Etgar Keret y “Tuberías”, un libro de cuentos de su juventud

13/05/2017 - 12:04 am

Publicado por Editorial Sexto Piso, el volumen reúne cuentos del autor israelí que reflejan la fragilidad de la vida cotidiana y que comenzó a escribir luego del suicidio de uno de sus mejores amigos.

Ciudad de México, 13 de mayo (SinEmbargo).- Dice que cualquier metáfora asociada a su trabajo le resulta placentero y por eso le decimos que sus cuentos son como esas figuras de hombres parados en la nieve. Uno los mueve y cae las gotas infinitamente.

“Para mí las historias eran tuberías que me daban acceso a otro lugar donde mis emociones me hacían más sentido”, dice el autor de Extrañando Kissinger y De repente un toquido en la puerta, cuya obra ha sido traducida a dieciséis idiomas.

“Nada”, “Pegamento loco”, “Alisa”, “Bolsitas de cumpleaños”, “Plastificado”, algunos de los 57 cuentos que reúne el volumen y que hoy trata de explicar con Diego Rabasa como traductor, acaso el que más ha entendido la estética de Keret y que hoy sin duda constituye el autor más exitoso de Sexto Piso.

“Nosotros usamos el concepto de Calasso en el sentido de que cada libro se debe vender como parte de un catálogo. En ese sentido yo escucho a Etgar hablar de su proceso creativo, me viene mucha identificación porque nosotros no tenemos mucha consciencia de que es lo que hacemos paso a paso”, dice Diego Rabasa.

“Si veo el catálogo son etapas, pero ha habido ciertas anclas que nos han trazado la ruta y Keret ha sido como fundamental en nuestra carrera. Cuando empezamos a publicarlo ya era un autor conocido, pero nunca como ahora y en ese sentido hemos crecido con él. El tipo de trabajo que nosotros tenemos que hacer con Etgar Keret no lo habíamos tenido con alguien más. Imagínate, mañana habrá una reunión en la Cineteca donde por lo menos asistirán 500 personas. Impresionante”, concluye Rabasa.

Diego Rabasa, orgulloso frente a su autor. Foto: SinEmbargo

Viene de Israel, un lugar relacionado con la muerte y “muchas de mis historias, en especial en Tuberías, tratan de reflejar la fragilidad de la vida cotidiana. Cuando tratas de llevar una vida normal y decides cosas, también estás caminando sobre un hielo muy delgado que puede romperse en cualquier momento por la violencia”, dijo.

Además de escritor ha decidido dedicarse al cine, por eso de hacer cosas con otro y en La Cineteca pudieron verse tres cortometrajes inspirados en sus historias: ¿Qué es lo que traemos en los bolsillos?, A buck’s worth y Three Towers.

Considerado uno de los mejores narradores de la literatura contemporánea, el escritor israelí Etgar Keret ha nacido en Tel Aviv, Israel, 1967, donde vive y fue condecorado como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia.

Es autor de novelas gráficas como Nobody Said It Was Going to be Fun (1996), y recibió, en 2007, la Cámara de Oro en el festival de Cannes por la cinta Jellyfish (2010), que dirigió junto con su esposa Shira Geffen. Además es profesor en el departamento de Cine y Televisión de la Universidad en su ciudad natal.

­–Sus cuentos son como esas figuras de Navidad, uno los da vuelta y sigue cayendo la nieve…

–Me encantan las metáforas asociadas a mi obra. Estoy de acuerdo con todas las cosas lindas que me dicen de mi trabajo. En cierto sentido comparo la escritura con los ataques que tienes de asma. Cuando tienes un ataque de asma tienes muy poco oxígeno y tienes que elegir mucho las palabras. Puedes decir cuatro o cinco palabras, no más. Yo nací con asma y en cierto sentido por alguna extraña razón he comparado la escritura con estos ataques porque tengo que lograr esta síntesis cuando escribo. Siempre tengo una sensación de urgencia, hay como esta sensación de emergencia cuando estoy escribiendo porque tengo que aprovechar ese flujo de ventana porque en cualquier momento se me cierra ese flujo de palabras, se me termina el aire.

–Comenzó a escribir estas historias cuando tenía 20 años…

–Sí y cuando empecé a escribir estas historias no tenía ninguna idea de razones estéticas. Escribí como pude. Cuando las escribí intención de publicarla, lo único que quería hacer era tender un puente de comunicación con las personas más cercanas a mí. La gente me preguntaba ¿por qué escribes en este formato tan breve? Y la verdad es que no tenía ninguna idea…

–El resultado estilístico es sorprendente

–Cuando escribí esas historias me sobrecogían emociones que yo trataba de reprimir de tal forma que iban ejerciendo una especie de presión, que explotaban, como en una especie de volcán en erupción. Yo era una persona muy reprimida, hacía todo lo posible para alejarme de mis sentimientos y en esa medida me parece que esa acumulación fue creando una tensión cada vez más grandes. Estos pequeños relatos eran especie de libros de quejas de mi inconsciente, que trataba de comunicarme con mi conciencia, que me decía: mira, estás sufriendo, estás padeciendo esto.

Etgar Keret junto a Tuberías. Foto: SinEmbargo

–¿Y qué lugar ocupa la imagen en estos relatos?

–Para mí las historias las recibo siempre de una imagen o de una conversación que escucho alrededor. Usualmente cuando son historias que me vienen de una imagen las escribo en tercera persona, cuando las escucho las escribo en primera persona, vienen de mi monólogo interior. Lo que sucede es que nunca revelo esta imagen en la historia, construyo un relato alrededor de esa imagen y el lector nunca sabe a qué me refiero.

–Como en una especie de Tuberías…

–Sí. Cuando empiezo a escribir no sé que es lo que quiero, pero después de que las leo hay mucha relación entre ellas. Encuentro una narrativa después en la colección de cuentos. Cuando escribí Tuberías que fue mi primer relato tuve acceso a un descubrimiento total. Este descubrimiento fue que estaba sufriendo en el mundo en que yo habitaba y que necesitaba encontrar un salvoconducto que me permitiera una manera alternativa de darle cauce a mis emociones. En ese sentido cada una de mis historias es una especie de tuberías, que me da acceso para comprender mis emociones.

–¿Hay algunas historias de bullying?

­–Sí escribí este libro cuando estaba haciendo mi servicio militar obligatorio y siempre tuve la sensación de que mi comandante me estaba bulleando. Lo que siempre utilicé fue la mala idea que tengo del poder y en este sentido que eso se permeó a lo largo de Tuberías y poco a poco me fui dando cuenta de que era algo esencial para mí.

–¿Qué le da el cine?

–Lo que primero que me atrajo de hacer cine es que hay algo muy solitario en el oficio de escribir. A mí me pareció muy atractiva la parte colaborativa del cine, este espacio donde la creación se hace con personas que tienes a tu alrededor. Se creó para mí un equilibrio perfecto y cuando termino tengo muchas ganas de que me dejen solo.

–Con respecto a la literatura israelí, Amos Oz es como Borges, a quien nunca le van a dar el Nobel…

–La razón no es por falta de merecimiento, sino que nunca va a recibir el Nobel es porque mientras él siga vivo no se va a resolver el conflicto entre palestinos e israelíes. Por una parte debe entenderse con la ideología con que enfrenta este conflicto y por el otro es que esta violencia lo sitúa en una posición que le impide competir por el Nobel.

–¿Usted con qué ideología lo enfrenta?

–Para mí es muy sencillo, siempre que tengas a ciudadanos que no sean capaces de controlar el territorio va a ser muy difícil salir del conflicto. Mientras los palestinos no tengan una autoridad independiente, esto no tiene ningún futuro. La única alternativa que se me ocurre es la alternativa de los dos Estados.

Sexto Piso acaba de publicar el libro que escribió cuando tenía 20 años. Foto: Especial

–Si usted no es rico ni es famoso, como le preguntaron en una publicación china, ¿para que escribe?

–Hay una especie de carácter reflexivo en lo que yo hago, pero nunca tengo mucha consciencia de lo que hago. Escribo historias que no me dejan en paz y la única forma que me dejen en paz es escribiéndola.

–¿Qué le pasa con el lector mexicano, cada vez tiene más público aquí?

–Creo que lo que me sucede en México es único para mí. Hay algunos países en donde pueda vender más ejemplares, pero ninguno, incluso Israel, donde se haya creado un espacio para mí, para mi obra. En ningún lugar me abrazan tanto como aquí. Hay algo sobrecogedor en esta situación. No sé cómo reaccionar frente a eso.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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