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Darío Ramírez

11/10/2018 - 12:06 am

La credibilidad se agota

El bono de credibilidad a Andrés Manuel López Obrador es el más grande de la historia otorgado a un presidente. El 53% del electorado creyó en su proyecto, en su partido, en sus colaboradores para cambiarle el rumbo al país. Hubo –y no se puede negar- un voto de castigo que benefició a AMLO pero al final la credibilidad de un importante sector se le otorgó. Pero que algo quede claro, al minuto que terminó la campaña electoral y se declaró un ganador, la credibilidad está a prueba. Guste o no guste.

Un golpe a la credibilidad morenista se suscitó en Tabasco. Foto: Cuartoscuro.

Hay un bien preciado y escaso en política que es la “credibilidad”. Cuesta obtenerla y más sostenerla.

El bono de credibilidad a Andrés Manuel López Obrador es el más grande de la historia otorgado a un presidente. El 53% del electorado creyó en su proyecto, en su partido, en sus colaboradores para cambiarle el rumbo al país. Hubo –y no se puede negar- un voto de castigo que benefició a AMLO pero al final la credibilidad de un importante sector se le otorgó. Pero que algo quede claro, al minuto que terminó la campaña electoral y se declaró un ganador, la credibilidad está a prueba. Guste o no guste.

Sin embargo, el movimiento de Morena no es monolítico, a pesar de que todas las barbaridades que puedan hacer sus miembros le pasen factura al presidente electo.

Hacer cosas malas que parecen buenas. Hacer cosas que claramente son malas sin medir sus consecuencias, solamente porque se tiene mayoría y un efímero bono de credibilidad.

Un golpe a la credibilidad morenista se suscitó en Tabasco, tierra de AMLO.

El jueves 4 de octubre, la LXII Legislatura del Congreso del estado de Tabasco –donde Morena es mayoría- modificó la Ley de Obras Públicas y la Ley de Adquisiciones de la entidad para privilegiar las adjudicaciones directas en obra pública y servicios “con la finalidad de agilizar los procedimientos en los casos relacionados con proyectos y obras que provengan de Empresas Productivas del Estado” en materia de energéticos, entiéndase Pemex y CFE. La propuesta fue presentada por la diputada local de Morena, Nelly Vargas, con el propósito, según argumentó, de “agilizar los procedimientos”.

El gobernador electo, Adán Augusto López, reafirmó que la medida era para hacer más ágil los trámites burocráticos. Esta afirmación implica una profunda ignorancia sobre los cimientos en los que descansa la burocracia.

Nadie está en contra de la agilidad administrativa. De hacer de la administración pública algo efectivo y alejar del calvario de los trámites a inversionistas y sociedad en general. Sin embargo, la aprobación con la mayoría de Morena no solo es inconstitucional y entra en contradicción con otros ordenamientos jurídicos, sino que toca el centro del quehacer público que es: la transparencia y rendición de cuentas.

El hecho de que durante la administración de Peña Nieto se haya conocido que los concursos públicos de obras y servicios se amañaban en aras de beneficiar a conocidos o familiares, no quiere decir que se tiene que abandonar la competencia entre proveedores y asegurar, a través de una competencia transparente, que el estado trabaje con el mejor proveedor. La adjudicación directa hace que la autoridad discrecionalmente pueda decidir a quién le vende y esa persona, como no tiene competencia, puede inflar los precios y abrir una enorme práctica corrupta.

La adjudicación directa es el camino directo hacia la corrupción, clientelismo y opacidad del gasto público. Lo que se hizo en Tabasco es una mala señal para la conformación de un régimen donde la transparencia y rendición de cuentas son la piedra angular del ejercicio de la administración pública.

Según expertos el diseño de contrataciones, recién aprobado, va contra principios constitucionales como la honestidad del gasto público del artículo 134, o el principio de competencia económica que está en el artículo 29.

Al parecer, esta nueva ley estatal ya tendría dedicatoria: la compañía norteamericana Bechtel, que dirigió la construcción de la refinería Jamnagar en Gurujat, India, que es el modelo propuesto por el equipo de López Obrador para la refinería de Dos Bocas. Ejecutivos de Bechtel ya se reunieron con López Obrador y sería la única compañía capaz de replicar el modelo de esa refinería en México en el lapso prometido de tan sólo tres años.

Hacer las cosas diferentes y bien implicaría caminar en el sentido contrario. Abrir la información, transparentarla. Si los procesos de licitación que tenemos hasta ahora no han funcionado del todo, lo que deberíamos estar pensando es cómo mejorarlos y no regresar a prácticas que sabemos que no generan más que prácticas corruptas.

La bancada de Morena en Tabasco le ha asestado un golpe a la credibilidad de AMLO. No es grande y definitivo, pero abona para darle a los detractores del próximo gobierno herramientas municiones de alto calibre para dispararle a la credibilidad. Bien delicado y escaso.

Perdone la obviedad, pero prometer hacer las cosas diferentes implica: hacer las cosas diferentes para mejorarlas.

Darío Ramírez
Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y Maestría en Derecho Internacional Público Internacional por la Universidad de Ámsterdam; es autor de numerosos artículos en materia de libertad de expresión, acceso a la información, medios de comunicación y derechos humanos. Ha publicado en El Universal, Emeequis y Gatopardo, entre otros lugares. Es profesor de periodismo. Trabajó en la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), en El Salvador, Honduras, Cuba, Belice, República Democrática del Congo y Angola dónde realizó trabajo humanitario, y fue el director de la organización Artículo 19.

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