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Ernesto Hernández Norzagaray

11/07/2020 - 12:05 am

Mi amigo Andrés Manuel

En definitiva, la visita de López Obrador a la Casa Blanca fue un éxito sea porque el T-MEC o por las señales enviadas a la oposición al proyecto de la 4T que ahora se queda huérfana de este aliado y tendrá que dirigir su búsqueda de alianzas en otra dirección.

Había suficientes indicios para pensar que en algún momento la situación podría salirse de control en cualquier momento por una sobre exposición mediática. Foto: Gobierno de México.

Debo confesar que no guardaba esperanzas de que el encuentro entre Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador transcurriera con la tersura que ocurrió en la Casa Blanca.

Había suficientes indicios para pensar que en algún momento la situación podría salirse de control en cualquier momento por una sobre exposición mediática. Basta recordar que unos días antes Trump había viajado a Arizona a un acto electoral y en su estadía en ese estado sureño viajó hasta la zona fronteriza para tomarse la foto del muro “qué habrá de pagar México”.

Esta idea que la compartían muchos mexicanos y estadounidenses se desvaneció cuándo el Presidente Trump se desbordó en menciones favorables para el Presidente mexicano al que llamó su amigo, su buen amigo.

Y esta deferencia de buen vecino permitió que a López Obrador le bajara la presión por lo impredecible de su interlocutor y se explayó con un discurso más largo que el de bienvenida de Trump y lo hizo pausado, firme, en la mejor tradición nacionalista y buena vecindad.

Trump acusó recibo de ese discurso que puso énfasis en personajes históricos del tamaño de Abraham Lincoln a Franklin Delano Roosevelt, pasando por George Washington, como ejemplo de buena amistad entre pueblos que han sido “vecinos distantes” por ello AMLO no dejó ir la oportunidad para señalar los momentos de desencuentro y agravios y reivindicar la figura del benemérito de la Américas Benito Juárez.

Hay, quienes, han dicho que se impuso en ambos lo mejor de la política internacional, que ambos se vieron como hombres de Estado, y quizá quienes lo afirman tienen razón, mal hubiera terminado si alguno de los dos mandatarios hubiera dicho lo que ha afirmado a los cuatro vientos sobre la relación bilateral.

Claro, Trump, tiene mucho que agradecer al Gobierno de López Obrador, porque este no se ha enfrascado en una disputa con el tema del levantamiento del muro sino lo ha manejado con mucha cautela acudiendo al derecho internacional.

También no es menor el apoyo brindado enviando a decenas de miles de miembros de la Guardia Nacional a la frontera sur para frenar la migración masiva centroamericana o la repatriación de ilegales de otros países a nuestra zona fronteriza.

Y, ante esto, Andrés Manuel estaba obligado a dictar un discurso como el que pronunció especialmente contra aquellos que han visto en ello una sumisión sin precedente y nunca verán nada bueno en este tipo relaciones de política bilateral.

Esperemos que la relación cordial del miércoles pasado perdure y no vaya a pasar que, unos días después, por las necesidades de la campaña electoral estadounidense, los mexicanos estemos de nuevo en medio de los denuestos frecuentes de la política norteamericana.

Y es que la campaña electoral de Trump necesita, más que nunca, ofrecer “culpables” de la situación que se está viviendo en su país y los chinos o coreanos se encuentran muy lejos del ciudadano promedio, o sea, es grande la tentación para que nuevamente se encienda la llama de los señalamientos duros contra nuestro país.

Lo sabremos pronto.

En tanto eso ocurra o no en esa campaña, Joe Biden, el candidato presidencial demócrata, salió al paso de aquellos que, como Bernardo Sepúlveda Amor, el excanciller mexicano, recomendaron al Presidente López Obrador que no asistiera a Washington, que no era el momento más oportuno, porque los demócratas estaban arriba en las encuestas y la experiencia indicaba que no le va bien a México con este tipo de posicionamiento sea cual fuere el gobernante estadounidense, republicano o demócrata.

Biden sabe, cómo Trump, que López Obrador cuenta con gran reconocimiento y apoyo entre los millones de mexicanos radicados en los Estados Unidos y la mejor prueba es el 68 por ciento de los votos emitidos en Estados Unidos en las elecciones presidenciales de 2018.

Entonces, ni Trump, ni Biden van a hacer algo que pueda molestar a la comunidad mexicana de ahí que tanto uno como el otro se congraciaron con el pueblo de México y ofrecieron trabajar en cualquier hipótesis con su vecino del sur.

Quienes resultaron derrotados con esta visita de Estado fueron los que esperaban una señal de reproche o disgusto de Trump a López Obrador, que pudiera traducirse en coacción política, en aliado para sus proyectos en 2021 y más de 2022. Cuando el Presidente mexicano buscará mantener la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados y ganar la consulta de revocación de mandato.

Basta recordar la expresión de Trump: La relación entre Estados Unidos y México jamás había sido más cercana.

Ahora, con esta derrota, tendrán que apostar a sus propias fuerzas para avanzar en sus propósitos de relevo, de conformar una nueva mayoría legislativa, sin embargo, se les presenta difícil sobre todo cuando personajes de los gobiernos del PRI y el PAN se encuentran en prisión o son prófugos de la justicia.

Es el caso de César Duarte, el exgobernador de Chihuahua, quien fue prófugo hasta el pasado miércoles cuando fue detenido en Miami con fines de extradición a su estado donde es requerido por diversos delitos entre ellos los de peculado y desvío de dinero público a su partido con fines electorales.

Está decisión se administró para que cayera en medio de la visita de López Obrador, como un gesto de buena voluntad y cooperación de ambos países en la lucha contra la corrupción, donde Trump dijo en su discurso de bienvenida son aliados de México.

Esta detención largamente esperada provocó el agradecimiento del panista Javier Corral, Gobernador de Chihuahua, a figuras de la 4T y seguramente provocó desazón y nerviosismo entre los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, los primeros por lo que puedan decir Genaro García Luna en NY y el segundo por lo que sabe y puede decir Emilio Lozoya o ahora César Duarte.

En definitiva, la visita de López Obrador a la Casa Blanca fue un éxito sea porque el T-MEC o por las señales enviadas a la oposición al proyecto de la 4T que ahora se queda huérfana de este aliado y tendrá que dirigir su búsqueda de alianzas en otra dirección.

 

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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