¿QUIÉN ES “EL CHAPITO” ISIDRO PARA RETAR A “EL CHAPO”?

12/03/2014 - 12:00 am

No lleva su sangre ni respetó su liderazgo. Por el contrario, Fausto Isidro Meza Flores, “El Chapito” Isidro, se convirtió en el rival más importante de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán, cuando éste trazaba las rutas de su escapatoria, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Antes de la detención del narcotraficante más buscado del mundo, la agencia de inteligencia estadounidense StratFor perfiló a Meza Flores como sucesor natural del poderío de “El Chapo” tanto en la operación como en la leyenda. Nacido en 1982, en Bamoa, una sindicatura de Guasave, Sinaloa, Meza Flores perteneció de adolescente a las huestes del llamado Cártel de Sinaloa. Pero en 2008, el camino se bifurcó. El gobierno federal detuvo a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, y a Guzmán Loera se le atribuyó traición. Era irse con los Chapos o irse con los Beltranes. “El Chapito” Isidro eligió lo segundo y a la postre, fue el único que le plantó cara a “El Chapo” en la disputa por el Triángulo Dorado donde se produce el 80 por ciento de la mariguana transportada hacia EU, cosecha valuada en millones de dólares, según diferentes cálculos. En dos años se convirtió en cabeza de dos cárteles: el de Los Mazatlecos y el de La Oficina. Hoy, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa indica que dirige uno solo, el suyo, con el dominio del norte de Sinaloa, así como Los Cabos y La Paz en Baja California Sur. En la ficha del Departamento del Tesoro aparece como líder de una organización criminal transnacional que ha efectuado trasiego de cocaína, heroína, mariguana y metanfetaminas al vecino del norte durante una década. De las fuerzas armadas mexicanas ha escapado por lo menos tres veces…

“El Chapito” Isidro en una de las fotos conocidas. Foto: PGR
“El Chapito” Isidro en una de las fotos conocidas. Foto: PGR

Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).– La Chupa Rosa tiene un solar con cuatro puntos cardinales que dividen el horizonte. En el Norte está el pueblo, hileras de casas con árboles de naranja, mango o aguacate en sus frentes. Por ahí sale el Sol desde las nueve de la mañana y ya no se encuentra fresco ni siquiera entre las ramas. En el Sur se ubica el basurón, un relleno sanitario al aire libre, donde crece como tumor el desperdicio en más de seis metros de altura. Por aquí sólo hay olor putrefacto porque cuerpos de perro, ropa y comida han quedado juntos en el mismo revoltijo. En el Este se encuentra el Centro Federal de Readaptación Social Número 8 –el cuarto penal de máxima seguridad de México–, cuyo rostro de rejas electrónicas da a la carretera 300 y donde habitan 500 reos de alta peligrosidad. Fue una de las tantas paradas del maestro Alberto Patishtán y la bautizó así: “El cementerio de los vivos”. En el Oeste, el terreno es libre. Ahí está el campo donde Isidro Meza Flores –“El Chapito” Isidro– entrenó a su sicariato durante la década pasada, a veces con bala al aire, a veces con técnicas militares.

Él es el otro Chapo, el hombre que el Departamento del Tesoro tiene ubicado en sus boletines principales sobre México como “rival principal” del Cártel de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera “El Chapo” Guzmán en el trasiego de metanfetamina, heroína, mariguana y cocaína por la ruta México-Estados Unidos.

Él es el líder operativo de la organización de Héctor Beltrán Leyva y grupos que por ahora son consideradas células como Los Mazatlecos, La Mochomera, el 88 y los Laurillos, de acuerdo con un análisis de inteligencia de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de la Procuraduría General de la República (PGR).

Es quien, según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se hizo del control de parte del Triángulo Dorado con el triunfo de tres batallas emprendidas en contra de Joaquín Guzmán Loera durante 2012. La primera el 27 de abril en Bacayopa, Choix. La segunda, del 13 al 15 de mayo, también en la sierra de Choix. La otra el 9 de julio en Tetamboca, la región que rodea al arroyo de Sibajahui, en El Fuerte de Montesclaros.

Desde entonces, la dependencia lo ubicó como dominante en parte de la región del Triángulo Dorado, principal campo para la siembra de mariguana y goma de amapola cuyo valor en el mercado estaodounidense es de millones de dólares. La SEIDO, en su análisis, considera que los hombres de Isidro Meza Flores patrullan los caminos, los poblados y resguardan para su provecho las pistas de aterrizaje en el camino asfaltado hacia la sierra; es decir, las carreteras de Ahome, El Fuerte de Montesclaros y Choix, en Sinaloa.

Esta semblanza es del hombre cuya vida, la agencia de inteligencia StratFor la puso como principal factor de debilidad del Chapo Guzmán en el estudio La mitificación del Chapo, firmado en por el investigador Scott Stewart. Dado a conocer en agosto de 2013, antes de la detención de Guzmán Loera, el documento indicó que la figura de “El Chapo” se había debilitado dada la conformación de un grupo denominado Los Mazatlecos que le disputaban tanto el territorio como la venta de droga sintética o hierba cruda, por lo menos en Estados Unidos. “El Chapito” Isidro dirige tal grupo.

Es “el Chapito” Isidro o “El Isidro” como indican las mantas colgadas en Salvador Alvarado (Guamúchil) y firmadas por su enemigo principal en la región, Iván Gastélum Medina, el “Cholo” Iván, testaferro de Guzmán Loera, quien no ha logrado aminorarlo en su impulso.

Él adueña un relato de vida en el que –como en el de “El Chapo” Guzmán– se contraponen dos factores: la proclividad hacia los actos de justicia de las poblaciones donde opera y ese carácter sanguinario que le ha permitido matar más de cien veces.

Como actos de justicia de “el Chapito” Isidro está lo que dicen algunos ancianos en Guasave, Sinaloa. “Sí, cómo no, ellos, los chapillos, nos cuidan. Ya ve cómo quieren andar de abusivos”, dice uno mientras se mece en la silla poltrona, se ventila con un trapo blanco, mientras atardece. “Vea, el otro año le quisieron quitar la casa a la doña de ahí de la esquina. Unos que eran del Infonavit. Dijeron eso, que eran del Infonavit. Y nada. Los chapillos le dijeron a la doña que ni se preocupara. Y ahí está la doña viviendo”.

Un defensor de derechos humanos en la región norte de Sinaloa, describe ese cariz: “Es la impartición de justicia entendida por él mismo. Fuera de todo código penal civil. Una creencia de que la autoridad ya no existe. Ni federal ni estatal ni municipal. Y por supuesto, que se puede vivir así mucho tiempo. O no. No hay temor a la captura que desembocaría en la cárcel. Y pareciera que importa poco que la vida sea corta. El único temor es a las las leyes de la selva de ese mundo donde se mueve y que a veces se le revierten con bajas en su grupo o con balazos más cerca de sus pies”.

En la lista negra de empresas de “el Chapito”, según el Departamento del Tesoro, se encuentra la gasolinería Auto Servicios Jatziry, ubicada en Bamoa. La Alcaldía de Guasave habría otorgado contratos a la gasolinería. “El Chapito” habría construido tres dispensarios médicos en comunidades donde la pobreza está encajada como Choroui, El Tortugo y el Huitusi (poblaciones pesqueras con actividad económica que depende del acaparamiento de grandes consorcios).

Entre los muertos de “el Chapito” Isidro se cuentan más policías ministeriales y miembros del Ejército que civiles. Su nombre está en las investigaciones abiertas por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa en ataques a convoys de policías en las carreteras y a últimas fechas, en las ciudades. Durante la guerra contra el narcotráfico, una de las batallas en contra de efectivos de la SEDENA más conocida fue la de la tarde del 30 de enero en el centro de Guasave donde fallecieron tres militares. Antes, los elementos de la milicia habían perseguido a un vehículo donde iban supuestos sicarios. El encontronazo con bala se inició a las 18:00 horas en El Taste La Alameda, en la ribera del río Sinaloa. Los hombres eran de “el Chapito” Isidro, según la Sedena y la Procuraduría de Justicia del Estado de Sinaloa (PGJE).

Respecto a las letras con las que se reproduce la leyenda del hombre nacido en 1982 en Bamoa, una sindicatura de Guasave, Sinaloa, el corrido más conocido, escrito y cantado por Remmy Valenzuela, le atribuye “nervios de acero” y un arsenal de armas calibre 50, granadas, cuernos, pecheras ajustadas, MZ especial y lanzagranadas. También una personalidad envalentonada atribuida a las personas con baja estatura y que en Sinaloa encuentra su connotación en el epíteto cariñoso de “Chapo”. Así arrancan los cuartetos de Remmy Valenzuela sobre él:

“No porque me miren chapo, piensen que me vuá rajar”.

Isidro Flores Meza, el otro "Chapo", dirigió Foto: Semanario Zeta
Isidro Flores Meza, el otro “Chapo”, se convirtió en el líder de Los Mazatlecos y de La Oficina. Foto: Semanario Zeta

LAS FUERZAS DE MEZA FLORES

–¿Qué se requería para ser parte del grupo?

–Mire, a usted le va a parecer raro; pero se trataba de no querer matar, sino defenderse uno. O ya darles fierro a los abusones. Que vean también que uno quiere que haya buenos arreglos y ¿Cómo le dijera yo?

El hombre, unos 30 años, eleva la mirada como en búsqueda de la palabra que le falta y así se queda unos segundos.

–Un poquito de paz. Pero como que no se entiende eso, ¿vedá, tú?

Dice que no tiene nombre. Pero sus palabras le ponen un poco de luz a los datos sobre delincuencia en el municipio y abonan con la defensa que pudo haber hecho Isidro Meza Flores de su terruño. En el municipio donde nació de más de 270 mil habitantes, las estadísticas de la Policía Municipal muestran quincenas completas sin delitos de ninguna especie entre 2007 y 2010. Incluso la Secretaría de Seguridad Pública Federal lo reconoció como una de las municipalidades con menor peligrosidad del país.

Hasta ahí llegó la paz. Hoy, si se compara el número de delitos de alto impacto y los de delitos de alta incidencia cometidos en 2012 y su tendencia, Guasave es el municipio más inseguro de Sinaloa, de acuerdo con informes de la Procuraduría General de Justicia del estado. En delitos de alto impacto, a Guasave aún lo superan Culiacán y Ahome (Los Mochis, su principal polo de desarrollo).

Guasave, punto de tolvaneras grises, es el último enclave antes del llamado triángulo dorado y a pesar de su estadística desplomada en delitos relacionados con el narcotráfico, no hay aquí cárcel municipal ni juzgados.

La cárcel municipal se mantuvo resquebrajada por los golpes de humedad del río cercano, el Ocoroni, y varios huracanes. En diciembre pasado, fue clausurada, y los presos trasladados a Ahome. Debido a la aplicación del nuevo Código Penal, según la reforma penal de 2008 y que implica juicios orales, el juzgado se instaló en el municipio vecino del sur: Salvador Alvarado (Guamúchil) .

–¿Y qué pasó, pues?

–Pues que todo se encabronó –dice el hombre de pocas palabras y da señales de que ya no va a hablar de aquello porque empieza un relato sobre la cosecha de mango que viene buena para agosto si empieza a llover a mediados de junio. “En junio es cuando debe llover. No en julio. En julio, ya ¿pa qué? Síííí, no está bueno que a uno se le pudra el mango.

Del entrenamiento militar que Meza Flores pudo haber realizado en la Chupa Rosa, documentos de la Policía Ministerial del Estado indican que es una hipótesis en su perfil a la hora de operar, lo cual –bajo consideración– puede ser importante para su captura. Esta pista hizo que en septiembre de 2012, esa policía en coordinación con elementos del 89 Batallón de Infantería detuviera a Luis Joel Carrillo Landell, de 31 años de edad, quien se identificó como ex militar.

En su declaración, Carrillo Landell dejó asentado que abastecía armamento y equipo táctico al cártel de “El Chapo” Isidro y además, admitió ser entrenador de los sicarios porque tenía adistramiento militar. El detenido dijo ser exteniente del Ejército Mexicano del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE).

Pero estas pruebas se desvanecieron en el juzgado. Carrillo Landell alegó imputación de cargos cuando respondió la pregunta de a qué se dedicó en cuanto salió del servicio militar. Él dijo que vendía equipo táctico, armas y blindaje a empresarios bajo riesgo de secuestro o atentados y a título personal adiestraba a sus guardaespaldas. Los ministeriales modificaron “empresarios” por “Chapo Isidro” y guardaespaldas por sicarios.

EL NACIMIENTO DE UN CAPO

El Chapo Isidro traicionó al Chapo Guzmán. Foto: wikipedia.org
“El Chapo” Isidro traicionó al Chapo Guzmán, se dice. Foto: wikipedia.org

La guerra ha dejado al norte de Sinaloa roto en pedazos. Con el ingreso de los soldados que integraban la estrategia Operación Cóndor, se han completado tres décadas de balas y una cifra que no ha sido contada oficialmente de muertos, desplazados, desaparecidos, mutilados, y mujeres violadas y muertas. No hace falta que el innumerable saldo negro se extienda en la tierra para ser justificado y verosímil. Todo eso ha ocurrido sólo aquí, en un pedazo de valle y de sierra.

En los setenta, quien dominaba en el norte de Sinaloa se llamaba Pantaleón Rodríguez. Murió en su propia ley, a balazos, en Guadalajara, Jalisco. En los 80, quien dominaba el norte de Sinaloa se llamaba Pantaleón Rodríguez chico. Murió en su propia ley, a balazos, en Nueva York. Fue una sola época. El camino para muchos, se había bifurcado: irse con los pantaleones o llegar a la graduación de la Secundaria. Los dos Pantaleones, en su momento, recorrieron escuelas primarias y secundarias para hacerse de elementos para el cuidado del cultivo de goma, “allá arriba”, en la sierra.

Lo primero fue el destino de algunos. Es difícil conocer ahora si fueron los más, lo cierto es que los investigadores en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en Mazatlán, consideran que una generación de sinaloenses se hizo adulta con esa oferta latiendo en su entorno.

La historia de Fausto Isidro Flores Meza es similar a esa. Él sí concluyó la Secundaria en 1996 en la entonces llamada Escuela Secundaria Federal Insurgentes (ESFI) que ahora es ESGI, pero también se fue –como otros– a entrenar al municipio de Sinaloa de Leyva con Amado Carrillo Fuentes, entonces líder del Cártel de Juárez.

El epíteto de “El Señor de los Cielos”, Carrillo Fuentes lo ganó por adueñar una flotilla de aviones. Ahí, Isidro Meza Flores, habría aprendido a pilotear, cuidar terrenos, dar pitazos y desplazarse por las carreteras.

Lo suyo no pasaba de un gavillero, un afiliado, un sazón (adjetivo en Sinaloa para quien madura antes de tiempo).

En 1997, todavía era adolescente y el gobierno federal de Ernesto Zedillo Ponce de León informó que Carrillo Fuentes había muerto mientras le hacían una cirugía plástica. El “Chapito” Isidro tomó sus decisiones y se incorporó al Cártel de los hermanos Beltrán Leyva y en consecuencia, al de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán. Seguía un mero desbocamiento de “plebe loco”, gustoso de la adrenalina, impactado más por la aventura implícita en la huida, que por el dinero.

“Es como si al niño bonito que se bañaba vicholo (sin ropa) en el río, aquí en Bamoa, lo hubieran matado”, dice una antigua habitante de Bamoa Pueblo, la ranchería donde nació Fausto Isidro del matrimonio de Isidro Meza Angulo y Angelina Flores Apodaca.

Su madre, como suele ocurrir en las biografías de los narcotraficantes, se ha desligado de él, sin dejar de enviarle bendiciones que tienen origen, pero destino incierto. Lo hicieron así otras madres de hombres cuyos nombres empezaron a llenar las listas de búsqueda por delincuencia organizada. Aurora Fuentes, madre de Amado Vicente, Rodolfo y José Cruz Carrillo, y Consuelo Loera madre de Joaquín Archivaldo Guzmán son ejemplos de ello.

La de Fausto Isidro Meza Flores está incluida en el boletín del Departamento del Tesoro como parte del cártel. En cuanto lo supo, dijo a medios locales: “Yo soy totalmente aparte de sus actividades. Él no nos mezcla para nada. Yo tengo mucho tiempo que no sé de él. Tengo mucho tiempo que no lo miro, que no convivo con él. Es algo muy doloroso para mí, pero así es la vida y respeto sus decisiones, y no sé por qué Estados Unidos nos está involucrando”.

El Departamento del Tesoro mantiene boletinados a su hermana, Flor Angely Meza Flores, de 22 años, y a su esposa, Araceli Chan Inzunza, de 27 años. También a sus tíos Pánfilo Flores Apodaca y Salomé Flores Apodaca.

En 2008, fuerzas del Ejército Mexicano capturaron a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, uno de los líderes del Cártel. El resto de la organización acusó al Chapo Guzmán y a Ismael “El Mayo” Zambada de traición. Era otro momento bifurcado: irse con los Beltranes o irse con los Chapos. Meza Flores eligió lo primero.

Pero ya no se trataba de ser un simple aprendiz.

UN NORTE QUE VALE MDD

“Arriba”, como se le llama a la Sierra ,no conviene llegar desprevenido. El 80 por ciento de la producción de mariguana de México está allá y su valor se tasa en millones de dólares, según la PGR.

A quienes pertenecen a Los Mazatlecos-Oficina-Beltrán Leyva y a últimas fechas, Zetas, la primera táctica para hacerse de la sierra, les falló si se considera el número de bajas de su primera batalla, la del 27 de abril de 2012. Les falló porque la muerte se impuso a ese bajo perfil que hasta ese momento habían procurado tener. Quedarse en la sombra en estos terrenos permite mucho, casi todo.

Al triángulo llegaron por Urique, Chihuahua. Pretendían de ahí, alcanzar Bacayopa, en Choix, y de ahí llegar al rancho El Potrero de los Fierro donde eliminarían a Adelmo Núñez Molina, “Lemo” o “El Señor” o “el 01”. ¿Qué tanta importancia podía tener un hombre allá arriba para que lo quisieran matar? En ese momento, toda. Adelmo era uno de los hombres de mayor confianza de “El Chapo” Guzmán Loera, un capataz experto de la producción de hierba. El mayordomo más eficaz.

Pero a pesar de subir y subir, “los chapitos” no encontraron ahí a “los Chapos”. De ellos no había ni un sicario, ni un lugarteniente, nadie. Y eso que habían agarrado el camino a pie porque en los caminos angostos sus vehículos no pudieron dar vuelta. Las laderas están repletas de guachaporis –espinas difíciles de quitar una vez adheridas a la ropa o la piel–y huizaches.

Si bien no encontraron a “Lemo”, ahí había soldados de la Sedena y elementos de la policía municipal. Todas las versiones apuntan a que los del Cártel de Sinaloa o del Chapo llegaron después, cuando la balacera ya estaba dada. Lo cierto es que la refriega duró cuatro días.

Fue cierto también que esta batalla dio lugar al desplazamiento más notable en el norte de Sinaloa desde 2006. Cuando la batalla terminó, algunos hombres bajaron a las comunidades. Vencidos por el sol, secos de pelear, exigían agua y comida. Pero no dejaban de gritar: “Váyanse. Va a haber bala”. Hombres y mujeres jóvenes, adultos y ancianos, y niños emprendieron el camino a pie hacia El Fuerte de Montesclaros, distante unos 17 kilómetros de la sierra de Choix.

Del 13 al 15 de mayo, los mismos protagonistas repitieron el guión. Y otra vez, entrada, balazos, desplazamientos.

Después de eso, “los chapitos” no volvieron a entrar por Urique. Escogieron a Tetamboca, un pueblo sinaloense entre cerros con rocas gigantescas en la cima. De hecho, a uno le llaman “Del dedo” porque en él, la piedra es alargada, como indicando al cielo. En estos momentos hay señales casi sepultadas de que aquí hubo una cabaña. Los troncos, las ramas, y unas cobijas indican que aquí, unos hombres acamparon. Nadie en el pueblo niega que fueron ellos, “los chapitos”.

Pero el 9 de julio de 2011, las cosas volvieron a salir mal, muy mal. Unos 50 sicarios decidieron bajar del cerro al ver pasar por el camino seis patrullas de la Policía Ministerial. Instinto de conservación o presentimiento de que iban por ellos, pero abandonaron la cabaña y formaron dos flancos distintos. Y otra vez, la certera muerte los rodeó a todos.

Se inició una balacera tan larga que –contaron los elementos de la Policía Ministerial– casi terminó por cansancio. Seis ministeriales cayeron sobre la carretera. Que los sicarios eran de “el Chapito” Isidro se supo porque también cayeron Juan Pablo Osuna Lizárraga, “El Cien” o “El Mapache” y Gustavo Ismael Soto Núñez, “El Güero Bachoco”. Este “Güero Bachoco” había sido policía estatal preventivo, entre el 6 de agosto de 1999 y el 15 de junio de 2003. Esta vez, hubo 30 muertos. Han pasado casi dos años, pero Tetamboca aún no logra reponerse. Hay casas con los hoyos de bala y autos dañados. Es como si las casas gritaran: nos tocó una guerra por estar camino hacia “arriba”.

Pero la sierra no ha sido su único escenario. Ese afán suyo de matar policías lo desarrolló en las carreteras. Ahí está el ataque del domingo 6 de marzo de 2011 en la carretera México-15, cerca de Guayparime, donde siete ministeriales fueron vencidos a muerte. El grupo de “el Chapito” Isidro se proponía liberar a un detenido que llevaban a Ahome (Los Mochis).

O puede tomarse en cuenta en esta bitácora el ataque del 11 de mayo del mismo año a las afueras de la Policía Ministerial en el que no murió nadie. También puede considerarse el de julio de 2011 otra vez en la carretera México 15, a la altura de la desviación a Estación Naranjo en el que fallecieron 11 policías y un civil.

¿QUIÉN IBA A PENSAR?

Isidro Meza Flores fue ubicado y perfilado después de que uno de sus principales lugartenientes, Geovanny Lizárraga Ontiveros, fue detenido la madrugada del 15 de mayo de 2011 en Los Mochis. La declaración ministerial de Geovanny indica que es “El Chapo” Isidro el que está al frente de todos los cárteles en contra de “El Chapo” Guzmán; es decir, Los Mazatlecos, La Oficina y lo que queda de los Beltrán Leyva; que él mismo negocia con campesinos la compra de mariguana en la sierra y que la cocaína y el cristal los fabrica en Guadalajara, Jalisco. Dice también que toda la ambición de Meza Flores es ser “un jefe de jefes”.

–Sobre todo, ¿qué hace que un sicario traicione al cártel por el que mató y se dejó matar?

–Es que pasan muchas cosas. Pasa mucho. La cárcel no es buena pá nadie. Y no hay honor cuando uno se ve perdido– dice el hombre en cuyo ser algo se ha detonado porque su plática vuelve a ser generosa.

–¿Hubo traidores en tu grupo?

–No, hay vatos en la cárcel, nomás.

LAS TRES ESCAPATORIAS

“El Chapito” Isidro es un producto perfecto de la fábrica de leyendas que son estas carreteras. Su vida es la suma de circunstancias que siempre dan como resultado lo real, pero también lo inverosímil. Se escabulle y nadie lo ve, mientras deja tras de sí un halo de pólvora y terror. El 6 de abril, en plena Semana Santa, un enfrentamiento entre sicarios y elementos del Grupo Élite de la Policía Ministerial del Estado de Sinaloa fue adjudica a su presencia. Que deseaba ir al mar, dijo un policía ministerial. En medio del fuego cruzado quedaron cientos de bañistas. Él huyó por vía marítima rumbo a Los Cabos.

El 20 de enero de 2013, un periódico nacional fincado en Nuevo León, reprodujo fotos de la madre y esposa de Isidro Meza Flores en un partido de basquetbol en el Colegio Alfonsino de San Pedro Garza García en el cual, dos de sus hijas estudian. Las niñas no volvieron a clases en esa institución.

La madrugada del 13 de octubre hubo otro subterfugio. “El Chapito” fue a la fiesta de un día después de la unión matrimonial de una de sus hermanas en Santa María del oro, Nayarit. Tocó la banda y también estaba ahí Remigio Alejandro Valenzuela Buelna, “Remmy” Valenzuela. A la fiesta llegaron elementos de la Marina en vehículos terrestres y helicópteros .

Remmy Valenzuela canta el corrido del “Chapito” Isidro en primera persona:

No porque me miren chapo
piensen que me vuá rajar
y para que den conmigo
cómo van a batallar,
tengo puntos donde quiera,
carreteras y ciudad…

Mi nombre no se los digo
no lo voy a revelar
en las listas del gobierno
en primera plana está
cuando van a visitarme,
ya me fui pá otra ciudad…

Remmy Valenzuela fue uno de los heridos de esa balacera. Isidro Meza Flores, “El Chapito” Isidro logró huir.

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