan a Conde de asesinatos y de usar su cargo para apoyar al grupo criminal y que muestran como en tiempos de Bermúdez la dependencia se convirtió en un centro para reclutar criminales.

Por Miguel Ángel León Carmona

Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).- “Al rancho ‘El Limón’ llegaba a quien le apodaban ‘Conde’, acompañado de cinco o seis policías estatales que se trasladaban en patrullas de la SSP. Había ocasiones que llegaban en vehículos particulares. Nos llevaban a personas que ellos mismos levantaban, nos decían que eran ‘efectivos’ y ya después eran ejecutados por ‘El Flaco'”.

Lo anterior es un extracto de declaraciones de la Carpeta de Investigación 27/2016. Tres civiles detenidos por la Policía Federal, que a la hora de rendir su declaración ante la Fiscalía General de Estado se presentaron como integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Los señalamientos, apuntan hacia el ex Delegado de la Policía Estatal Región VIII en Tierra Blanca, Veracruz, hoy recluido en el penal de Cosamaloapan por la desaparición forzada de los cinco jóvenes de Playa Vicente: José Benítez de la O, Bernardo Benítez Arróniz, Alfredo González Díaz, Mario Arturo Orozco Sánchez y Susana Tapia Garibo.

Conde Hernández, predilecto de Arturo Bermúdez de entre los 22 delegados de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. En base en la versión de los imputados, no sólo tenía pacto con el crimen organizado; en contubernio asesinaban extrajudicialmente y de manera sistematizado, con el escudo de la impunidad.

Bermúdez Zurita, en medio del escándalo a nivel internacional por las evidencias gráficas de cómo elementos de su corporativo privaron la libertad de los cinco jóvenes, aseguró no haber tenido la oportunidad de conocer de cerca a Marcos Conde, escudado en que había dos cargos antes que él que servían de interlocutores.

El superior directo de Conde Hernández era en ese entonces José Nabor Nava Holguín, encargado de la Subsecretaria de Operaciones, brazo derecho de Bermúdez Zurita; hoy encargado de la seguridad en Veracruz, hasta el término del gobierno del priista, Javier Duarte de Ochoa, tras la renuncia de Arturo Bermúdez en días pasados.

 

LOS ESTUCHES: VERDUGOS DEL “CAPITÁN TORMENTA”

A siete meses de la desaparición forzada de los muchachos de Tierra Blanca, con 21 detenidos (ocho policías y trece civiles ligados al CJNG) se expone la versión de tres declarantes, de entre 19 y 25 años, quienes confirman la alianza con los “Estuches”, manera en que se referían a los estatales a la hora de ejecutar las llamadas limpias.

“El Kuini” (hoy preso) era el encargado del grupo. Él nos avisaba cuando íbamos a tener visita de “Los estuches”, quienes llevaban a “Los becerros”, (manera cómo se refieren a las víctimas). La estatal la lleva con el Cartel Jalisco Nuevo Generación, al que yo pertenezco”, asentado en la ampliación de denuncia de la Carpeta de Investigación 27/2016.

De acuerdo con el declarante número 2, “Los “becerros”, o también llamados “paquetes”, eran presuntos vendedores de droga, secuestradores, violadores, elementos contrarios; cientos cayeron, uno a uno, en el rancho “El Limón”, vinculado a Francisco Navarrete Serna, preso e investigado por vínculos con el crimen organizado.

Versión estremecedora para el imaginario y coincidente con los hallazgos de la Policía Federal y la Fiscalía General del Estado en el rancho “El Limón”, quienes sometieron a pruebas clínicas por lo menos 3 mil fragmentos óseos.

Se ignora, hasta la fecha, si alguno de los perfiles genéticos haya coincidido con las decenas de desaparecidos en la Cuenca del Papaloapan y la carretera federal Ciudad Alemán-Sayula, conocida como La Ruta de la Muerte, debido a la reincidencia delincuencial.

En tanto, el tercer detenido especifica en su declaración, “yo nunca conocí a quienes le hacían de halcones, lo que sé es que con la Policía Estatal de Tierra Blanca no había problema alguno, los llamábamos ‘Los Estuches’, para distinguir que se trataba de la Estatal, pues con los demás policías si había que estar al pendiente”.

 

EL PODER DEL COMANDANTE CONDE

Aunado a la declaración de los tres civiles, se suma la historia de un testimonio anónimo, quien, asegura, la presencia de Marcos Conde ponía a temblar a los mismos policías, debido a sus relaciones en la Secretaría de Seguridad Pública.

“Una vez, en el municipio de Isla, capturamos a una bandita de narcomenudistas, los chavos estaban desarmados y aún así se les dio fin a todos. Cuando llegó el Marcos Conde uno de los chamacos se comenzó a mover y a quejar. El comandante aterrorizó a todos: sacó su escuadra y le pegó el tiro de gracia. Nadie dijo nada”,

Lo peor vino después, cuenta el entrevistado: “Sacó su radio y dictó la orden; “¡Traigan un helicóptero y armas!”. El helicóptero llegó en un rato y sembramos el armamento a los muertitos.

“Cuando llegaron los de Servicios Periciales, policías ministeriales y personal del ministerio público, el comandante dijo que ya podían levantar todo. En los medios se publicó un fuego cruzado con victoria para la SSP”, sentencia la voz frotándose las manos.

Acciones, como la anterior, llevó a los presidentes de los municipios de Playa Vicente y Rodríguez, Abdón Márquez Márquez y Amanda Gasperín Bulbarela, respectivamente, a solicitar a Arturo Bermúdez Zurita el cambio del comandante Marcos Conde Hernández.

El mismo Rubén Pérez Hernández, uno de los ocho policías aprisionados, declara que el comandante Conde discutió con Abdón Márquez: “Le dijo al comandante que para poder entrar a Playa Vicente debía de pedir permiso. El delegado nos dijo que él iba a entrar al pueblo las veces que fueran necesarias. Que no tenía por qué pedir permiso a nadie”.

Por su parte, el presidente de Playa Vicente acepta que nunca aprobó la manera de trabajar del entonces delegado del distrito de Rodríguez Clara. “Una vez golpeó a seis jóvenes; los desnudó, los rapó, les quitó las cejas y los vino a votar frente al palacio municipal”.

“Este señor colocaba retenes en el pueblo y detenía a muchas personas de manera irregular. Yo mismo le dije a Bermúdez Zurita que lo removiera, pues trataba como delincuente a todo mundo”.

LAS ACUSACIONES VIENEN DE POLICÍAS Y CRIMINALES 

Finalmente se expone parte de la declaración del octavo policía detenido, Rubén Pérez Hernández, donde un presunto exterminio en contubernio se narra y además coincide con las versiones de policías y miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación.

Ante las preguntas especiales que realizó el ministerio público, en la Ciudad de Xalapa, Rubén Pérez Hernández contestó ante la Fiscal novena, Verónica Zavaleta García:

Que diga el declarante si sabe quién o quiénes participaron en la privación de las personas, José Benítez de la O, Bernardo Benítez Arróniz, Alfredo González Díaz, Mario Arturo Orozco Sánchez y Susana Tapia Garibo?

Respuesta: Sí. Todos; los siete escoltas de Marcos Conde.

Que diga el declarante si en algún momento Marcos Conde Hernández le pidió que participara en alguna desapreció forzada? Respuesta: Sí. Sólo esta vez.

Fue en el día 62 de la investigación, cuando Pérez Hernández declaró el presunto fin de los cinco jóvenes plagiados por policías subordinados de Arturo Bermúdez Zurita. La relatoría de un exterminio sistemático; ejecuciones extrajudiciales, practicadas en campos donde los derechos humanos no existieron.

 

ALIANZA CON EL CÁRTEL JALISCO 

Reyes Hermida fue claro y dictó la orden a Ruiz Tecalco: “Muévanse de ahí y pásense más adelante porque en la gasolinera hay cámaras de vigilancia”. Entonces avanzaron unos metros en caravana: adelante, el jetta color gris con los muchachos de Playa Vicente, seguidos de la unidad de policía y hasta atrás una camioneta color blanca de doble cabina.

Los dos primeros vehículos intercambiaron copilotos. Al joven José Benítez lo movieron a la patrulla y un elemento se cambió al Jetta color gris y dictó indicaciones a Mario Arturo Orozco Sánchez.

Avanzaron hasta una vulcanizadora a orilla de la carreta Tinaja – Ciudad Alemán. El convoy dobló a la derecha en una calle de terracería. En un lugar solitario se detuvieron y trasladaron a la parte trasera de la unidad policial a los cinco jóvenes intervenidos.

“Recuerdo que uno de ellos llevaba barba de candado, todos tenían el cabello corto y la muchacha era delgada, de cabello como güero. Dijeron que venían de una fiesta en Veracruz y que iban para su casa a Playa Vicente. A dos de ellos les colocaron esposas”, dicta el detenido.

Entonces, Reyes Hermida indicó a Otoniel Cruz y a Rubén Pérez que manejaran el vehículo de los jóvenes. Salieron nuevamente en caravana, pero ahora con rumbo a la comunidad de El Amate, al rancho de Mata Trapiche o “El Limón”, propiedad del presunto capo de Tierra Blanca Francisco Navarrete Serna.

“Íbamos nuevamente por el Chedraui, donde detuvieron a los muchachos por primera vez, ahí me llamó Reyes Hermida a mi número celular 2292212523, y me dijo que lo esperáramos en el rancho Las Torres”.

“Avanzamos con rumbo a La Tinaja, entramos a una terracería del lado derecho, pasando por una gasolinera. Llegamos hasta una curva y dimos vuelta en U, ahí nos paramos. En el Rancho Las Torres, donde nos había indicado Reyes Hermida, la mano derecha de Marcos Conde.

Otoniel Cruz y Rubén Pérez esculcaron la cajuela del vehículo Jetta color gris, propiedad de Mario Arturo Orozco Sánchez. “Encontramos unas mochilas que tenían ropa, perfumes y un reloj. También estaban unas rosas. Pero no encontramos nada malo”.

“Al poco rato llegó Reyes Hermida, pero él a bordo de una camioneta Mazda color gris CX7. Me dijo que me fuera con él y a Otoniel le dijo que s #101; fuera a Paso del Toro por la libre, que allá lo encontrábamos”.

El vehículo Mazda avanzó hacia la entrada conocida como La Campesina, entrando por un camino de terracería hasta unos cañales, donde un elemento policial, sin especificar el declarante, les indicaba el lugar exacto donde se encontraba la patrulla con los jóvenes detenidos.

“La unidad estaba metida entre cañales. Tenían acostados en el monte, boca arriba a los muchachos. Tenían las manos atadas a la espalda. A la muchacha la tenían en la cabina de la camioneta, a ella no la habían golpeado”.

Los policías bajaron el respaldo del asiento trasero. Subieron a los jóvenes por la parte trasera del vehículo, uno por uno. Los sentaron con las piernas encogidas a nivel del pecho, con las manos atadas a la espalda. Dos en cada lado del compartimento trasero. Reyes Hermida ordenó a Rubén Pérez que condujera el vehículo, mientras él compartía asiento con Susana Tapia Garibo, la menor de edad, en el lado del copiloto.

Avanzaron por la carretera federal con rumbo a la Tinaja. Hasta la desviación de Joachín, comunidad terrablanquense. “Doblé hacia la derecha y me indicó que avanzara despacio para que no nos fuéramos a perder. Reyes Hermida me iba dando las indicaciones”.

“Pasamos dos puentes hasta llegar al rancho de Mata Trapiche, el Rancho ‘El Limón’. Yo ya conocía ese lugar porque ya había ido en dos ocasiones con el comandante Marcos Conde”.

Rubén Pérez estacionó la camioneta Mazda color gris hasta una galera de lámina, según indica el declarante, ahí ya esperaban seis personas del sexo masculino, que no rebasaban los 25 años. Seis verdugos que Rubén Pérez no se atreve a delatar. Quienes abrieron la portezuela de la camioneta, bajaron a los jóvenes atados de manos y luego los metieron a un cuarto de torturas.

 

“YO VI CUANDO MATARON A LOS CHAVOS”

“A todos los metieron a un cuartito, los iban sacando uno por uno y les comenzaban a golpear con cinturones en el pecho y en la espalda, preguntándoles para quien trabajaban”

De acuerdo con la declaración de Rubén Pérez Hernández, a los chicos los sacaron de la galera de lámina. Los hicieron caminar en dirección recta, hasta llegar a la parte baja del terreno, junto a un arroyo que desemboca en el río Blanco.

“Mi compañero y yo nos paramos desde un lugar donde se podía ver todo lo que les hacían, vimos cuando acostaron a los jóvenes boca abajo, incluyendo a la muchacha…Todos murieron desnucados”.

“Cerca de donde estaban, allá abajo, habían dos tambos metálicos, con capacidad de 200 litros. Entonces escuché cuando gritaron “Traigan el diesel”, y pues pienso que los quemaron. Yo mejor le dije a mi compañero que nos fuéramos”.

Según declara Rubén Pérez Hernández, regresaron por el kilómetro 16 por la carretera La Tinaja – Tierra Blanca. En un lugar llamado La Capilla, donde recogió a Otoniel Cruz, quien había abandonado el Jetta color gris, donde viajaban los jóvenes.

Los exelementos policiales regresaron a Tierra Blanca alrededor de las 22:00 horas. Después de haber presenciado una presunta masacre, saciaron su apetito: “Pasamos por la cena y terminamos en la delegación de Tierra Blanca. Ya después nos pusimos a platicar”.

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