María, la verdadera historia de un huevo

11/08/2019 - 12:02 am
Existen opciones para sustituir el huevo. Foto: Unsplash

En el Santuario Libres al fin tenemos animales que han sido rescatados de las peores situaciones de crueldad, el día de hoy quiero recordar a María, nuestra primera gallina y el por qué la industria del huevo es de las industrias más crueles.

El día que rescatamos a María de una granja de “libre pastoreo”, corría por todos lados y le salía un chorro de sangre por la cloaca, alrededor de 20 gallinas la perseguían, ella corría queriendo escapar sin tener suerte, logramos sacarla junto con otra que estaba tirada en el piso ya muerta.

La razón por la que le salía este chorro de sangre es porque al estar genéticamente modificada para poner huevos todos los días sin descanso, la cloaca se les lastima, se inflama, comienzan a picarse por el estrés y el dolor, se hieren y les comienza a salir sangre; a las demás gallinas mal alimentadas les llama la atención el color y empiezan a perseguirse para picotearse (razón por la que en las naves industriales les cortan el pico sin anestesia), finalmente moriría desangrada como la otra gallina que encontramos.

Gallinas lastimadas. Foto: Santuario Libres al Fin

Se podría pensar que en estas granjas de “libre pastoreo”, “huevo orgánico” o “huevo vegetariano” como le llaman en algunos lugares, las gallinas no sufren, pero no es así. Por lo general las gallinas que se utilizan para poner huevos, después de un tiempo empiezan a bajar su producción por lo que después de ser explotadas un año o dos, son desechadas y asesinadas para consumo. María estaba deshidratada el día que la rescatamos, tenía muchas partes sin plumas ya que por el estrés comienzó a picarse y desplumarse; realmente no existe ninguna producción de huevo sin crueldad.

A pesar de todo eso ella salió adelante, y comenzó una vida en donde solo tenía que ser gallina, picoteaba por todos lados, corría, jugaba, saltaba, nos hacía reír mucho porque era muy ocurrente, poco a poco su plumaje regresó y se volvió una hermosa y radiante gallina. A María le encantaba meterse a las macetas a darse baños de tierra, era su spa personal. Estuvo dos años con nosotros, y empezó a decaer, estuvo internada en dos ocasiones hasta que perdió la batalla.

María. Foto: Santuario Libres al Fin

Cuando las gallinas son explotadas para la producción de huevo (sin importar que sean de granja industrial, orgánica o de libre pastoreo) empiezan a perder calcio, tal vez es difícil de creer, pero los minerales que se necesita para que una gallina produzca un huevo, provienen del tejido esponjoso del centro de sus huesos, lo cual en el caso de las gallinas domesticas que ponen un huevo diario, termina consumiéndolas, los huevos comienzan a salir con el cascaron muy delgado a falta del calcio, y por lo general comienzan con problemas de infecciones porque los huevos se les quedan atorados (celomitis e infección por el huevo retenido).

Maria tenía 7 huevos de varios tamaños retenidos, y no pudimos hacer más por ella, ella es una víctima más de la industria del huevo, la industria que muchas personas pensarían que no tiene nada de cruel.

La mayoría de las gallinas que se utilizan para poner huevos, mueren de esta condición.

Sí… el huevo mata, pero existen muchas opciones con las que podemos sustituirlo y así no ser parte de esta industria cruel.

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