Un día cómo hoy, pero de 1971 concluyeron las dos jornadas que conformaron el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro. Con ello también concluyó de alguna manera el periodo hippie de esta nación; ese coqueteo de casi 10 años que reunió la protesta social, las filosofías pacifistas y el rock.
El llamado Woodstock de México se realizó a la sombra del Jueves Corpus y de la matanza de Tlatelolco en 1968. No obstante, el evento de Valle de Bravo representó un respiro para el ambiente de represión que se respiraba en la época, a pesar de que significara el cierre de un capítulo lleno de dolor e ideales.
MÚSICA, BANDAS Y UN DESNUDO CÉLEBRE
El repertorio de bandas fue amplió y contó con lo más representativo del rock nacional de aquella época. Bandas como Soul Masters,La División del Norte, Los Yaki, Tinta blanca y Three Souls in my Mind fueron algunas de las casi 20 bandas que en dos días complacieron a la audiencia de más de 300 mil personas que se reunieron ahí para “cotorrear y a buscar paz y amor”.
Atrás habían quedado los descarados covers que César Costa, Enrique Guzman y otras celebridades de los 60 habían hecho una costumbre. Aunque la tónica entre muchas bandas de principios de los 70 seguía apuntando a la repetición de los éxitos que llegaban a México de Estados Unidos e Inglaterra, comenzaban a ser reconocidas los primeros grupos con aquello que se conoce como sonido propio y –por supuesto– temas originales. A pesar de que hubo muchas agrupaciones cuya ausencia fue notoria en Avándaro, estas también se mantenían fieles a estos intentos.
Sin duda, algo de lo que es más recordado por los asistentes y mencionado por aquellos que sólo conocen de oídas del evento es la famosa “Encuerada de Avándaro”. De un modo u otro la dama de senos descubiertos se convirtió en el símbolo del evento y aún cuando nadie acierte a mencionar muchos de los grupos que se presentaron en esos sos días la anónima chica sigue siendo un referente de esa fecha.
La entrada a los 70 representaría dentro de poco la llegada de nuevas modas con las que los más jóvenes pronto se identificarían dejando atrás el espíritu de amor y paz encarnado por este festival. En cuestión de años la música disco y otros ritmos nuevos conquistarían a los mexicanos y, aunque siguieron quedando algunos fieles a la esencia hippie, cada vez fueron menos los sobrevivientes, los cuales simplemente cedieron a la llegada de los nuevos tiempos.
