Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).– La nueva novela del escritor mexicano Jorge Volpi, Memorial del engaño, está firmada como si fuera de un tal J.Volpi y juega a la confusión de identidades ya desde la portada y con la complicidad de Alfaguara, la casa editora del fundador del Crack y uno de los autores más destacados de su generación, nacido en 1968 en Ciudad de México.
“Cómo enhebrar nuestros destinos carbonizados por la codicia con esa mañana, sesenta años atrás, en que mi padre se arrojó al vacío para salvar a una paloma?”, inicia el manuscrito que le llega a un famoso agente literario estadounidense, quien con las iniciales AW (alusión a Andrew Wylie, conocido como “El Chacal”) explica en el prólogo el origen del escrito.
El libro es una suerte de autobiografía de J. Volpi, un famoso operador de fondos de inversión que, tras la crisis inmobiliaria, huyó por haber realizado un fraude de 15 mil millones de dólares, “una verdadera minucia” comparado con los 50 mil millones que mandaron a Bernard Madoff a la cárcel, con una condena de 150 años.
El efecto de la última crisis económica que restringió las vidas de millones de europeos y estadounidenses, aunque muchos países latinoamericanos, entre ellos México, sirvieron como laboratorios en décadas anteriores, se mezcla con la recreación del mito del doble en la literatura, la búsqueda del padre y el concepto de la libertad aplicado a un hombre que se ha fugado para vivir, en el fondo, siempre preso de sus recuerdos.
“Me pareció que el engaño quizás sea el emblema de esta época o, tal vez incluso, del capitalismo mismo”, dijo Volpi, autor de las celebradas En busca de Klingsor y La tejedora de sombras, entre otras, parte de una obra integrada por 18 títulos, incluidos algunos libros de ensayos, al periodista Alberto Cabezas, de la agencia efe.
Para el escritor mexicano, quien en el sexenio pasado trabajó como director del Canal 22 y ahora funge como máxima autoridad en el Festival Internacional Cervantino (FIC), Memorial del engaño aparece en un contexto más cercano a su país de origen.
“Bueno, siempre me critican porque no escribo libros sobre México, ahora creo que si bien la historia transcurre en los Estados Unidos, los latinoamericanos en general y los mexicanos en particular saben muy bien de crisis económicas”, dice el autor en entrevista con SinEmbargo.
En la historia se cuelan personajes históricos como el economista Harry Dexter White (1892-1948), quien fue director del Departamento del Tesoro de EE.UU. y figura clave en la conferencia de Bretton Woods de la que salieron los compromisos para crear el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
No falta en nuestros tiempos célebre Bernard Madoff y el propio personaje se dice un heredero del estafador Carlo Ponzi (1882-1949), todos personajes que “en realidad conspiraron con esta ideología de que los mercados sin regulación iban a llevar a todo el mundo a la riqueza, pero que en realidad los llevaban únicamente a ellos”, dijo el escritor a la agencia efe.
Para el también autor de No será la tierra y Oscuro bosque oscuro, la culpa de nuestros males contemporáneos la tiene la ideología que persiste en la esencia del capitalismo dominante, por otro lado el principal engaño que recorre el libro: querer hacernos creer que el capitalismo carece precisamente de ideología.
El personaje de la novela vive entre engaños, con dos hijos a los que detesta –al uno más que la otra- y lo odian sin remedio, una mujer que lo esquilma y una homosexualidad velada pero explorada sin ninguna culpa en aventuras más o menos secretas.
“Quería que J.Volpi fuera por supuesto el villano que es en la novela, pero que al mismo tiempo albergara estos costados no fáciles para él. Uno de ellos es la sexualidad, que nunca queda clara. La otra es la orfandad, puesto que el padre muere antes de que él nazca. Es un hijo póstumo. Y la última es esa relación que no puede lograr con el arte como él hubiera querido”, explica Jorge a SinEmbargo.
JORGE VOLPI, ESCRITOR Y FUNCIONARIO
Luego de una temporada en la prestigiosa universidad de Princeton como profesor, Jorge Volpi disfruta su segundo año al frente del FIC, que este año estará dedicado a William Shakespeare, al tema de las fronteras e incorpora dos nuevas ofertas: el de la Academia Cervantina y el Proyecto Ruelas, que pondrá en marcha a cuatro grupos de teatro en comunidades marginales y otro en uno de los barrios modelos de Guanajuato.
Ganador en 2012 del Premio Planeta con La tejedora de sombras, ahora ha publicado su novela con Alfaguara, en un paseo por las editoriales que obedece a las características que presenta cada libro terminado.
“Hace muchos años decidí que no iba a firmar ningún contrato más por libros inexistentes. No tengo exclusividad con ninguna editorial, algo que por otra parte me parece negativo”, explica.
“He publicado en Random House, en Planeta, en Alfaguara y también en Almadía…eso ha dependido de la naturaleza de cada libro. Prefiero tenerlo terminado y luego ofrecerlo a cada una de las editoriales, para ver cuál es más conveniente”, agrega.
Además de su trabajo en el FIC, Volpi da clases en la carrera de Filosofía y Letras de la UNAM, un sitio que –dice- “todavía conserva gran pluralidad y es todavía el mejor lugar para estudiar la carrera, mucho más que cualquier universidad privada”.
“Son clases muy participativas, que disfruto mucho”, dice el escritor, quien a 10 años de la muerte de su amigo, Roberto Bolaño –autor de Los detectives salvajes y 2666– considera que está comenzando a ceder el estatus de “rockstar global” que adquirió el escritor chileno después de su muerte temprana en 2003.
“Está cediendo también la manía de creer que cualquier libro de Bolaño es una obra maestra, lo cual no es cierto; de aislarlo del contexto latinoamericano, como pasa en los Estados Unidos, porque a ellos no les importa…Bolaño es sin duda uno de los mayores escritores recientes, con algunas obras maestras como Nocturno de Chile, Estrella Distante, Los detectives salvajes y 2666”, dice.
A propósito del centenario del nacimiento de Octavio Paz, Volpi considera que es la poesía del célebre escritor sigue viva, aunque menos sus libros de ensayos como el famoso El laberinto de la soledad.
“Es un libro que está demasiado anclado a la idea de que existía una identidad mexicana discernible. Es un libro brillantísimo, que no ha resistido el paso del tiempo. México no se puede definir con la fenomenología mexicana de Paz, datada en la primera mitad del siglo XX ”, asegura.
“Creo que con Carlos Fuentes va a pasar lo mismo. Era alguien muy odiado y muy amado, como Paz, con una figura pública incontestable y permanente, algo que inevitablemente termina contaminando la lectura de los libros”, dice.
“Para mí, Fuentes es uno de los mayores novelistas del siglo XX y cuando se atenúe la polémica alrededor de su figura, desde Terra Nostra hasta Aura, recuperaremos sus novelas durante mucho tiempo”, concluye.
De la “novela total”, una de sus grandes búsquedas literarias, dice que “está muy desacreditada en nuestro medio y nadie se atreve a nombrarla. Todo el mundo quiere escribir pequeñas novelas, pero me siguen gustando aquellas que aspiran a ser novelas totales, que son siempre fallidas, porque para que sea total uno tendría que escribir En busca del tiempo perdido o Guerra y Paz”, concluye.
