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Redacción/SinEmbargo

14/11/2012 - 12:00 am

Romero Deschamps: la burla

¿Qué clase de líder sindical puede ser Carlos Antonio Romero Deschamps si ayer, a 70 días de que el Poder Legislativo comenzó a discutir la Reforma Laboral, no sabe nada sobre su contenido? ¿Cómo puede ser que el dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) desconozca una propuesta de cambio a […]

¿Qué clase de líder sindical puede ser Carlos Antonio Romero Deschamps si ayer, a 70 días de que el Poder Legislativo comenzó a discutir la Reforma Laboral, no sabe nada sobre su contenido?

¿Cómo puede ser que el dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) desconozca una propuesta de cambio a la Ley Federal del Trabajo, cuando desde hace mes y medio se discuten, por primera vez desde hace 40 años, modificaciones a la misma?

¿Por qué Romero Deschamps, quien además es senador por el PRI y es integrante de la Comisión de Energía del Senado de la República, no se ha tomado la molestia de leer un documento ampliamente discutido en las Cámaras Alta y Baja?

Deschamps, quien dirige el STPRM desde 1996 y fue reelecto el pasado 20 de octubre por seis años más, llegó a la secretaría general del sindicato petrolero en sustitución de Sebastián Guzmán Cabrera, quien a su vez sustituyó a Joaquín Hernández Galicia.

Es, pues, el beneficiario indirecto del “Quinazo” del 10 de enero de 1989, ordenado por Carlos Salinas de Gortari para eliminar a Hernández Galicia, “La Quina”, quien fue encarcelado por acopio ilegal de armas y corrupción, bajo el pretexto de iniciar una “modernización” en ese gremio sindical.

Pero esa “modernización” no hizo sino impulsar a un “dirigente” que acumula aún más entredichos que sus antecesores.

Romero Deschamps gana oficialmente, como “obrero” de la paraestatal petrolera, 24 mil 633 pesos. Sin embargo, se calcula que es poseedor de una inmensa fortuna, aunque no se tiene claro de cuánto es, gracias a las bondades de la Ley Federal del Trabajo que, ni antes ni ahora –gracias al PRI–, le exige entregar cuentas ni transparentar sus recursos.

Lo cierto es que diversas investigaciones de prensa, de legisladores y de sindicalistas opositores han consignado que es poseedor de un departamento en Cancún, frente al Bulevar Kikulkán; un yate de nombrado “El Indomable”, valuado en un millón y medio de dólares; una colección de coches antiguos, valuada en 5 millones de dólares; una lujosa residencia en el exclusivo fraccionamiento Paseos de la Reforma, en el Estado de México; una flotilla de carros tanque; algunos ranchos y cabezas de ganado y, además, es socio mayoritario de Banorte, entre algunas de las posesiones que han podido ser identificadas.

También, como publicó Reforma el 19 de mayo pasado, con su sueldo de “obrero”, al que habría que sumarle el de legislador, le alcanza para que su hija consentida Paulina Romero Deschamps presuma en su página de Facebook [“Pauli Rod”] sus viajes por el mundo, en avión privado y acompañada de sus tres perros; sus paseos en yate y comidas en sitios de lujo; sus bolsos Hermés de miles de dólares y el que tome vinos de 500 euros por botella.

Uno de sus hijos, además, puede vivir sin trabajar y, de acuerdo con información publicada por Carlos Loret de Mola, ser cliente recurrente del Smith & Wollensky, un lujoso restaurante de carnes en Miami, Florida, al que llega conduciendo un Ferrari de 7 millones de dólares.

En 2003, por ejemplo, las revistas de sociales consignaron cómo el líder petrolero festejó las nupcias de su hijo José Carlos Romero Durán con una fiesta en la que rentó a la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de México y el coro de Bellas Artes. La boda se llevó a cabo en la Hostería del Bohemio y la misa fue oficiada por el entonces obispo Onésimo Cepeda Silva.

Nada mal para un “obrero” que ingresó a Petróleos Mexicanos como limpiador de tuberías y de tanques de almacenamiento.

Sus antecedentes de corrupción incluyen el protagonizar el “Pemexgate”, que le valió ser acusado –junto a los también líderes petroleros Ricardo Aldana Prieto y Jesús Olvera Méndez– como uno de los presuntos responsables del desvío de 640 millones de pesos de recursos públicos asignados al gremio para la campaña presidencial del PRI en 2000.

En el proceso, Romero Deschamps obtuvo varios amparos que le impidieron ir a la cárcel. Al final, el Partido Revolucionario Institucional fue multado con mil millones de pesos y todo quedó en el olvido.

Entonces, ¿qué puede importarle a este señor el contenido de la Reforma Laboral?

Es obvio que le tiene sin cuidado. Él sigue siendo un intocable y el destino de los trabajadores no le importa mientras respondan a sus demandas, particularmente cuando se trata de presionar a los gobiernos federal y estatal en turno, así como a los directivos de Pemex.

“Todavía no la conozco, no la conocemos, se acaba de aprobar, acaba de llegar a la Cámara, miren dónde estoy. Mientras no la conozca no puedo emitir opinión”, dijo ayer el sindicalista muy quitado de la pena, al argumentar que no sabe nada de los cambios en la Ley Federal del Trabajo.

Una verdadera burla para los trabajadores de Pemex, para el sindicalismo, para el PRI –si es que la tiene– y para México, pues gracias al voto de los legisladores del tricolor y del PAN, dirigentes como Romero Deschamps seguirán amasando fortunas incalculables sin que la ley los obligue a rendir cuentas.

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