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La ciudad está encabronada: Nos insultamos, nos empujamos, nos gritamos… y sí, tenemos miedo

12/06/2016 - 12:05 am

Contaminación, inseguridad, falta de transporte público, tráfico: La Ciudad de México no está contenta. Y se lo ha demostrado al Jefe de Gobierno, quien tiene los niveles de aprobación más bajos desde que se elige a los gobernantes en la capital del país, aunque ganó la elección de 2012 con una votación histórica. Nos gritamos, nos empujamos, nos insultamos, nos encabronamos con mucha facilidad. Los sociólogos dicen que estas actitudes están relacionadas con una sociedad insatisfecha y frustrada.

Encabronar

1. tr. malson. coloq. Enojar, enfadar. U. t. c. prnl.

–Real Academia Española

Una imagen panorámica de la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro
Una imagen panorámica de la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro

Video: Crisanto Rodríguez

Ciudad de México, 12 de junio (SinEmbargo).– Es el más reciente video viral. No es un gatito, no es un mono que orina, tampoco el simpático cachorro de perro que bosteza. Es una mujer histérica, muy encabronada. Y entonces todos la pagan: la cajera, el que la graba, el que empaca (no recibió propina), el que está a su lado.

–Chingas a tu madre –dice en un supermercado de la Ciudad de México.

Alguien la bautiza: “Lady Soriana, señora grosera”.

Ella responde:

–Chingas a tu puta madre- Y te voy a hacer algo, me estás grabando pendejo.

Todos los que están a su lado la pagan, pero ella también. Las redes sociales, que suelen tomarse estos videos muy en serio, le hacen bullying.

Pero escenas similares que no son grabadas se suceden a diario en la capital mexicana. En el Metro, en el Metrobús, muchos de los que van en sus autos o los que simplemente transitan por la banqueta tienen esa misma voluntad de Lady Soriana: estallan a la primera provocación.

“Tenemos una sociedad cada vez más enojada, y no es vano y tampoco es sólo perceptual, tenemos razón para estar enojados por una gran cantidad de factores, principalmente desde el punto de vista de las decisiones de gobierno”, dice Óscar Galicia Castillo, psicólogo y doctor en investigación biomédica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a SinEmbargo.

El también integrante del departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana menciona que el estrés al que las personas se enfrentan día a día, provoca un cambio en su percepción del entorno, y aunque no es una generalidad, los capitalinos vemos la realidad de una forma –todavía más– negativa y pesimista. Y lo peor, no es un mal infundado: las amenazas en México son reales.

“Esto tiene una base, existe una presión económica y laboral en el país, existe también una presión por la seguridad, y no es un fenómeno propiamente sólo de la percepción, es una amenaza real que genera más estrés, lo que ha denominado el Presidente como ‘mal humor social’. No hay seguridad de mucho tipos, eso va influir en la forma en como las personas se perciben cada vez más vulneradas, más sensibles”, dice.

Para Gabriela Jiménez, quien vive al sur del ex Distrito Federal y trabaja en la zona poniente de Polanco, “la ciudad está desquiciada”. En un día normal, sabe desde que sale de su casa que pasará, en el mejor de los casos, cuatro horas al frente del volante de su automóvil. Pero hoy no, como en los últimos tres meses su coche con engomado azul fue otra vez “víctima” de la contingencia ambiental y del Doble Hoy No Circula, y pese a ser un modelo 2015 con holograma 00, ya son cinco las ocasiones que debe descansar dos días (sino es que tres) en una semana.

“Ni modo, en Metro”, dice mientras se mentaliza para emprender un recorrido al que no está acostumbrada, pero que otras 5.3 millones de personas utilizan a diario. Tendrá que soportar empujones, calor (que en abril del año pasado llegó a 35 grados dentro de los vagones) y si tiene suerte no pasará a ser parte del 64 por ciento de las mujeres que han sufrido algún tipo de abuso o acoso en el transporte público de la Ciudad de México, el segundo más peligroso entre las 15 capitales más grandes del mundo, según un estudio de la Fundación Thomson Reuters.

“Es la cereza del pastel: y para colmo no circulo, ya nada más falta que salga y me orine el perro –ejemplifica Galicia Castillo–. Llega un momento en donde una serie de acumulaciones sobre las preocupaciones cotidianas ya no te permiten ser optimista, una serie de piedritas en el zapato, o en algunos casos ya ni siquiera piedritas, tenemos unos rocones”.

Aun con todo esto, buena parte de los habitantes consideran al Metro como el transporte colectivo más seguro y eficiente de la metrópolis, a diferencia de los microbuses o “peseros”, que, a decir de Gabriela “son la peor escoria de las vías públicas, se paran donde sea, van echando carreritas, contaminan, meten a 300 personas donde caben 80, qué bueno que ya los van a quitar”.

Mancera tiene el peor nivel de aprobación de los jefes de gobierno elegidos por voto. Foto: Cuartoscuro
Mancera tiene el peor nivel de aprobación de los jefes de gobierno elegidos por voto. Foto: Cuartoscuro

Ésta última es una de las más recientes propuestas de Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la CdMx, para mejorar la movilidad y disminuir la contaminación ambiental, un personaje cuya desaprobación entre los ciudadanos aumentó del 26 por ciento en abril de 2013 a 64 por ciento tres años después, según las encuestas del Grupo Reforma.

“La gente está enojada principalmente por el Gobierno, no sólo la contingencia, la contaminación, hay una gran cantidad de estrés que es provocado justamente por la clase de gobernante”, dice el psicólogo.

De acuerdo con analistas consultados previamente por SinEmbargo, la participación de sólo el 28.3 por ciento del padrón capitalino en las elecciones del pasado 5 de junio, es el reflejo del “cansancio, el hartazgo y la pérdida de confianza de los mexicanos en los políticos”.

Por su parte, Salvador Árciga Bernal, del departamento de sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dice a este medio que el ambiente de irritabilidad es resultado de la acumulación de situaciones “molestas” que se vuelven cotidianas. “Todos de diferentes maneras nos sentimos ofendidos, agredidos o poco a gusto con la falta de servicios y posibilidades sobre todo en esta ciudad, la zona conurbada o ahora la Megalópolis”, dice.

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Jiménez se sorprende de llegar a su destino 20 minutos antes de su junta programada para las 9:30 de la mañana, y agradece que hoy no riñó con ningún otro conductor, ningún microbusero se metió en su camino, ni salió de su casa esperando adivinar si las obras por la construcción del Deprimido Vehicular Insurgentes-Mixcoac le permitirán llegar a tiempo.

Dicha construcción consiste en un doble túnel vehicular en la intersección de las avenidas Insurgentes y Mixcoac, la cual ha sido rechazada por vecinos de la zona, quienes consideran que no resolverá el problema de tránsito vehicular y, por el contrario, sí afecta negativamente el medio ambiente por la tala de cientos de árboles que implicó.

“Todas las obras que están haciendo son embudos, no las hacen en horas eficientes, están trabajando a toda hora, y así hay miles que al final no mejoran la vialidad, quiero ver que sea cierto, pero ninguna de las obras que han hecho aquí ha servido, el segundo piso del Periférico es lo mismo, te subes y para subir es un problema y para bajar es otro cuello de botella en donde si te hubieras ido por abajo hubieras hecho lo mismo, y además pagaste”, dice Gabriela a SinEmbargo.

No obstante, el mayor conflicto de esta habitante de la CdMx es el comportamiento de sus conciudadanos, “hay gente más falta de comportamiento, andas poco tolerante, reaccionan ante cualquier insinuación, la gente está desquiciada en esta ciudad”.

“Asumimos que tenemos más derechos y más posibilidades de demandar y esto hace que nos volvamos más intolerantes con la gente en términos comunes, porque ahora la gente ya no está acostumbrada a convivir con los otros. Nos estamos volviendo más individualistas”, menciona el sociólogo.

La inseguridad y falta de calidad en los servicios públicos son las principales quejas. Foto: Cuartoscuro
La inseguridad y falta de calidad en los servicios públicos son las principales quejas. Foto: Cuartoscuro

La profesionista de 28 años acepta que además tiene un problema de paranoia por la inseguridad, “todos me dan miedo, parece que la población está mutando y todos tienen cara de que me van a asaltar”, dice.

Y nuevamente, tal miedo no está injustificado, de acuerdo con el “Reporte de Índice Delictivo 2015” elaborado por el Consejo Ciudadano de Seguridad y Procuración de Justicia (CCSyPJ), los homicidios dolosos aumentaron de 749 a 854 entre enero y diciembre del año pasado, asimismo, el Secretariado Ejecutivo contabilizó 136 denuncias por violación sexual en los primeros cuatro meses del 2016, mientras que las de robos, con violencia y sin ella, suman 24 mil 749 hasta abril de este año.

Si es culpa del Gobierno, de los automovilistas, de los manifestantes, de las construcciones, y un largo etcétera, las opiniones son divididas. Pero si una cosa es cierta, es que en esta ciudad de mil 485 kilómetros cuadrados, ya somos muchos.

Datos del 2015 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) señalan que en la capital del país vivimos 8 millones 851 mil 80 personas, es decir, 5 mil 967 personas por kilómetro cuadrado, sumado a más de un millón 700 personas de estados aledaños que vienen diariamente a trabajar.

“La sobrepoblación [es un problema] en los lugares en donde existe una gran competencia por recursos, en donde la cantidad de restricciones que tiene una persona va aumentando porque tiene que compartir con una gran cantidad de personas, aumenta el nivel de presión y de estrés”, explica Óscar Galicia.

“Cada persona tienen una capacidad para lidiar con fenómenos estresantes, sin embargo, esto va haciendo mella en la salud de las personas más sensibles, que ya de entrada tienen altos niveles de ansiedad, de estrés y empieza a manifestar conductas como extrema irritabilidad, desesperación, de falta de tolerancia, de impulsividad”, finaliza.

Para el experto puede que “Lady Soriana”, “Lord Ferrari” o el ya olvidado “Gentleman de Las Lomas” sean simples “víctimas” de la viralidad y los medios, aunque también podrían ser sujetos enfermos con reales problemas de personalidad, pero más seguramente, un producto de la descomposición social que arrastramos desde hace años, un reflejo más de una ciudad encabronada.

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