Microhistorias: Iconografía guadalupana

12/12/2015 - 12:01 am

Todos la reconocemos y podemos nombrar por lo menos dos puntos clave de cómo luce la Virgen de Guadalupe, pero ¿de dónde y quién originó su imagen? Aquí una breve explicación.

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Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo/WikiMéxico).- Cuenta la tradición, que la mañana del 9 de diciembre de 1531, la virgen de Guadalupe se presentó ante Juan Diego, un indígena oriundo de Cuautitlán. Fue la primera de cuatro apariciones milagrosas, y el inicio de la llamada conquista espiritual, ocurrida en los primeros años del México virreinal.

Las imágenes eran el principal instrumento para cristianizar a los indios, y la virgen de Guadalupe llegó a ser la más importante. Una crónica de 1723 señalaba que, para ese año, no había casa de noble o plebeyo, español o indio, en la que no hubiera una imagen de la morena.

La virgen de Guadalupe quedó representada tal y como se supone apareció estampada en el ayate de Juan Diego: sobre un cúmulo de nube, con corona y rodeada de rayos solares. Está vestida con una túnica rosa y un manto azul, que le cubre la cabeza, decorado con estrellas. Se apoya sobre la luna en cuarto creciente, sostenida por un ángel con las alas de color azul, amarillo y rojo. Su rasgo más distintivo es la piel morena como la de los indios.

La autoría de la pintura de la virgen se atribuye al artista indígena Marcos Cipac de Aquino  (también conocido como Marcos Griego), discípulo del colegio de San José de los Naturales, quien se presume, hizo la pintura por encargo del segundo arzobispo de México, Alonso de Montúfar.

La “Guadalupana” pertenece a un modelo iconográfico flamenco alemán denominado mulier amicta sole (la mujer rodeada de sol) que data de la Edad Media.  El antecedente conceptual de este modelo es la descripción de que hace san Juan de la mujer celestial en el Apocalipsis del nuevo Testamento: “una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Apocalipsis, 12:1).

La representación de la virgen comparte rasgos comunes con un incontable número de imágenes marianas realizadas durante la  misma época de su aparición. Son precisamente esos tres elementos mencionados en el Nuevo Testamento, los que representan el modelo y los que están integrados en la imagen de la virgen morena:  coronada, rodeada de un marco de luz y parada sobre una luna creciente.

La corona que portaba inicialmente sobre la cabeza destaca por su sencillez. Puede ser apreciada en las réplicas del original del periodo del virreinato y del siglo XIX, después, en 1895, fue borrada por orden del abad Plancarte.

Entre las obras conocidas en las que existe una mayor semejanza con la pintura de la virgen destaca La Virgen en la gloria, de 1490, una estampa flamenca alemana, que coincide en sus trazos principales con la guadalupana y que podría haber sido una fuente de inspiración para Marcos.

También representa una virgen coronada, con la diferencia de que carga a un niño en su brazo derecho. El pintor indígena adaptó el modelo europeo a las necesidades de los frailes, también se sustituyó el cabello rubio y se hizo un ajuste en la mirada de la virgen.

 

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