Las críticas fueron voraces y la sombra de la retirada fue real. Finalmente superó todo y se puso en forma para regresar este sábado en San Juan de Lagos (Jalisco). Chávez estuvo el tiempo justo en el humilde escenario de la pelea.
Ciudad de México, 11 de agosto (AS México).– Julio César Chávez Jr. tardó 826 días (2 años 3 meses y 4 días) en regresar a la acción después de perder contra Canelo Álvarez. Ese tiempo no fue fácil para el ‘Hijo de la leyenda’, quien amagó varias veces con su vuelta, pero por unos motivos u otros continuó en el dique seco.
Las críticas fueron voraces y la sombra de la retirada fue real. Finalmente superó todo y se puso en forma para regresar este sábado en San Juan de Lagos (Jalisco). Chávez estuvo el tiempo justo en el humilde escenario de la pelea.
Llegó, se vistió, salió con pirotecnia y venció en un asalto. Demasiada poca historia.
Para que cogiese forma le habían puesto un rival poco exigente. Era lógico, pero el trabajo fue demasiado fácil para Chávez. Tenía más envergadura que Evert Bravo, un colombiano que poco hizo. Chávez comenzó a sacar su jab, encerró a su rival contra las cuerdas y ahí tuvieron un breve intercambio (el mexicano no recibió ni un golpe).
Junior clavó un hook abajo que finiquitó la pelea en un visto y no visto. Poco, o mejor dicho nada, se pudo ver del trabajo que había hecho Rómulo Quirarte (el nuevo entrenador del mexicano).
Combate que sólo le sirve a Chávez Jr. para volver a poner su récord positivo y que en las estadísticas figure que es un púgil en activo, poco más podrá sacar. Ahora debe mirar al futuro y replanteárselo. Si quiere combates importantes debe tener pleitos de más exigencia antes. El óxido de ring no se lo ha quitado.
En el horizonte sigue resonando la pelea contra Maravilla Martínez, o un paso al semipesado. Con su récord (51-3-1, 33 KO), su edad (33 años) y sus cualidades todavía puede decir cosas importantes. En su mano está.
