Voto nulo + abstención + partidos patito

13/06/2015 - 12:03 am

En elecciones pasadas quedó claro el hartazgo social contra los “servidores” públicos que no han visto por el bienestar social, sino por su beneficio personal. Aunque la proporción de participación fue la más alta desde 1997 (47.03%), las campañas del voto nulo y el no-voto sin duda influyeron en los resultados.

En números redondos, 1 millón 800 mil votos fueron anulados, lo que representa el 4.88% de los emitidos. Esto es más que lo obtenido por Nueva Alianza (3.74%), Encuentro Social (3.3%), el Partido del Trabajo (2.87%) o el Partido Humanista (2.14%).

A esto se suma otro factor sospechoso. Recordemos que durante meses se supo de la larga y lenta tarea de Morena por conseguir las firmas necesarias para poder participar en la contienda. El requisito fue superado con mínimo margen y mucha labor a nivel banqueta. Pero de repente ¡zas!, aparecen otros dos partidos de cuya existencia no supimos sino hasta que ya tenían el registro necesario para participar en elecciones: Encuentro Social y el Partido Humanista.

Los no-votos y los votos nulos, más los que votaron por los partidos “sorpresa”, a nivel nacional suman más del 63% del padrón electoral. Si tomamos 2012 como ejemplo, un año de abstencionismo promedio (37.6%), podemos considerar que, si la población hubiera acudido a las urnas en la misma proporción, un 27.7% de los votos habrían sido anulados, favorables a los partidos de sospechosa aparición a última hora, o de todos modos no emitidos –el cálculo mantiene la tendencia media observada en 2012.

Con esa cantidad de votos, más de 10 millones 150 mil, hubiera habido de sobra para enderezar lo que tiene harta a la sociedad. Sin ellos, el panorama no cambió tanto como se deseaba. ¿Pero cómo saber lo que quería la mayoría?

En el ambiente estaba el descontento, una irritación que no encontró alivio, un desequilibrio social creciente. Cualquiera lo vio en su entorno, en todo los niveles, en todos los círculos, aunque no en la oligarquía. Hoy las pláticas siguen siendo de fatalismo, desaliento, frustración por falta de oportunidades, por la corrupción creciente, la falta de bienestar social, igual que hace dos semanas. No hacen falta encuestas, es más fiable la voz del pueblo.

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