Redacción/SinEmbargo
12/03/2019 - 6:43 am
Los cien días / ¿Feminicidio institucional? / Auxilio
Andrés Manuel López Obrador llegó a sus cien día de gobierno, durante los cuales no han faltado las críticas respecto a los aciertos y errores en su gobierno. Pese a los señalamientos el mandatario asegura que continuará trabajando en pro de los ciudadanos, a fin de erradicar la corrupción y transformar al país
Los cien días
Andrés Manuel López Obrador llegó a sus cien día de gobierno, durante los cuales no han faltado las críticas respecto a los aciertos y errores en su gobierno. Pese a los señalamientos el mandatario asegura que continuará trabajando en pro de los ciudadanos, a fin de erradicar la corrupción y transformar al país. Por lo que en Milenio, el periodista Carlos Marín, escribe que: ” “guste o no el balance que de sus primeros 100 días en la Presidencia hizo ayer, Andrés Manuel López Obrador cerró su mensaje con una eficaz proclama esperanzadora: ‘Vamos a seguir construyendo entre todas y todos la bella utopía; vamos a seguir caminando hacia ese gran ideal de vivir en una patria nueva, libre, justa, democrática y fraterna…’. Con tan excelente remate, lo que sobró fue la promesa precedente de que ‘nunca jamás claudicaré. Antes muerto que traidor’ […]. La utopía es un plan, un proyecto, una doctrina deseables pero de muy difícil realización. Es la ‘representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano. Un gobierno político tan perfecto e idealizado que es prácticamente imposible llegar a él. La palabra proviene del helenismo Utopia, isla imaginaria con un sistema político, social y legal perfecto’ […] La palabra se volvió común cuando se quiere aludir a una sociedad política ideal […], un sistema deseable, aunque difícil de realizar. Variante dialéctica de lo mismo es lo que Carlos Marx proponía para cuando se agotaran las etapas del socialismo […] y el comunismo […]: la desaparición misma del Estado, paraíso de libertades en que la sociedad recibiría ‘de cada quien según su capacidad’ y a cada cual se le retribuiría ‘según su necesidad’. Lo imaginativo de la utopía no debe desilusionar. La Constitución es utópica en gran medida porque una cosa son los derechos y obligaciones y otra la realidad. Menos filosófico y legalista, del sabio Froylán M. López Narváez aprendí que se vive no para lo que se tiene sino para los pendientes: la película por ver, la felicidad por alcanzar, el libro por leer, las vacaciones por disfrutar, el viaje por emprender. Prefiero a López Obrador alentando a la utopía y no, como tan claro lo tiene Héctor Aguilar Camín, dragoneando porque, así como no existen los dragones, no se ha terminado con la corrupción, con la violencia o con los enconos sociales; ni el pueblo es ‘bueno y sabio’ ni las consultas son democráticas ni se ha terminado con la pobreza, por más que el Presidente hable como si ya todo fuera dicha y placer. En rigor, la cuarta transformación es la isla de Moro que todavía ni siquiera emerge del mar…”.
Tras concluir sus primeros tres meses de gobierno AMLO cuenta con un índice de aprobación histórico, sin embargo su actuar ha estado lleno de contradicciones, mismas que en el futuro podrían acarrearle problemas, asegura en el Excélsior, la periodista Yuriria Sierra, quien escribe que: “poco más de tres meses y Andrés Manuel López Obrador cuenta con una aprobación no vista en el primer trimestre del gobierno de sus tres antecesores. Conferencias de prensa diarias, al menos en día hábil […] López Obrador ha tenido más encuentros con la prensa en sus primeros tres meses de gobierno, que los que registraron Barack Obama, George W. Bush o Bill Clinton en los ocho años que cada uno estuvo el frente de Estados Unidos. La opinión positiva del Presidente de México alcanza puntos máximos de 85 por ciento, según un estudio de Integralia Consultores. Sin embargo, en el mismo análisis se precisa lo que otras perspectivas han revelado y que, con el tiempo, serán realidad trágica e inevitable, difícil de esquivar. López Obrador ha hecho suyo el discurso cotidiano, dicta la agenda en aquellas, sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional, pero éstas se han convertido en el campo de una batalla que no se nombra, pero que todos los días tiene nuevos frentes: es ahí donde AMLO sortea sus contradicciones, la gran constante del Presidente durante estos primeros 100 días […]. Y eso ha sido posible gracias a esa otra constante: su línea discursiva contra la corrupción, que no ha faltado un solo día en sus conferencias. La corrupción, la causa de todos nuestros males, incluso de la discriminación por cuestión de género, como dijo el pasado 8 de marzo […]. Pero los anuncios diarios, la cruzada de todos los días para combatir a aquello que le hizo daño al país, es la narrativa perfecta para un Presidente que parece tener prisa por decirnos que todo cambiará, aunque la ruta se presuma brumosa. La pregunta es, ¿cuánto tiempo más podrá sostener así su presidencia? Ya avisó que su gobierno se ahorrará conflictos, como el del aborto, aunque la secretaria de Gobernación anuncie una iniciativa para impulsarlo en todo el país. Oh, contradicción. ¿Cuánto más podrá ser creíble una narrativa construida de esta manera? Al paso del tiempo, la demanda por resultados será la nueva constante, una que no estará en sus manos controlar. Porque aciertos o tropiezos serán evidentes. Si hasta hoy le es fácil descalificar a la prensa y organizaciones de la sociedad civil que lo cuestionan, llegará el tiempo en que las conferencias serán más terreno para las preguntas que espacio para los anuncios. Vendrán tiempos electorales, que obligan a la rendición de cuentas y la transparencia, y será el momento perfecto para que su gobierno demuestre si sus usos y costumbres son distintos a los vistos en otros sexenios […]. Porque, ciertamente, debe tener segura una estrategia para no perder un capital político que por ahora ha aceptado los anuncios, pero que, inevitablemente, le exigirá resultados”.
En México existen problemas que no pueden solucionarse en sólo 3 días, problemas que si bien la nueva administración ya comenzó a atacar, se requerirá de tiempo y paciencia para verlos avances y resultados. Así lo contempla en Milenio, el periodista Carlos Puig, quien escribe que: “en su mensaje de 100 días al frente del gobierno, después de meses de mucha prisa, presentación tras presentación de nuevos programas y nuevas formas de hacer muchas cosas, y en medio de un mensaje con muchas cuentas alegres, Andrés Manuel López Obrador ayer pidió paciencia. La primera vez en estos meses hasta donde yo recuerdo […]. Pidió paciencia en lo económico. ‘La economía afortunadamente está en marcha; aún crece poco, pero no hay ni asomo de recesión, como quisieran nuestros adversarios conservadores o como pronostican con mala fe sus analistas. Se van a quedar con las ganas… Estamos conscientes del escepticismo natural sobre nuestro objetivo de lograr un crecimiento anual promedio del 4 por ciento durante el sexenio, el doble de lo que se alcanzó en los 36 años del periodo neoliberal. Acepto el reto porque hay confianza entre inversionistas nacionales y extranjeros’ […]. Y pidió paciencia en la seguridad: ‘En los hechos la población del país se encuentra en estado de indefensión; esto explica en parte […] por qué solo se ha logrado contener la incidencia delictiva, pero no reducirla significativamente como lo deseamos’. Pintó un panorama realista pero poco esperanzador respecto al sector salud, donde más allá de la corrupción en la compra de medicinas, las condiciones estructurales, de infraestructura, la multitud de sistemas, entre otras cosas han hecho que ‘el servicio que hoy se ofrece en centros de salud y hospitales es de pésima calidad; y estoy consciente que es uno de los problemas más importantes que tenemos y que vamos a resolver más temprano que tarde’. Pues sí, la realidad es canija. Creo que habrá paciencia, pero creo que ayer nos hizo saber que él sabe que algún día se acabará”.
En torno a los planes en infraestructura para este gobierno en el Excélsior, su director, el periodista Pascal Beltrán del Río, escribe que: “en el mensaje que pronunció con motivo de los primeros cien días de su gobierno, el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que no se iniciaría ‘ningún proyecto de gran escala que no podamos terminar en nuestro mandato’. Esto significa, precisó, que ‘lo que hagamos deberá concluirse y funcionar en el sexenio’. Desde mi punto de vista, esta declaración puede entenderse de diferentes maneras. Puede querer decir que el actual gobierno no desea heredar al que sigue obras sin terminar, como sucede con el tren rápido México-Toluca, cuyo proyecto fue lanzado por el Presidente Enrique Peña Nieto y que López Obrador se ha comprometido a terminar. O bien, quizá significa que el actual Presidente quiere llegar a ver la conclusión y puesta en operación de aquellas obras de infraestructura que se concibieron durante su gobierno. O tal vez que, en ánimo de usar bien los recursos públicos, no quiere que el costo de los proyectos de gran escala se salga de control y acabe comprometiendo muchos más recursos públicos de los que estaban originalmente contemplados, debido a retrasos o al aumento del precio de los insumos. Una cuarta posibilidad es que se trate de una coartada para no construir algunas obras que ha anunciado desde la campaña electoral […], cuando la verdadera razón sería su inviabilidad económica. Sólo el tiempo arrojará luz sobre el verdadero significado de dicho compromiso. Lo cierto es que encorsetar la política de infraestructura de un país a la conclusión de un periodo de gobierno resulta muy arriesgado porque podría pasar que no se construya nada […]. Pero incluso los grandes proyectos emprendidos en sistemas políticos en el que el mandato tiene un periodo predeterminado o incluso vitalicio, frecuentemente son inaugurados o aprovechados por personas distintas a quienes los iniciaron […]. Es común, pues, que los proyectos de gran envergadura se dilaten. Decidir que sólo se construyan aquellas obras que puedan ser concluidas en determinado plazo del calendario político no toma en cuenta los retos técnicos, económicos y legales que pueden provocar retrasos. La construcción de obras de infraestructura que involucran recursos públicos debiera decidirse por consenso y guiarse por el interés público, no la forma en que un gobernante quiera ser recordado”.
En tanto en El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “este jueves, además de probablemente avalar la reforma constitucional para la revocación de mandato y la consulta popular, los diputados federales podrían darle declaratoria de constitucionalidad a la Guardia Nacional, solo en caso de que lleguen las comunicaciones de al menos 17 entidades cuyos congresos locales hayan aprobado la reforma. Bueno, en todo caso, esta será una semana perfecta para el líder máximo de Morena, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en sus primeros 100 días de gobierno goza de un gran apoyo popular, según las encuestas. Sin embargo, si la oposición no avala el acuerdo para la revocación de mandato, la semana se le podría descomponer al mandatario.”
Sobre los niveles de aprobación del Presidente en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “hay cientos de parámetros para definir lo que ha logrado y no el gobierno en los primeros cien días. El Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene en este momento un nivel de aprobación ciudadana de 78 por ciento, y 82 por ciento apoyaría que ‘sí continúe’ al frente del Ejecutivo, fenómeno que no se registraba desde al menos 30 años, afirmó el Diputado de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, quien, además, aseguró que acelerar la economía mexicana en el primer año de un sexenio siempre ha sido complicado. Es notable que algo está haciendo bien el Presidente, y que quienes ejercieron el poder en el pasado no lograron ni en sueños. Lástima, perdieron su oportunidad. Ocho de cada diez mexicanos aprueban la transformación. Lo que sigue es sumarnos en la construcción de un mejor país. Que los numeritos hablen.”
¿Feminicidio institucional?
La necesidad de una legislación para despenalizar el aborto cobra sentido cuando se tienen en cuenta la cifra de mujeres que arriesgan su vida para interrumpir su embarazo de manera clandestina. Cifra que también expone las deficiencias en nuestro sistema de salud y que hace que el debate sobre el tema no sólo sea necesario, sino que culmine con una solución a este problema social. Ante ello en Milenio, el periodista, novelista e historiador Héctor Aguilar Camín, escribe que: “escalofriantes las cifras de abortos legales e ilegales […]. En los últimos 16 años se han practicado en México 3 millones 413 mil abortos legales, un promedio de 213 mil al año. La cifra de abortos ilegales es tres o cuatro veces mayor. Por definición una cifra negra, su número se calcula entre 750 mil y un millón de abortos al año, es decir que 38 por cada mil mujeres en edad reproductiva. Las consecuencias de esta clandestinidad apenas pueden exagerarse. El 36 por ciento de las mujeres que han tenido abortos clandestinos tuvo complicaciones que requirieron un tratamiento médico posterior. Se calcula que la cuarta parte de ellas no recibió la atención médica que requería y murió. Entre 1990 y 2016 se reportaron 32 mil 284 muertes maternas, de las cuales 2 mil 408 fueron por causas relacionadas con el aborto. Es decir: 40.3 muertes por cada 100 mil habitantes, casi el doble del promedio de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. En el Estado de México sucede 40 por ciento de los abortos clandestinos que se practican en el país. Por contraste, la ciudad de México es la única entidad federativa donde se permite el aborto por demanda de la mujer hasta las 12 semanas de embarazo. En Ciudad de México se ha reducido prácticamente a cero el número de muertes por abortos mal practicados. En 2018, la tasa de mortalidad materna en México fue de 30.2 defunciones por cada 100 mil mujeres que dan a luz; 8.7 por ciento de estas muertes se debió a un aborto. El aborto se persigue activamente en México. En 2017 se abrieron 515 carpetas de investigación por homicidio contra mujeres que abortaron. En 2018, fueron 570 carpetas […]. Visto de conjunto, el panorama es el de una crisis de salud pública y mortandad femenina. Es un horizonte inhumano de frialdad institucional y legal frente a una de las situaciones de riesgo más dolorosas en que puede encontrarse una mujer. No sé si a todo eso habría que llamarlo feminicidio institucional. Lo que sé es que las cifras escalofriantes de MILENIO resultan de una mezcla de leyes y prácticas de salud pública que acaban siendo una trampa mortal para miles de mujeres”.
Auxilio
El secuestro de 22 personas en Tamaulipas es una noticia que sacudió al país, y encendió la alerta respecto al tema de seguridad. Por ello en el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “si ya por sí mismo resulta preocupante el secuestro de 22 personas en Tamaulipas, lo que más indigna es el ocultamiento por parte de los gobiernos municipal, estatal y federal que tardaron ¡cuatro días! en reconocer el crimen. Se les olvida que ese silencio cómplice de las autoridades permitió que entre 2010 y 2011, en San Fernando, se registraran desapariciones y ejecuciones múltiples de migrantes y viajeros que dejaron más de 150 muertos. El colmo es que mientras las 22 personas eran sustraídas de un autobús de línea, el gobierno tamaulipeco promociona en redes sociales visitar su territorio, entre otras cosas, ¡por el auxilio carretero que brinda!”
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