Ciudad de México, 13 de febrero (SinEmbargo).– Porque Japón no tenía suficiente con sólo erigir una estatua al perro más leal del mundo, Hachiko, decidió implementar un nuevo monumento en la Universidad de Tokio, donde trabajaba su dueño.
El profesor Hidesaburo Ueno era académico de este campus a principios de la década de los 20´s, y cada vez que tomaba todas las mañanas el tren en la estación de Shibuya para llegar a su destino, Hachiko, su mascota lo veía partir y lo esperaba de regreso durante largas horas hasta que su tutor regresara.
Sin embargo, cuando el profesor Ueno falleció a causa de una hemorragia cerebral en 1925, el perro siguió esperando en Shibuya a que su dueño regresara, todos los días, durante 10 años hasta que este perro fiel muriera en 1935.
Fue 13 años después que en su honor se develó la primera escultura dedicada a Hachiko en Japón, sólo que en esta ocasión su amigo humano lo acompañaría a su lado.
Esta historia ha inspirado varios estudios. Los perros son leales y las recientes investigaciones demostraron que pueden sentir emociones de la misma manera que los humanos. Los perros fueron los primeros animales en ser domesticados al compartir un ambiente en común con las personas durante casi 10 mil años.
La situación de los perros domésticos es comparable a la situación de los niños pequeños, que explica en parte las similitudes que existen entre la sensibilidad a los estímulos sociales humanos mostrados entre ellos, según una investigación publicada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
A diferencia de los humanos, los perros dependen de los seres humanos para alimentarse, beber agua, acceso a socializar con otros de su especie, según un estudio realizado por la Universidad de Florida llamado “Una revisión de los perros domésticos (canis familiaris) y los comportamientos similares a los humanos: O ¿Por qué los analistas del comportamiento deben dejar de preocuparme y amar a sus perros”.
Otro experimento demostró la lealtad de los perros, aunque se trataba de una investigación sobre el comportamiento de los éstos respecto a los robots, pero aún así mostraron empatía por los humanos y robots que los alimentaron durante las pruebas, según el estudio de la Cognición Animal realizado por un grupo de Investigación de Etología Comparativa de la Universidad de Hung
Cualquiera que sea el estudio o la investigación sobre la lealtad y la afección de los perros, un humano sabe cuando su amigo canino lo aprecia.
El amor de los perros está comprobado científica y empíricamente durante los años, pero el de los humanos hacia ellos también tiene sus bases científicas.
Estudios recientes también mostraron que los cerebros de los perros procesan las voces y emociones justo como los de las personas. Una investigación publicada en Current Biology, revela que las áreas neurológicas de los perros y los humanos son muy parecidas.
El estudio fue realizado por un grupo dirigido por la investigadora Attila Andics en un centro de resonancias magnéticas de Budapest en el que escanearon los cerebros de los perros para realizar experimentos en el que tenían que escuchar más de 200 sonidos.
Al compartir las mismas áreas, los perros procesan voces y emociones de otros individuos de manera muy similar.
Ambos grupos responden con gran actividad neurológica y reflejan emociones positivas como reírse, en vez de actividad negativa como llorar o quejarse. Por supuesto, los perros responden mejor cuando escuchan sonidos provenientes de ejemplares de su misma especie.
La investigadora Andis opina que este proceso neurológico con el que también cuentan los humanos es lo que fortaleció el vínculo de los perros con los humanos desde miles de años.
AMOR PERRO
El Hospital General de Massachusetts descubrió que las personas sienten la misma afección por sus perros de compañía que por sus hijos. Se realizaron varias pruebas en las que las mujeres miraban fotografías de sus hijos pequeños y luego de sus perros, así como de bebés y perros desconocidos.
Los resultados de las impresiones cerebrales indicaron que la actividad cerebral en los casos de los perros y bebés conocidos era en las regiones emocionales, que involucran la cognición social, procesos visuales, recompensa y afiliación. Pero, al ver las fotografías de los bebés y perros desconocidos no mostraron ninguna actividad.
