Redacción/SinEmbargo
14/10/2013 - 12:00 am
Menos gasto corriente y más transparencia
El Presupuestos de Ingresos y Egresos de 2014 presentará hoyos importantes que llenar para el gobierno federal, encabezado por Enrique Peña Nieto. El rechazo generalizado de la Cámara de Diputados a la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en colegiaturas y en la vivienda (rentas, hipotecas y compra-venta”, además de la reducción de impuestos […]
El Presupuestos de Ingresos y Egresos de 2014 presentará hoyos importantes que llenar para el gobierno federal, encabezado por Enrique Peña Nieto.
El rechazo generalizado de la Cámara de Diputados a la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en colegiaturas y en la vivienda (rentas, hipotecas y compra-venta”, además de la reducción de impuestos a otros sectores como el campo, plantea retos para los operadores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que lidera Luis Videgaray Caso, quienes en la Reforma Hacendaria contemplaban ingresos extraordinarios por esos conceptos.
Además, la recesión por la que atraviesa la economía mexicana, aunados los gastos extraordinarios que se realizarán por los daños a la infraestructura causados por los huracanes “Ingrid” y “Manuel” han reducido aún más el margen de maniobra de la actual administración federal.
La primera respuesta, la más fácil, ha sido contratar más deuda externa. Pero esto, lo han advertido ya los expertos, servirá de poco para impulsar la inversión productiva si se considera que la mayor parte de los recursos se irán para pagar sólo los intereses generados por esos pasivos.
Por eso, una de las exigencias de los legisladores de todos los partidos, incluyendo al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que, a través de su líder en la Cámara Baja, Manlio Fabio Beltrones Rivera, rechazó desde el primer momento la Reforma Hacendaria tal y como fue enviado de Los Pinos, se concentra ahora en un plan de austeridad para el gobierno federal, donde se realice “una completa reingeniería” al gasto público.
El otro gran reclamo de los políticos, pero más aún de la Iniciativa Privada y de organizaciones civiles, es que la administración de Peña Nieto transparente el gasto de las dependencias, a todos niveles, para que los recursos se apliquen realmente en beneficio de todos los mexicanos.
La transparencia, lo hemos visto en los meses recientes y desde que EPN y su gabinete presentaron sus declaraciones patrimoniales de forma parcial, no ha sido el fuerte de esta administración en los casi 11 meses de gobierno.
Sin embargo, el llamado de la iniciativa privada y de expertos financieros de organismos nacionales y extranjeros se centra en que el plan de austeridad, en un momento de crisis, debe comenzar por recortar el gasto corriente, que es donde mayor opacidad se ha tenido tradicionalmente en el gobierno federal.
Ayer, también el coordinador del Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal, exigió al gobierno de la República austeridad y transparencia en el gasto en correspondencia al esfuerzo tributario que pide a los mexicanos: “Sin austeridad, transparencia y calidad de gasto, la Reforma Hacendaria) solamente significaría un golpe al bolsillo de la gente”, dijo el panista.
El gran tema pendiente, afirmó, es la calidad del gasto público, pues cada centavo que el gobierno recibe, debe retribuirse en seguridad y servicios para los ciudadanos.
“Hacemos un llamado para la presentación de un plan de austeridad que maximice los nuevos recursos fiscales en 2014 y que los etiquete en programas de verdadero impacto social e inversiones de utilidad pública. Si el gobierno está pidiendo un esfuerzo tributario a los mexicanos, debe poner el ejemplo con un doble esfuerzo en austeridad y transparencia”, destacó en un comunicado enviado a la prensa.
Y sí, en ese renglón se concentra el eterno reclamo al gobierno de los ciudadanos en México: en el de la exigencia que impone el gobierno para pagar impuestos en tiempo y forma, y en la poca respuesta que los mexicanos tienen en la calidad de los servicios que recibe.
Pero, además, la gente está harta de la corrupción, de los altos sueldos a funcionarios, de sus prerrogativas, de sus gastos superfluos, de las nóminas llenas de amigos y familiares, del enriquecimiento de camarillas enteras en cada sexenio.
La demanda es justa por donde se vea, porque el principal problema de México está justo en la falta de transparencia en el ejercicio gubernamental y en la corrupción que justo se alimenta de la falta de mecanismos que supervisen la rendición de cuentas.
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