El temible cara de niño

10/11/2013 - 12:00 am
Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet

Hay pocos insectos que reciben tanto odio de nuestro imaginario colectivo nacional como el Cara de niño, habitante común de los jardines domésticos. Este bichito cabezón con mandíbulas prominentes y cuerpo naranja con bandas negras en el abdomen que puede medir hasta 5 cm de longitud, tiene como nombre científico Stenopelmatus fuscus y se ubica en el Orden Orthoptera, al cual pertenecen también los grillos, los insectos hoja y los chapulines. A este pariente cercano de los grillos se le imputa todo tipo de acciones terribles sobre el ser humano, desde chicos nos amenazan con que son muy venenosos y pueden ser letales, incluso existe la leyenda urbana de que son terroríficos porque tienen dibujada la cara del diablo en el vientre. La verdad de las cosas es que los pobres demoníacos Cara de niño ni siquiera son carnívoros, se alimentan de raíces, de materia orgánica en descomposición y ocasionalmente de algún insecto. Es verdad que tienen mandíbulas muy fuertes pero no poseen glándulas de veneno, por lo que en el raro caso de que un temible Cara de niño mordiera a algún ser humano despistado, sí podrían ocasionar mucho dolor, y al ser animales que viven en la tierra, pudieran provocar una infección secundaria por las bacterias que viven sobre sus mandíbulas, sin embargo no pasaría de ahí y por supuesto que no son bichos mortales.

¿Por qué se les llama Cara de niño? La explicación más recurrente en la literatura se refiere a que estos bichos tienen una cabeza muy grande, desproporcionada con el tamaño corporal y desprovista de pelo. De ser esta la razón, ¿no debería llamarse más bien Cabeza de niño? En fin quedan dudas sobre la etimología del nombre común.

Los Stenopelmatus fuscus son de hábitos nocturnos, por lo que normalmente los encontramos temprano en la mañana o al atardecer y al igual que los grillos tienen la costumbre de generar un canto para buscar pareja, provocado por el frotamiento de la patas traseras contra su abdomen, a este canto en el lenguaje técnico se le conoce como estridulación. A diferencia de los grillos, se ha estudiado que los Cara de niño producen algunos sonidos cuyas frecuencias no son audibles para los seres humanos pero que si funcionan como comunicación entre ellos.

No son considerados plaga en cultivos agrícolas porque a pesar de ser comunes y de alimentarse de raíces, nunca aparecen en grandes números y probablemente sus poblaciones están controladas por sus depredadores (aves y ratones), y parásitos (hongos, bacterias o virus). Los Cara de niño viven casi todo el tiempo debajo de la tierra en madrigueras que cavan con sus poderosas mandíbulas y que pueden extenderse hasta 25 cm de profundidad. Su ciclo de vida es anual, los adultos se reproducen al aire libre al final del otoño y la hembra pone los huevecillos dentro de la madriguera en una cámara especial recubierta con una substancia parecida al papel. Las larvas eclosionan con el principio de la primavera y para finales del verano emergen los adultos de la nueva generación.

La distribución del género Stenopelmatus se concentra en la costa Pacífica de Norteamérica desde la Columbia Británica en Canadá hasta el centro de México. En inglés se les conoce como Potato bug porque al parecer son frecuentes en los sembradíos de papa y se alimentan con singular alegría de los tubérculos, y también se les conoce como Grillo de Jerusalén, el origen de este nombre es más incierto. Es interesante resaltar que está documentado que para los indios Hopi del Noroeste de los Estados Unidos, los Cara de niño o “Sö´sö` öpa” forman parte de su cosmovisión y aparecen representados en una katsina o muñeco ritual, simbolizando un corredor (1).

Este grupo de organismos no es exclusivo de América, tuvieron una radiación impresionante en Nueva Zelanda. Por allá son muy comunes y se reconocen 70 especies que pertenecen a la misma familia. Incluso se ha documentado que 20 de éstas se encuentran amenazadas o en peligro de extinción por la pérdida de su hábitat natural.. El nombre común que se les da en el país Maorí es de Weta. Los parientes kiwis del Cara de niño son mucho más grandes que los mexicanos, el Weta gigante llega a medir hasta 20cm (uno de los insectos mas grandes del mundo).

Una vez demostrada la inocuidad de los “temibles” Cara de niño, espero que las probabilidades de sobrevivencia de estos bichos ante el encuentro con un ser humano aumenten en nuestro país, y que no pasen a formar parte de la lista de las especies amenazadas como ocurrió con las neozelandesas.

1http://www.entsoc.org/pubs/periodicals/ae/ae-2005/Fall/Stoffolano.pdf

*Una versión previa fue publicada en La Jornada Michoacán

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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