México

Ochoa Reza: ¿podrá el alfil de la Reforma Energética llevar al PRI al triunfo en 2018?

12/07/2016 - 12:04 am

Enrique Ochoa Reza será designado hoy como el nuevo presidente nacional del PRI, con el disgusto del priismo tradicional que ve al ex director general de la CFE como una imposición desde la Presidencia y como un tecnócrata que “cavará la tumba” de ese partido. Ochoa Reza, considerado uno de los alfiles de la Reforma Energética, tiene un reto aún mayor que transformar a la Comisión Federal de Electricidad, dicen expertos, pues la militancia ni siquiera lo conoce.

Enrique Ochoa Reza presentó su renuncia a la dirección general de la CFE, para “contender” por la dirigencia del PRI. Foto: Cuartoscuro
Enrique Ochoa Reza, ex director de la CFE, se registró ayer para la “contienda” por la dirigencia nacional del PRI. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 12 de julio (SinEmbargo).– Enrique Ochoa Reza tuvo que “tuitear” una imagen de su credencial de afiliación al Partido Revolucionario Institucional para comprobar su militancia en la institución política que está a punto de presidir. Horas antes, y en cuanto anunció su decisión de buscar la dirigencia tricolor, su priismo había sido cuestionado, entre otros, por un sobrino del extinto candidato presidencial Luis Donaldo Colosio.

“Tecnócrata que sólo cavará la tumba de nuestro partido”, escribió el ex candidato a diputado federal priísta Esteban Ruiz Carballido el 7 de julio, también en su cuenta de la red social Twiter. “Imposición que las cúpulas pretenden”, dijo el ex Gobernador priísta de Oaxaca, Ulises Ruiz.

Pese a las inconformidades, Enrique Ochoa Reza renunció a la dirección de la Comisión Federal de Electricidad el 8 de julio y, todo indica, hoy será nombrado nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, cuya derrota electoral en siete estados el pasado 5 de junio motivó la salida de su anterior líder, el ex Gobernador sonorense Manlio Fabio Beltrones.

“El problema más importante que tiene la designación, al parecer segura, de Ochoa Reza no tiene que ver con su militancia, porque puede tener muchos años, sino cuánto reconocimiento y por tanto ascendencia tenga para dirigir al partido. La militancia no tiene mayor relevancia, sino su presencia, que a los ojos de la militancia no tiene reconocimiento”, dice Rogelio Hernández Rodríguez, politólogo catedrático del Colegio de México y quien este año presentó su libro “Historia mínima del PRI”.

“El PRI atraviesa por un serio problema de credibilidad, y no creo que Ochoa Reza sea la opción más adecuada para rescatarlo”, agregó el investigador en entrevista.

De acuerdo con la credencial difundida por Ochoa Reza, su afiliación al Revolucionario Institucional data del 15 de julio de 1991, cuando tenía 19 años y el partido era encabezado, precisamente, por Colosio. Su carrera en la administración pública, sin embargo, ha estado concentrada en áreas “técnicas”, sobre todo relacionadas con la energía, y no ha ejercido cargos de elección popular: economista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), entró al Gobierno federal en 1997, a los 25 años, cuando se convirtió en asesor del entonces Secretario de Energía, Luis Téllez Kuénzler; luego se afilió a la organización empresarial Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales y, en el inicio de este sexenio, fue nombrado Subsecretario de Hidrocarburos.

Con ese cargo, en 2013 participó en un evento para analizar la Reforma Energética mexicana con el abogado David Goldwyn, un ex cabildero de las grandes compañías petroleras internacionales y que, entre 2009 y 2011, fue coordinador Internacional de Energía del Departamento de Estado nombrado por Hillary Clinton.

“Independientemente de los conocimientos de Ochoa Reza en el campo administrativo, lo que indica con toda claridad es que no tiene conocimiento del trabajo partidario”, dice Hernández Rodríguez.

“Para ser presidente de ese partido, por lo menos en los años más tradicionales, lo que importaba era la carrera política, partidaria, que fuera conocido por su trabajo electoral, político; Ochoa no tiene nada de esto; y no importan los apoyos corporativos, que son la peor parte de ese priísmo; eso no le da autoridad en el partido, y dentro de muy poco veremos que sus habilidades no son las suficientes”, agrega el titular de cátedras como “Gobierno y proceso político en México”.

LA IMPOSICIÓN DESDE LOS PINOS

Enrique Ochoa, ex director de la Comisión Federal de Electricidad, entregó hoy papelería para ser candidato a presidente del PRI. Foto: Cuartoscuro
Enrique Ochoa es visto por los propios priistas como una “imposición” del Presidente de la República, una que, prevén, cavará la tumba del partido. Foto: Cuartoscuro

No es, sin embargo, la primera vez que el Presidente de la República impone a uno de sus funcionarios cercanos por encima de los intereses partidistas. Esta práctica, recuerda el autor de la revisión histórica, inició desde los años ochenta, cuando, también en medio de una crisis económica y un plan de reformas constitucionales, el entonces Presidente Miguel de la Madrid nombró a su amigo Adolfo Lugo Verduzco como dirigente nacional del tricolor.

“Esto es típico de la tecnocracia que nos ha gobernado”, dice Hernández. “Llegó con De la Madrid, que, precisamente, lo primero que hizo fue imponer en la dirigencia del partido a Adolfo Lugo Verduzco, que no tenía ninguna experiencia política ni reconocimiento dentro del partido, sino que era su amigo”, agrega.

La imposición de De la Madrid, recuerda Hernández, terminó con la fractura del tricolor y la formación de la denominada “corriente democrática” de la cual, en 1988, emergió la figura de Cuauhtémoc Cárdenas como el principal opositor de Carlos Salinas de Gortari en la elección por la Presidencia.

“Al parecer, el Presidente está empañado en perder la Presidencia en 2018”, sentencia el investigador, que agrega que si la experiencia de Beltrones no fue capaz de resolver los problemas electorales por los que atraviesa el tricolor, la de Ochoa “menos”.

Ochoa Reza llega a dirigir al tricolor después de que el partido perdió siete de las doce gubernaturas disputadas en la elección pasada, entre ellas entidades que había gobernado toda su historia, como Tamaulipas y Veracruz.

Y llega, también, a pocos días de que la Comisión Federal de Electricidad que encabezaba tuviera que anunciar un aumento en las tarifas contrario al sentido de uno de los pocos beneficios ofrecidos a la población por la Reforma Energética.

Miriam Grunstein, titular de la consultora Brilliant Energy e investigadora de la apertura energética mexicana, atribuye la situación de la empresa productiva del Estado a un “error de política pública” y de la Secretaría de Hacienda más que a la dirección de poco más de dos años de Ochoa Reza, a quien considera un funcionario “inteligente” e incluso potencial aspirante en 2024.

El problema, plantea la académica afiliada del Instituto Baker para las Políticas Públicas de Rice University, es que su paso de la CFE al PRI “es un síntoma del chapulinismo” y de cómo en México se utilizan posiciones clave en la administración pública para fines diferentes al desarrollo.

“Lo que creo es que está buscando satisfacción personal; no tiene un compromiso específico con nada”, dice quien también ha fungido como consejera en la Comisión Reguladora de Energía. “Si hubiera tenido vocación, hubiera permanecido como cabeza de una empresa muy importante para los mexicanos; pero una cosa es la vocación de sacar adelante a una empresa y otra usarla como trampolín”, agrega.

Grunstein, también autora del libro “De la caverna al mercado. Una vuelta al mundo de las negociaciones petroleras”, coincide en que el PRI está teniendo una actitud “suicida”, ajena a su característica capacidad de sobrevivencia que incluía actos de apertura, aun cuando fueran simulados. “No por cualquier cosa, Mario Vargas Llosa le llamó la dictadura perfecta”, recuerda la autora.

“El tiro de gracia” en esta actitud del priismo actual, plantea, fue el rechazo a la aprobación de la iniciativa ciudadana conocida como “Ley 3 de 3”, que, entre otros objetivos, buscaba que las nuevas leyes “Anti-corrupción” obligaran a los servidores públicos a presentar declaraciones patrimonial, fiscal y de conflicto de intereses.

El rechazo a esta propuesta, explica Grunstein, fue también contrario a los principios de transparencia y máxima publicidad incluidos en las leyes de la Reforma Energética, necesarios para vigilar que la apertura del sector no se convierta en “botín”.

“¿Cómo vamos a tener una Reforma Energética con máxima transparencia si no tenemos acceso a revisar el patrimonio de los funcionarios públicos?”, cuestiona. “Si llegara a entrar mucho dinero y no tenemos un sistema anticorrupción robusto, esto puede ser el botín del año”, advierte.

El caso de Téllez Kuénzler, el primer jefe de Ochoa Reza en la administración pública federal y hoy integrante de diversos consejos de administración trasnacionales, ha sido considerado como ejemplo de la relación de los servidores públicos con los intereses privados: en 1999, cuando era Secretario de Energía, promovió la apertura del sector eléctrico para luego ingresar a Sempra Energy, una de las empresas norteamericanas que más se ha beneficiado de esta decisión.

A la fecha, de acuerdo con el Portal de Obligaciones de Transparencia, Sempra ha ganado más de 21 mil millones de pesos en 21 contratos para suministro de gas importado a la CFE; siete de ellos en la administración de Ochoa Reza.

Sandra Rodríguez Nieto
Periodista en El Diario de Ciudad Juárez. Autora de La Fábrica del Crimen (Temas de hoy, 2012), ex reportera en SinEmbargo
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