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Lo que faltaba: Curas católicos y pastores protestantes hacen campaña por Donald Trump en EU

14/09/2016 - 3:30 pm

Las encuestas difundidas entre ayer y hoy hablan de un ascenso firme y constante de Donald Trump. Unas dicen que ya adelantó a Hillary Clinton; otras, que está en empate. Pero aunque muchas de sus posturas transgreden principios y postulados esenciales de algunas de las denominaciones religiosas más importantes de Estados Unidos, algunos de los líderes más influyentes de esas iglesias (sacerdotes católicos o pastores protestantes) no tienen empacho en comprometer su apoyo y el de sus nutridos rebaños al belicoso aspirante republicano, un costal de odio, mentiras y discriminación.

Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).- Donald Trump dijo que los mexicanos son violadores y que las mujeres deben ser tratadas como si fueran mierda. También dijo que está de acuerdo con la tortura “si es necesaria” y propuso la idea de asesinar a las familias de extremistas como parte de su estrategia contra el terrorismo.

También declaró que si estuviera parado en la Quinta Avenida en Nueva York y le disparara a alguien, no perdería un solo voto y que, de ganar la presidencia, permitiría que el ejército estadounidense cometiera crímenes de guerra si estos resultaban de utilidad.

Las ofensas lanzadas por el candidato republicano desde que inició la contienda presidencial forman hoy un catálogo casi interminable.

Muchas de sus posturas lo enfrentan claramente con principios fundacionales de algunas de las más importantes denominaciones cristianas que dominan el mercado de la fe en Estados Unidos. El amor al próximo, la igualdad ante Dios, o la compasión por el desposeído son conceptos completamente ausentes en su discurso.

Trump no parece tener problema con eso. Tampoco varios de los principales líderes de esas iglesias, católicas o protestantes, que están ofreciendo su apoyo y el de sus masivas congregaciones al belicoso candidato presidencial.

Para los líderes de esas congregaciones, la elección del 8 de noviembre parece tener casi nada que ver con principios y fe, y sí con la posibilidad de cosechar un poder político y con impedir a toda costa que gane la candidata Demócrata, Hillary Clinton.

EN BUSCA DEL PODER PERDIDO

Desde la reelección del Republicano Ronald Reagan en 1984, las iglesias evangélicas no dejaron de concentrar poder político en Estados Unidos, hasta 2012, cuando Barack Obama ganó con holgura un segundo término y el voto evangélico-cristiano se diluyó profundamente.

En esta elección parecen decididos a volver por sus fueros, y el magnate de la construcción parece su mejor apuesta.

Los votantes evangélicos blancos prefieren a Trump sobre Clinton en prácticamente todos los temas que consideran sensibles.

En cuanto a las políticas de control de armas, 79 por ciento de ese sector prefiere al republicano y sólo 15 por ciento a su rival, prácticamente la misma proporción que en el tema del combate al terrorismo.

Setenta y siete de cada 100 evangélicos blancos creen que el republicano manejaría mejor la economía y 65 por ciento cree que la posición de Trump sobre el aborto sería mejor que la de su adversaria.

Esos números no son fortuitos, son resultado de pronunciamientos públicos a favor del magnate inmobiliario por parte de algunos de los liderazgos religiosos conservadores más importantes en Estados Unidos.

Recientemente cinco de eso líderes conversaron con el influyente sitio de noticias Politico.com y le dieron su apoyo al republicano.

Entre ellos estaban:

– Ralph Reed, fundador de Faith and Freedom Coalition.
– Tony Perkins, del Family Research Council.
– Marjorie Dannenfelser, de la organización Susan B. Anthony List.
– Garyy Bauer, histórico activista conservador y ex candidato presidencial.
– Penny Nance de la organización Concerned Woman of America

Los cinco son considerados como pilares del movimiento evangélico conservador, son seguidos por millones de personas en el país, y dejaron claro que no mantienen hoy ninguna de las reservas que Trump les generaba al principio de las campañas.

Todos se caracterizan por un férreo combate contra iniciativas como el matrimonio homosexual y el aborto y casi todos apoyaban la candidatura de Ted Cruz, el Senador por Texas que compitió y perdió con Trump en la contienda por la nominación republicana. Cruz es hijo de un pastor protestante y no esconde su profunda vocación religiosa.

Según Politico.com, los cinco líderes religiosos reconocieron tener algunas reservas con Trump, debido a que el aspirante republicano se ha casado tres veces y se muestra más moderado de lo deseable en temas como los derechos para los homosexuales, pero aseguraron que votar por Clinton no es alternativa.

El 78 por ciento de los blancos que se asumen como evangélicos planea votar por el empresario, pero no porque les convenzan muchos sus políticas sino para no votar por Clinton, de acuerdo con una reciente encuesta del Pew Research Center.

Uno parece ser el tema central en la decisión de los líderes religiosos: la posibilidad de que Trump, de llegar a la presidencia, elija a nuevos miembros de la Suprema Corte que pongan fin al derecho al aborto, largamente defendido por el Partido Demócrata y el presidente actual Barack Obama.

 

PRAGMATISMO POLÍTICO

Pero, ¿por qué estarían estos y otros prominentes líderes religiosos apoyando a Trump si no está claro que comparta con ellos sus creencias?

Justamente porque no los mueve la fe si no sus intereses políticos, de acuerdo con un extenso texto del religionnews.com, firmado por Tobin Grant.

El artículo explica que en el pasado, los líderes de las iglesias más importantes de Estados Unidos encontraron pocos problemas en alinear sus creencias religiosas con sus intereses políticos, es decir, normalmente invitaban a su grey a votar por los candidatos que se oponían al aborto o rechazaban el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Pero, en el caso de Trump, no les queda claro ni a ellos ni a nadie si el republicano de verdad impulsará una agenda conservadora en caso de que llegue a la Casa Blanca. Sin embargo, estarán dispuestos a proclamarlo como su candidato a cambio de poder político.

Para comprobar la tesis el artículo cita el caso de Jerry Falwell Jr., presidente de la Liberty University, en Lynchburg, Virginia, y uno de los líderes baptistas más importantes del país. Falwell Jr., dio su apoyo a Trump durante la Convención Nacional Republicana en julio pasado.

De inmediato el endoso le acarreó una lluvia de críticas que le endilgaban, prácticamente, haber vendido su alma al diablo.

En una reciente entrevista para la radio pública estadounidense, Falwell fue cuestionado sobre la aparente incongruencia de respaldar a Trump.

El líder conservador respondió: “Bueno, creo que Jesús dijo que todos éramos pecadores… recuerdo la historia de la mujer que se había casado cinco veces y que querían matar a pedradas. Jesús dijo aquello de ‘el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra’”.

En un entrevista posterior con el Washington Post, Falwell abundó en la explicación.

“Evangélicos y cristianos estamos votando como estadounidenses en este momento”, dijo. “Tal vez en el futuro, cuando las cosas no sean tan caóticas, votaremos otra vez basándonos en los temas sociales de nuevo. Pero hoy es momento diferente. Tenemos que salvar al país en primer lugar, y vamos a luchar por todas esas otras cosas más tarde”.

CATÓLICOS TAMPOCO ESTÁN CONTENTOS

Incluso los católicos, tradicionalmente más allegados al Partido Demócrata coquetean con la posibilidad de dar la espalda a la ex Primera Dama.

El voto católico es uno de los más importantes en el país. Ellos pueden definir elecciones en estados indefinidos (swing states) como Ohio. Su voto fue definitivo en los dos triunfos de Obama.

Un texto firmado por Chris Jackson, en The Remnant, el periódico católico más viejo de Estados Unidos, explica por qué el voto de esa Iglesia el próximo 8 de noviembre debe ser por Trump. El texto es brutal contra la candidata demócrata.

“Hillary Clinton, una corrupta, pro aborto radical y anti-cristiana política de carrera amenaza con cambiar el rostro de Estados Unidos para siempre”.

Las lista de acusaciones contra Hillary es larga en el texto. Estas son algunas de ellas

Hillary:

– Nombrará a jueces en la Suprema Corte que reforzarán la legalidad del aborto.
– Cree que es derecho del Estado y no de los padres educar a los hijos.
– Pondrá restricciones al discurso religioso
– Perseguirá a los Cristianos que no apoyen su agenda social.
– Promoverá la inmigración indocumentada y permitirá el ingreso de millones de indocumentados al país.

Jackson proporciona también una lista igual de abundante pero con las cualidades de Trump.

La primera que señala es que el candidato republicano publicó ya la lista de jueces que propondría para la Suprema Corte. Todos sus candidatos han sido ya palomeados por organizaciones pro-vida importantes como la Heritage Foundation y la Federalist Society, una cortesía con la iglesia que no tuvieron ni siquiera republicanos de primer nivel como Mitt Romney y John McCain en el pasado.

El artículo de The Remnant recuerda también que Trump eligió como compañero de fórmula a Mike Pence, a quien califica como un “probado activista” contra el aborto y a favor de los derechos de la Iglesia.

Y concluye con una frase lapidaria para Clinton: “No hay absolutamente ninguna justificación moral para que cualquier católico vote por Hillary Clinton… El precio de la derrota (de Trump) en noviembre significa un poder Ejecutivo y un poder Judicial en contra de los cristianos… En otras palabras, no votar por Trump en esta elección es elegir el suicidio de nuestra nación y de nuestras familias.”

¿De verdad?

 

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