Entrevista

Trump despertó a una bestia que no podrá contener, alerta Tony Payán

10/11/2016 - 10:00 pm

Donald Trump “desató a la bestia” de la división interna en EU y no podrá encerrarla de nuevo; además, cientos de miles de hispanos serán víctimas no sólo de las deportaciones masivas del Gobierno estadounidense sino del acoso, presión psicológica y tensión por parte de los grupos racistas de blancos que harán huir a los inmigrantes a una tierra de nadie, en donde les espera la muerte o ser reclutados por el crimen organizado, dice en esta entrevista Tony Payán, académico de la Universidad Rice, en Estados Unidos.

Ciudad de México, 10 de noviembre (SinEmbargo).– El panorama en Estados Unidos para los inmigrantes mexicanos y latinos no es nada alentador: deportaciones masivas, acoso a los hispanos por “cuasi milicias” de ciudadanos blancos legitimados por el discurso racista de su nuevo Presidente Donald Trump, obligarán a los que no caigan en las redadas de la policía a emprender un éxodo hacia México, donde caerán en las garras del crimen organizado y se enfrentarán a su peor pesadilla.

Este es uno de los escenarios que se avecinan tras la toma de protesta del republicano Donald Trump para el próximo 20 de enero. No es una exageración, el Presidente electo despertó a una “bestia” interna de la tensión racial y no se ve, hasta el momento, que tenga algún interés en calmarla, dijo en entrevista con SinEmbargo Tony Payán, director del Centro de Estudios sobre México del Baker Institute for Public Policy de la Universidad Rice, en Estados Unidos.

“No veo señales de que Trump haya empezado ningún tipo de operación cicatriz dentro de la Nación. No veo que haya hecho pronunciamientos para calmar los ánimos de esta gran lucha cultural que empieza, al contrario, no ha hecho nada. En su discurso de victoria no dijo nada. Mexicanos, centroamericanos, grupos de latinos, todos están en peligro de ser objeto de esta tensión racial, demográfica y cultural que se está dando en Estados Unidos. Trump debería salir y calmar los ánimos, pero no estoy seguro que sepa cómo hacerlo; que él entienda cuál es la bestia que despertó, el monstruo que creó y despertó. No estoy seguro que tenga la capacidad de volver a meterlo en el ánfora”, dice el investigador y académico.

La pesadilla para los inmigrantes podría empezar, en el peor de los escenarios, el mismo 20 de enero de 2017 cuando Donald Trump tome posesión y arribe a la Casa Blanca. Ese día, si él quiere, explica Payán, puede cancelar sin avisar al Congreso estadounidense el programa de residencia temporal “Acción Diferida” o “Dreamers” (DACA, por sus siglas en inglés) que beneficia a 750 mil jóvenes menores de 35 años, que llegaron al país de manera ilegal cuando eran niños y que les ha permitido estudiar, viajar y trabajar en Estados Unidos.

“Si ese programa se cancela, la vida de estos 750 mil, la mayor parte de ellos mexicanos, queda suspendida. No sabemos qué va a pasar con sus empleos, con su licencia de manejar, con su capacidad de movilidad, y ahora el Gobierno estadounidense tendrá toda la información de ellos en el sistema, localizables para ser deportados”, explica.

Trump además amenazó con incrementar con 5 mil los agentes a las brigadas que participan en las redadas para capturar indocumentados en sus lugares de trabajo, vecindarios y hogares. Con esa acción cientos de miles serían deportados inmediatamente durante los primeros meses de 2017.

“Lo que quiere decir que México se encontrará con cientos de miles de personas que van a ser desarraigadas de sus comunidades, sus familias, sus hijos, sus parejas, y van a terminar en la frontera, sin tener una estrategia para el aumento de individuos que pudiera ser deportados en los próximos años 2017 y 2018”, prevé Payán.

LA BESTIA QUE DESPERTÓ TRUMP

El académico explicó que el triunfo de Donald Trump es el resultado de una coyuntura de tensión cultural y demográfica en Estados Unidos. Más que una presión económica, las razones que llevaron al republicano a la Casa Blanca tienen que ver con una fuerte división entre la población.

No sólo los trabajadores blancos y la clase baja votaron por Trump, detalla. Lo hizo la clase media y media alta de las zonas rurales, que aunado al abstencionismo –más elevado este año que en la elección de 2004, 2008 y 2012–, logró que el martes 8 de noviembre fuera Trump, y no Hillary Clinton, el vencedor.

“Tenemos un país muy dividido con una serie de protestas en las calles, en todas las ciudades. Hay unas heridas abiertas en los jóvenes contra los viejos, las minorías contra los blancos, las zonas urbanas contra las zonas rurales; que me indican que esto no es un clivaje económico, sino que es demográfico, cultural”, explica.

Para llegar al poder el Presidente electo legitimó, empoderó, “envalentonó” y alentó a muchos movimientos antiinmigrantes, xenofóbicos, homofóbicos y misóginos que ya empiezan a salir del anonimato para convertirse en una pesadilla real para los hispanos.

Tony Payán argumenta que la población hispana vivirá en un miedo constante, sometida al acoso de “cuasi milicias” que surgirán para victimizar a los inmigrantes e indocumentados.

“En la frontera se darán situaciones más ásperas en el trato a los mexicanos. Hay que estar preparados; pudieran darse situaciones de maltrato, abuso no nada más en derechos humanos, sino en procesales”, detalla.

MÉXICO, TERROR DE INMIGRANTES

En ese escenario, la alternativa para los inmigrantes será regresar. No mudarse a Canadá, sino retornar a México por la presión psicológica y social, dice Payán.

“Uno no se da cuenta cómo los inmigrantes de este país viven en una enorme presión psicológica, una vida de tensión constante, una vida de inquietud. Muchos decidirán regresarse a México, incluso llevarse a sus hijos que pudieran ser ciudadanos estadounidenses y no arriesgar la separación de la familia. Pudiera darse un éxodo importante de familias mixtas, que tienen indocumentados, pero también ciudadanos y residentes”, explica el especialista.

Sin embargo, México no está preparado para recibir a los paisanos y mucho menos a los centroamericanos, para quienes “la travesía por México es realmente un terror, una pesadilla”; porque en el camino son abusados sin una sola garantía de que llegarán a Estados Unidos, agrega.

Activistas como el Padre Alejandro Solalinde Guerra y otros defensores de migrantes en el país han documentado la crisis humanitaria que viven los indocumentados a su paso por la Ruta del Migrante.

En junio de este año, activistas revelaron que desde 2015 operan las llamadas “guardias privadas de seguridad” del tren y de la vías que atraviesan el país de sur a norte a través de una empresa privada que tiene la orden de disparar a matar a todo lo que se mueva que no sea un vagón.

Leticia Gutiérrez Valderrama, directora y fundadora de Scalabrinianas Misión para Migrantes y Refugiados (SMR) sección México, reveló en junio pasado que las “guardias privadas” operan gracias a una compañía que ha cambiado en varias ocasiones de nombre y que se encargó de la seguridad privada de Enrique Peña Nieto cuando era Gobernador del Estado de México.

La compañía es originaria de Toluca, Estado de México y además de encargarse de la custodia del tren, también resguarda edificios públicos del Gobierno federal, así como parques y espacios públicos.

“Es una empresa que se ha estado cambiando el nombre y que tiene la encomienda de tirar a matar a todo lo que se mueva en el tren que no sea un vagón. La empresa se llama Cusaem [Cuerpos de Seguridad Auxiliar y Urbana del Estado de México], opera con el permiso de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Secretaría de Gobernación (Segob). Ahora los migrantes son perseguidos por la autoridad, el crimen organizado y la iniciativa privada”, acusó hace cuatro meses la religiosa.

De acuerdo con el Padre Alejandro Solalinde los migrantes son asaltados, secuestrados, reclutados, violados, asesinados y sepultados en fosas clandestinas ubicadas a lo largo de la ruta del migrante.

Por ello Tony Payán afirma que si México no establece una política migratoria “más generosa y abierta hacia los centroamericanos”, los abusos y el riesgo aumentarán.

“Si hoy un centroamericano está pagando 10 mil dólares porque lo lleven por México hacia Estados Unidos, el precio será de 15 y hasta 20 mil dólares, sin garantías de llegar y de que puedan transitar por México con libertad. Se tendrán que apoyar más en el crimen organizado, lo que fortalecerá a los grupos criminales de México”, precisa.

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