Redacción/SinEmbargo
13/04/2013 - 12:00 am
Al final, también serán los muertos de EPN
Hace tres días, Miguel Ángel Osorio Chong informó que la lista de asesinatos en el gobierno de Enrique Peña Nieto suma 4 mil 451 asesinatos “presuntamente relacionados con el crimen organizado”, lo que arroja un promedio de 34 diarios. Sin embargo, el titular de la Secretaría de Gobernación fue enfático y rechazó ante los medios […]
Hace tres días, Miguel Ángel Osorio Chong informó que la lista de asesinatos en el gobierno de Enrique Peña Nieto suma 4 mil 451 asesinatos “presuntamente relacionados con el crimen organizado”, lo que arroja un promedio de 34 diarios.
Sin embargo, el titular de la Secretaría de Gobernación fue enfático y rechazó ante los medios de comunicación que esas 4 mil 451 personas asesinadas sean “los muertos de Peña Nieto”, por “no son muertos que le correspondan a una persona”, dijo el político hidalguense.
Se entiende que el segundo hombre más poderoso en la estructura del gobierno federal defienda las operaciones y tácticas del Presidente y el equipo encargado de combatir la inseguridad. Pero el actual gobierno sabe que es imposible que la lista de muertos no se le sumen al actual mandatario aunque esa sea la pauta para los próximos meses: la estructura lo negara por todos los medios.
Sin embargo, esa es una estrategia que ya vimos en el sexenio anterior. Y, al final, los cientos de miles de muertos y desaparecidos son ya parte de la huella indeleble que dejó la administración Felipe Calderón Hinojosa.
Calderón Hinojosa no sólo rechazó que los 80 mil o más muertos que arrojó su sexenio fueran suyos. Tampoco se hizo responsable por los más de 20 mil desaparecidos –mexicanos y extranjeros– y menos aún aplicó programas de política pública para darle opciones a los más de 250 mil desplazados que generó su particular guerra contra el crimen organizado.
Más aún, sin datos ni investigaciones que lo avalaran, el ex Presidente afirmó en diversas ocasiones que esos muertos eran producto del enfrentamiento entre capos, como si los delincuentes, per se, merecieran tal destino. “Se matan entre ellos”, dijo textual.
Peor todavía, cuando la voz ciudadana comenzó a protestarle por el saldo rojo de su estrategia fallida e incluso a denunciarlo ante instancias internacionales por las víctimas inocentes –asesinados por la delincuencia pero también por fuerzas federales, incluido el Ejército–, Calderón Hinojosa se atrevió a llamarles “daños colaterales” de la lucha contra el crimen.
Entre esos “daños colaterales”, que por cierto no ameritaron ninguna condena, están también más de mil 400 niñas y niños, denunció Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Eludir responsabilidades, esconder cifras, minimizar los hechos o responsabilizar a otros por la obligación que tiene el Estado de preservar la seguridad de los mexicanos, es una táctica completamente errada y la emergencia nacional que se vive actualmente en México no está para desmarcarse.
Aunque el actual gobierno tratará de desvincularse de los asesinatos que, por lo que se ve ahora se sumarán por miles, lo cierto es que, al final, como pasó con Calderón, serán responsabilidad directa tanto de las acciones como de las omisiones del Presidente Enrique Peña Nieto y su equipo.
¡Feliz fin de semana!
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