El centenario del nacimiento de Mathias Goeritz en 2015 y su 25 aniversario luctuoso fueron el pretexto para revisar la trayectoria de un personaje que impresionó profundamente en la vida cultural y artística de México durante la segunda mitad del siglo pasado, al introducir ideas vanguardistas cuya influencia está vigente en las prácticas contemporáneas del arte.
Por Alejandra Guerrero Esperón
Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).- Preparar y publicar dos números de la revista dedicados a la vida y obra del alemán Mathias Goeritz fue como descubrir una mina de oro para el equipo editorial de Artes de México; acercarse y profundizar en la trayectoria de este multifacético personaje invariablemente trajo consigo el enriquecimiento de la mirada, del pensamiento y de la sensibilidad.
Fue a partir de la afortunada complicidad de la joven y entusiasta coordinadora Mariana Méndez que comenzó la lectura de textos fundamentales escritos por y sobre Goeritz; la visita a los archivos y colecciones que resguardan su obra y su memoria; la revisión del material visual, un vastísimo universo iconográfico: bocetos, piezas artísticas, catálogos, carteles, fotografías de sus obras, de sus procesos creativos, de su vida pública y privada. En esta diversidad de documentos, se registraban no sólo la impecable producción artística e intelectual de un hombre, sino también una historia personal por demás interesante y cautivadora.
Mathias Goeritz dedicó su vida al arte y los vínculos personales y profesionales que construyó en el camino gravitaron siempre en torno a la creación.
Una clara muestra de ello son las aportaciones —en ambas publicaciones— de quien fue su alumna, amiga, esposa y, por último, compañera de vida: Ida Rodríguez Prampolini. La célebre historiadora del arte dibuja un nítido retrato del artista, de sus pasiones, reflexiones y obsesiones. La precisión de sus trazos permite una lectura más cercana y certera del artista multifacético que lo mismo exploraba el dibujo, la pintura, la escultura que la arquitectura, la poesía visual y un largo etcétera.
Ida narra la creación de la Escuela de Altamira, su llegada a México, la resistencia e incluso los ataques que sufrió por parte de algunos muralistas y artistas que no comulgaban con sus ideas novedosas; además, pone los puntos sobre las íes en un tema polémico, la autoría de las Torres de Satélite, una colaboración, entre muchas más, que tuvo con el arquitecto Luis Barragán por más de veinte años y que finalmente terminó por enemistarlos.
LAZOS ENTRE VIDA Y OBRA
Un ejemplo más de los lazos entre su vida y obra se hace evidente en el artículo de Leonor Cuahonte sobre la primera esposa de Goeritz: la fotógrafa Marianne Gast. La obra de Marianne tiene un mérito propio que ha quedado a la sombra de Goeritz, quien no reconoció su relevancia sino hasta después de su muerte; rememorar su trabajo y mostrar su calidad era fundamental. Es, además, gracias a la lente de esta discreta artista que se cuenta con un registro amplio de la producción de Mathias Goeritz desde sus obras tempranas, hasta las creaciones que lo inmortalizaron.
Destaca la serie fotográfica en el Museo Experimental El Eco, donde documentó su construcción y los primeros performances que en él se llevaron a cabo; la construcción de las Torres de Satélite y un gran número de imágenes que registraron los procesos creativos, el ambiente intelectual y artístico en el que se desenvolvían y en los que Goeritz también construyó relaciones.
Algunas de estas complicidades se cuentan en las entrevistas hechas por Mariana Méndez a Carlos Petersen, una de las primeras amistades en el gremio arquitectónico que Mathias formó en Guadalajara y la realizada a fray Gabriel Chávez de la Mora, quien fue alumno de Goeritz en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, y posteriormente colaborador y defensor de su obra espiritual.
En este ámbito, también encontramos las aportaciones hechas por Ana María Rodríguez Pérez y Leticia Torres Hernández, quienes revisan su amplia y diversa producción religiosa y la evolución que tuvo en sus exploraciones, un legado que es reflejo de sus inquietudes espirituales.
Resulta paradójico pensar que una de las figuras que mayor impulso dio a la modernidad en el arte de nuestro país se tornara en un severo crítico que, parafraseando la revisión de Mariana Méndez de los conceptos de arte total y arquitectura emocional “anunciaba la crisis del arte justamente por la pérdida de la espiritualidad y la pobreza interior del hombre moderno”. La autora describe estos conceptos como una fiesta de los sentidos, y es en esta búsqueda del arte total que Goeritz alcanzó su cumbre: el Museo Experimental El Eco, un espacio que transformó la manera de percibir y concebir el espacio arquitectónico en integración con la escultura y la pintura. Daniel Garza Usabiaga abunda en los pormenores de esta emblemática obra de Goeritz y hace una revisión del concepto de integración plástica en diversos proyectos del artista, sus piezas de herrería, sus vitrales y luminarias.
La producción teórica de Mathias Goeritz también es de gran relevancia, reflejo de una inteligencia y formación académica destacadas que lo hacían un certero crítico del arte de su tiempo. Leonor Cuahonte hace una revisión de su voz plasmada en manifiestos, ensayos y textos que acompañaron, cuestionaron y enriquecieron su propia obra y la de sus contemporáneos. Algunas de sus teorías y reflexiones bien podrían considerarse vigentes en el quehacer artístico actual. Destacan entre ellos el Manifiesto de la arquitectura emocional, leído en la inauguración de El Eco, en el que habla de una nueva sensibilidad en la arquitectura, construida con fines estéticos pero también éticos; El arte oración contra el arte mierda, un texto crítico de las prácticas caóticas del arte contemporáneo, en donde todo puede ser considerado obra de arte y, finalmente, Estamos hartos, donde continúa, ahora en colectivo, las críticas al universo que rodea el arte contemporáneo superficial: sus actores, productores, representantes y críticos.
Siguiendo con su producción textual, una más de las exploraciones de Goeritz fue en el terreno de la poesía visual o concreta. El texto que aborda esta lúdica faceta del artista pertenece una vez más a una colaboradora y amiga cercana, Graciela Kartofel. La autora hace un recuento de las vicisitudes del arte concreto, sus creadores y su evolución. Estas creaciones poéticas no literarias, experimentaciones con letras, signos tipográficos, dibujos y formas, fueron parte de las inquietudes de Mathias; algunos fueron meros divertimentos intelectuales, pero también territorios poéticos en los que una vez más alcanzó una sensibilidad trascendente.
BREVES NOTAS SOBRE EL DISEÑO
En el proceso de diseño de la revista, abrevamos de la riqueza conceptual e iconográfica que descubrimos en la producción de Mathias Goeritz y buscamos que las páginas mostraran su obra en amplitud. Las fotografías aprovechan el espacio de dobles páginas o páginas completas para apreciar a detalle su peculiar estética, privilegian el diálogo y la tensión entre ellas. La presencia notable de los tonos dorados y el color negro en la obra del artista predomina en la paleta cromática de las portadas, las entradas de capítulo y los detalles visuales de los interiores. Para la composición de títulos, subtítulos, cornisas, secundarias, semblanzas y folios, se eligió una fuente tipográfica que tiene presencia en la poesía concreta del propio Goeritz: Futura. Los juegos de contraste, el tamaño y la posición dan a las entradas un carácter experimental inspirado en la estética moderna de sus creaciones.
Mathias Goeritz. Obsesión creativa.
Coordinación de Mariana Méndez–Gallardo.
Textos de Leticia Torres Hernández, Ana María Rodríguez Pérez, Leonor Cuahonte y Mariana Méndez–Gallardo.
Disponible en librerías y en esta página.
Mathias Goeritz II. Pasión por el espacio.
Coordinación de Mariana Méndez–Gallardo.
Textos de Ida Rodríguez Prampolini, Daniel Garza Usabiaga, Graciela Kartofel, Leonor Cuahonte y Mariana Méndez–Gallardo. Disponible en librerías y en esta página. Una sección curada por Artes de México para SinEmbargo
