Ciudad de México, 28 de junio (SinEmbargo).– Las fallidas políticas públicas ambientales en México ponen en evidencia la negligencia, corrupción y la impunidad de las autoridades en beneficio de empresas e industriales, señaló este día el Episcopado Mexicano en su edición dominical Desde la Fe.
“La voracidad de las empresas industriales consume a ritmos inauditos el patrimonio y los recursos naturales propiedad de la nación como las playas”, indicó la Iglesia católica.
Recordó que en el 2013, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), México fue el segundo país latinoamericano con más muertes atribuidas a la contaminación atmosférica, y el Distrito Federal, añadió, supera a ciudades como Medellín, Bogotá, Montevideo y Sao Paulo en niveles de contaminación del aire por gases de vehículos e industrias generadoras de energía.
La representación de la Iglesia católica indicó que los ríos mexicanos se han convertido en verdaderas cloacas para residuos domésticos e industriales.
“En nuestro país prácticamente los hemos exterminado [a los ríos] para convertirlos en gigantescas tuberías de aguas negras. La misma suerte le depara a nuestros mares si se sigue consintiendo el fracking, tecnología altamente contaminante y dañina para el medio ambiente, que es utilizada para explotar recursos energéticos al amparo de la reforma en este sector”, describió la Iglesia en su editorial.
Lo más grave, expuso el Episcopado mexicano, no son las pérdidas económicas, sino la seguridad y salud de millones de mexicanos que ven con impotencia cómo se destruye su entorno natural y sus medios de subsistencia.
En los últimos tres años se han registrado grandes desastres ambientales en diferentes puntos de la geografía nacional por derrames de hidrocarburos en costas del Golfo de México o el vertido de sustancias venenosas en cauces de ríos útiles para la agricultura y el consumo humano, como el de 40 mil metros cúbicos de tóxicos en los ríos Sonora y Bacanuchi desde la mina Buenavista del Grupo México, considerado el más devastador de los desastres ambientales, refirió la publicación.
En las grandes concentraciones urbanas la realidad también es deplorable, advierte la iglesia. “La Ciudad de México está convertida en un basurero y huele a cloaca, no hay políticas ni campañas para respetar la naturaleza y ahorrar el agua”.
Explicó que el Distrito Federal es de las peores entidades en materia de calidad del aire a pesar de las políticas de reordenamiento vehicular y recordó la puesta en marcha de algunos programas ambientales como el “Hoy no circula”, con el que se quiso reducir el uso de vehículos privados, pero los efectos fueron inversos al aumentar el parque de automóviles nuevos.
Por otra parte,finalizó, los capitalinos no gozan de transporte eficiente y padecen un verdadero viacrucis en la red del Metro, con trenes e instalaciones inseguras y riesgosas para la integridad de millones, engañados por promesas de mejoras al Sistema de Transporte Colectivo, con el alza de tarifas que lesionó la economía de los ciudadanos.