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Arnoldo Cuellar

11/06/2015 - 12:04 am

Guanajuato: lecciones de las elecciones

1.- El Gobernador El Gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez, se lo tomó personal, después del susto de 2012, cuando el entonces mandatario interino, Héctor López Santillana, tuvo un comportamiento caballeroso y mantuvo al gobierno casi neutral provocando que el PRI se acercara peligrosamente al PAN y que se perdiera una plaza como León. Esta vez […]

1.- El Gobernador

El Gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez, se lo tomó personal, después del susto de 2012, cuando el entonces mandatario interino, Héctor López Santillana, tuvo un comportamiento caballeroso y mantuvo al gobierno casi neutral provocando que el PRI se acercara peligrosamente al PAN y que se perdiera una plaza como León.

Esta vez desde las oficinas de palacio de gobierno se operó favor de los candidatos panistas con todo el aparato: encuestas contratadas con recursos públicos, funcionarios trabajando de la mano de los candidatos y la contratación de personajes como Juan Manuel Oliva, Mario Barrientos y Wintilo Vega, acudieron a sacar el agua donde se consideró que había riesgo, como en el caso de Celaya.

Miguel Márquez no quiso correr riesgo alguno y metió el acelerador a fondo. Funcionarios del gabinete con militancia panista apadrinaron distritos y municipios, el resultado está a la vista.

La próxima Cámara local contará con 19 o 20 diputados panistas, varios de ellos con fuerte personalidad y vasta experiencia. León e Irapuato tendrán alcaldes con presencia y bagaje político y administrativo.

Hasta hoy, el Gobernador no ha tenido mucha competencia en su partido y ha mantenido el liderazgo político, como lo prueba la operación que llevó a cabo, casi sin ayuda de su estructura partidista.

En el éxito está el riesgo. Al lograr una Cámara fortalecida en la segunda parte del mandato, así como alcaldes con posibilidades de crecer, el mandatario está generando entornos de competencia mediática y política que será necesario administrar.

Para ello, deberá cambiar radicalmente el estilo personal de gobernar, cerrado y casi autocrático, a uno más colaborativo. Además, se hace necesario un recambio en el gabinete para generar equilibrios. Espacios como la Secretaría de Finanzas, comandada por un contable anticuado y autoritario; y la Secretaría de Gobierno, donde se desempeña un jurista de buena fe y escasos recursos, evidenciarán sus debilidades en el nuevo entorno.

Márquez logró un éxito electoral indiscutible que ya le envidian el resto de los gobernadores panistas e incluso algunos priistas. Ahora el reto es administrarlo y conducirlo.

No tardarán las sirenas en empezar la dulce canción sobre la aventura presidencial, si no es que ya la iniciaron. Sin embargo, esa tonada deberá ir acompañada de un coro que no desafine y a partir del próximo otoño habrá nuevas voces, quizá demasiadas, que querrán ser solistas.

2.- El PAN

Acción Nacional obtuvo un  triunfo electoral que quiere lavar la afrenta del año 2012, cuando la conjunción de una elección presidencial que hundió a su candidata y el desprestigio de la saliente administración estatal, les arrebataron León y el control del Congreso.

Alrededor de 26 municipios, sobresaliendo los de mayor importancia económica y poblacional, y posiblemente 20 diputados, le regresan al PAN la hegemonía de que careció la primera parte del mandato de Miguel Márquez. Tienen ocho distritos electorales federales y en dos más se irán a recuento de votos.

Es una victoria en toda la línea, que no pueden presumir muchos gobernadores. ya no se diga aquellos donde el poder cambia de manos, como Nuevo León, Sonora o Querétaro; ni siquiera otros donde no se elegía gobernador como Jalisco, donde emergió Movimiento Ciudadano de la mano de Enrique Alfaro. O Puebla, donde el abierto precandidato presidencial que es Rafael Moreno Valle, vio sucumbir a algunos de sus hombres de confianza en diputaciones federales.

Y como la victoria tiene muchos padres, ya se oyen las voces que pretenden arrogarse el triunfo del domingo pasado como una victoria de estrategias de comunicación y de mercadeo político de la dirigencia estatal que encabeza Gerardo Trujillo, cuando en realidad los candidatos panistas de Guanajuato triunfaron cada uno por su esfuerzo individual y por el respaldo que se les ofreció desde el gobierno estatal.

¿Quién autorizó, por ejemplo, el regreso de Juan Manuel Oliva a la operación política? No fue otro que el propio Miguel Márquez. Difícilmente se puede ver a Gerardo Trujillo desafiando el gobernador para contratar a su antecesor como jefe encubierto de la campaña.

Por otra parte, el éxito de Oliva y compañía no fue solo atribuible a sus méritos, sino también a la enorme ineficacia de la dirigencia estatal del PRI que nunca logró articular a sus candidatos ni a sus patrocinadores en los diferentes cacicazgos priistas.

El PAN que ganó la elección de 2015 tiene nuevos actores y nuevos equilibrios políticos.

La corriente oficialista está unida en torno a Miguel Márquez, incluyendo la disciplina mostrada por Juan Manuel Oliva hacia quien fuera su subordinado y hoy es su jefe. Allí se incorpora por derecho propio Fernando Torres Graciano, además de un recién llegado cuya opinión empieza a escucharse: Diego Sinhué Rodríguez.

La corriente disidente, que ahora se aglutina en torno a Ricardo Sheffield y Mayra Enríquez, tiene un nuevo componente en Miguel Salim, recién llegado al maderismo con un entusiasmo casi adolescente.

En torno a Héctor López Santillana y los exalcaldes de León, comenzando por Carlos Medina Plascencia, surgirá una tercera vía de forma inevitable. No tienen mucha capacidad de operación política, pero manejan un discurso público que no puede ser ignorado.

En esa tesitura, la permanencia de Gerardo Trujillo al frente del PAN estatal se antoja complicada, sobre todo porque las escasas derrotas panistas le serán atribuidas, como en los casos de Guanajuato y Salvatierra.

En la capital del estado el jefe de la estrategia que naufragó frente a la orquestación de Francisco Arroyo no fue otro que Carlos Chavez, el hombre de confianza de Trujillo, quien manejó con manga ancha los recursos financieros de la dirigencia estatal, contrató proveedores y encuestadores y armó asuntos tan fallidos como la incorporación de la joven Alondra Luna a un evento de campaña de Ruth Lugo con Josefina Vázquez Mota.

En el caso de Salvatierra, la falta de previsión en torno a los coletazos del senador priista  Gerardo Sanchez, le arrebataron a Alejandrina Lanuza una ventaja de 10 puntos el día de la elección, cuando la candidata se encontraba totalmente confiada por las encuestas que le había llevado Chávez.

Cada candidato del PAN que ganó tiene claras dos cosas: fue su propio sudor y el de su equipo y el respaldo subrepticio de Márquez lo que les dio el triunfo. En esas historia, Trujillo no tiene nada que contar.

Con este marco, la renovación de la dirigencia estatal, antes de ir a la guerra de las urnas, pasará por el tamiz de un nuevo consejo de administración panista cuyo titular indiscutible es Miguel Márquez, de quien muy pronto se empezará a escuchar más en el escenario nacional, sobre todo de cara a la contienda ya iniciada por la dirigencia nacional, entre Ricardo Anaya y Margarita Zavala. Ya lo veremos.

Arnoldo Cuellar
Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981. Autor del blog Guanajuato Escenarios Políticos (arnoldocuellar.com).

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