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“Me tocó empezar de nuevo a aprender hablar, escribir, caminar”, relata doctora que enfermó de COVID

13/12/2020 - 7:29 am

Delfina Polo Vivero, una doctora de 30 años de edad que estuvo en laborando en la primera lineal contra la COVID-19, se infectó y tuvo que aprender a hablar, escribir y a realizar otras actividades.

Ciudad de México, 13 de diciembre (RT/SinEmbargo).- Una doctora colombiana tuvo que a aprender de nuevo a hablar y a escribir tras pasar más de dos meses en una unidad de cuidados intensivos por la COVID-19, informaron esta semana los medios locales.

Delfina Polo Vivero, de 30 años de edad, trabajó en el grupo anti COVID-19 de la policía nacional y enfermó tras entrar en contacto con una persona contagiada el 7 de junio. La doctora, que tenía antecedentes de asma en su historial clínico, fue hospitalizada en su Cartagena natal, aunque después tuvo que ser traslada por vía aérea a la UCI de la Fundación Cardiovascular de Colombia en Floridablanca tras sufrir complicaciones.

La mujer, que fue intubada y sometida a una traqueotomía y 3 diálisis, sufrió 2 paros cardiorespiratorios y un fallo multiorgánico y acabó perdiendo 25 kilos, pero ahora no recuerda nada de eso.

Delfina compartió a través de su cuenta de Facebook las consecuencias que sufrió a causa de la infección por el virus SARS-CoV-2. Foto: Facebook Delfina Vivero

“Me dieron de alta el 22 de agosto incapacitada por 6 meses, me toco empezar de nuevo a aprender hablar, abrir la boca, escribir, caminar, vestirme, conducir”, escribió la galena en su Facebook. Tras su recuperación, que fue muy larga y difícil, la mujer pudo por fin regresar a su vida normal, aunque afrontando las secuelas que le dejó la COVID-19, como hipertensión, diabetes y necesidad de anticoagulantes.

La mujer se vio obligada a trabajar de nuevo al cabo de tres meses para poder pagar sus facturas. “Aquí en Colombia para tener algo debes ser amigo de los bancos”, escribió la doctora en su Facebook. Y añade: “las deudas no comen de enfermedad y incapacidad, ni por estar postrada en una cama”.

Asimismo, Polo Vivero denunció que ni ella ni muchos médicos de la primera línea no recibieron el bono por la COVID-19 por parte del Gobierno. “Es triste porque fui médico de primera línea de COVID-19 afectada y con secuela”, escribió el pasado 9 de diciembre.

LA “NEBLINA MENTAL”

Confusión, delirio y otros tipos de disfunción mental, llamados encefalopatía, han ocurrido en personas que requirieron la hospitalización por COVID-19. Médicos en todo el mundo se preguntaban si era una casualidad, algo particular de ciertos enfermos. Pero un estudio encontró que estos pacientes necesitaban hospitalizaciones más largas, tenían tasas de mortalidad más altas y, a menudo, no podían realizar sus actividades diarias inmediatamente después de la hospitalización.

Se le conoce como “niebla mental”, aunque todavía no tiene un nombre formal porque apenas se está reconociendo como un padecimiento de quienes han estado enfermos. Y es por el SARS-CoV-2. Los síntomas cognitivos son tan preocupantes que pueden incluir pérdida de memoria, confusión, dificultad para concentrarse, mareos y comprensión de las palabras cotidianas. Cada vez más, los sobrevivientes de COVID dicen que la niebla mental está afectando su capacidad para trabajar y funcionar normalmente.

“Hay miles de personas que tienen eso”, dijo a The New York Times Igor Koralnik, jefe de enfermedades neuroinfecciosas en Northwestern Medicine en Chicago, quien ya ha visto a cientos de sobrevivientes en una clínica post-COVID que dirige.

Los científicos no están seguros de qué causa esta confusión mental. Afecta incluso a personas que se enfermaron levemente por COVID-19 y no tenían afecciones médicas previas. Las principales teorías son que surge cuando la respuesta inmune del cuerpo al virus no se apaga o por inflamación en los vasos sanguíneos que van al cerebro.

La investigación sobre la “niebla mental” apenas está comenzando. Un informe francés de agosto sobre 120 pacientes que habían sido hospitalizados encontró que el 34 por ciento tenía pérdida de memoria y el 27 por ciento tenía problemas de concentración meses después.

Millones de personas han enfermado de COVID-19 en el mundo. Foto: Cuartoscuro.
Enfermos de COVID presentan secuelas. Foto: Cuartoscuro.

MÁS CASOS

Hay más. El Times cita una encuesta que se publicará próximamente de 3,930 miembros de Survivor Corps, un grupo de personas que se conectaron para hablar sobre la vida después de COVID, más de la mitad informó tener dificultades para concentrarse o concentrarse, según Natalie Lambert, profesora asociada de investigación en la Escuela de la Universidad de Indiana de Medicina. Fue el cuarto síntoma más común de las 101 afecciones físicas, neurológicas y psicológicas a corto y largo plazo que informaron los sobrevivientes. Un tercio o más de los encuestados informaron problemas de memoria, mareos o confusión.

“La ‘niebla mental’ parece una descripción tan inferior de lo que realmente está sucediendo. Es completamente paralizante. No soy capaz de pensar con la suficiente claridad para [hacer] nada”, describió Mirabai Nicholson-McKellar, una cineasta australiana de 36 años. Se lo dijo a The Guardian.

“No puedo trabajar más de una o dos horas al día e incluso salir de casa para ir de compras puede ser un desafío”, explicó.

El doctor Michael Zandi, consultor del Instituto de Neurología Queen Square de la UCL, en Reino Unido, le dijo a The Guardian que ha visto pacientes que han estado viviendo con la “niebla mental” durante algunos meses y cada vez hay más casos entre las personas no fueron ingresadas en hospital y se enfrentaron al COVID-19 en casa.

“La proporción de personas con síntomas cognitivos durante cualquier período de tiempo, como resultado del COVID-19, se desconoce y es un foco de estudio ahora, pero podría llegar hasta el 20 por ciento”, dijo.

El doctor Wilfred Van Gorp, expresidente de la Academia Estadounidense de Neuropsicología Clínica, señaló que muchos de los que superaron el coronavirus que han reportado la “niebla mental” también tienen problemas que van desde dolores de cabeza hasta dificultades para tolerar ruidos fuertes y controlar las emociones.

“Las quejas son muy similares a las de los pacientes que han sufrido una conmoción cerebral”, dijo. También hay similitudes con el síndrome de fatiga crónica, agregó.

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