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“Llevo más de 90 días con síntomas”. El drama en la vida de una joven de 33 años que enfermó de COVID-19

14/07/2020 - 10:19 pm

La Sociedad de Médicos Generales de España estima que entre el 5 y el 10 por ciento de los pacientes de la COVID-19 está sufriendo o puede sufrir afectaciones de larga duración.

Por Juan Miguel Hernández Bonilla

España, 14 de julio (Vice News).- Raquel Carretero (Sevilla, 33 años) lleva más de tres meses con síntomas persistentes e ininterrumpidos de coronavirus. Su pesadilla comenzó a finales de marzo, y hoy —90 días, tres tratamientos distintos y varias hospitalizaciones después— no ha terminado. Ni ella, ni sus médicos, ni el Ministerio de Sanidad de España, ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) saben cuándo va a mejorar. No saben tampoco cuáles son las causas de sus problemas ni qué hacer para prevenirlos y solucionarlos. Raquel no es la única. La Sociedad Española de Médicos Generales estima que entre el 5 por ciento y el 10 por ciento de los pacientes con esta enfermedad está sufriendo o puede sufrir afectaciones de larga duración.

A Raquel el cansancio le llegó de golpe. Subía las escaleras de su edificio cuando se sintió ahogada y le dio un ataque de tos. Al día siguiente tuvo fiebre y malestar general, pero ya no podía ir al médico. El estado de alarma llevaba unas semanas y los hospitales de su región ya estaban al borde del colapso. Esperaba que todo terminara a los 15 días, como decían en las noticias, pero no fue así. Hoy sigue con dolores musculares, está muy cansada y la fiebre no le baja. “Me despierto con 37,3 y en las tardes llego a 38. Mi calidad de vida no existe. Vivo del sofá, a la cama y de la cama al sofá. Las tardes las paso decidiendo si me voy a urgencias o no”, cuenta Raquel con angustia.

Su testimonio es similar al de miles de pacientes de Madrid, Barcelona, Andalucía, El País Vasco y Valencia, que ante la incertidumbre de su enfermedad decidieron unirse y crear los colectivos de La COVID-19 persistente en estas comunidades autónomas. Según sus estimaciones, en este momento podría haber 20.000 personas en España sufriendo secuelas o consecuencias del virus que les impiden llevar una vida normal. Fran Mera, uno de los médicos que lidera una investigación de síntomas persistentes de la COVID-19 en el Instituto Catalán de Salud, reconoce que estos pacientes pasaron desapercibidos durante los peores meses de la pandemia porque no se sabía nada sobre su existencia. No eran casos lo suficientemente graves como para ingresar a las UCI, pero tampoco mejoraban a las pocas semanas. “La sanidad dejó un poco de lado a la gente que no estaba al borde de la muerte pero que tenía síntomas invalidantes en casa”.

Marta Cabezas, del colectivo de Cataluña, cuenta por teléfono que fue increíble encontrar a personas que llevaban meses sufriendo lo mismo que ella. “Este grupo nos salvó a muchas. Yo ya estaba empezando a creer que estaba loca, que lo que me ocurría a mí era algo psicológico, pero me di cuenta de que no estaba sola. Eso me dio fuerza para seguir”.

Los primeros síntomas de Marta, 34 años, comenzaron el 18 de marzo, hace más de 100 días, cuando acompañó a un familiar al hospital de Igualada, Cataluña. “A partir de ahí empecé a perder el olfato y la fuerza. Pasaron los días y no mejoraba. Fui al ambulatorio para que me hicieran exámenes. Los resultados mostraban mis pulmones como si ya hubiera pasado el virus, pero las pruebas daban negativos”, cuenta Marta. Y añade que pasó la cuarentena con su hija y su marido. Los dos tuvieron síntomas leves, pero, como la mayoría de gente, en 15 días se recuperaron.

“Lo que tienes es una tos nerviosa”, le dijo una médica a Marta antes de mandarla a casa por no encontrar nada “preocupante”. A medianoche de ese día, 9 de junio, la llamaron para pedirle perdón y decirle que había un error y su prueba era positiva. Tenía que ingresar en urgencias de inmediato. Estuvo internada hasta el 19 de junio.

En cuatro meses Marta ha padecido tos insoportable, dolores de cabeza que no le dejan abrir los ojos y episodios frecuentes de vómito y diarrea. Para el doctor Mera estos síntomas persistentes no se dan porque el virus esté en el cuerpo de los pacientes, sino porque al pasar provocó una reacción inflamatoria que se mantiene aunque el virus ya haya desaparecido. “Creemos que en algunos casos la reacción al virus persiste a pesar de que este ya no esté. Es como una alergia que se hubiera mantenido activada, inflamada y descontrolada”.
Igual que Raquel y Marta, Irantztu Sparza, una psicóloga sanitaria del País Vasco y líder del colectivo de La COVID-19 en Euskadi, aún sigue enferma. “Han pasado muchas semanas desde que perdí la fuerza y todavía hay días en los que no me puedo levantar de la cama. El fin de semana pasado tuve que venir a casa de mi madre para que me cuidara porque no puedo ni fregar un plato”, dice Irantzu por teléfono.

En su voz, entrecortada por la tos seca y constante, se nota la preocupación: “No es solo que no mejoro, es que a veces voy peor. No sé qué esté pasando ni qué va a pasar en mi organismo porque cada vez estoy más agotada. Por momentos piensas ‘voy a vivir con una invalidez brutal’”. Como psicóloga sanitaria, Irantzu insiste en que los síntomas de los pacientes de COVID persistente son orgánicos y no imaginarios. “Cada vez que mis compañeras van a urgencias les dicen que es ansiedad. Eso es maltrato. Necesitamos que nos atiendan con un protocolo especial para nuestros casos. Lo único que queremos es recuperar nuestra vida normal”.

El doctor Lorenzo Armenteros del Olmo, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familias, está de acuerdo con la petición de Raquel. Armenteros reconoce que en este momento hay que reanudar la asistencia a estos pacientes y hacerles un seguimiento intenso, integral y desde distintas disciplinas. “Hay que retomar la normalidad. Ellos cumplieron a rajatabla las medidas que el Gobierno proponía, pero ahora que todo vuelve a una relativa calma hay que darles la atención que merecen. Hay que hacer todas las pruebas que se necesitan para saber qué les pasa realmente”, insiste Armenteros.

Cada día que pasa, los distintos colectivos de La COVID-19 persistente de España reciben nuevos integrantes. Si las estimaciones de la Sociedad de Médicos de España son acertadas se podría hablar de que al menos un millón 300 mil de los 13 millones de contagiados por coronavirus en el planeta podrían sufrir síntomas persistentes. La semana pasada, la doctora María Van Kerkhove, directora de investigación de la Unidad de Enfermedades Emergentes de la OMS, se refirió por primera vez en más de cinco meses de pandemia a estos pacientes: “Reconocemos que hay algunas personas en el mundo que están sufriendo tos seca, dificultad para respirar y fiebre por largos periodos de tiempo. Pero no sabemos por qué pasa. Por eso seguimos tratando de entender mejor qué cuidados necesitan para volver a tener una vida normal”.

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