Italia enfrenta nuevo escándalo de corrupción entre grupos industriales y el banco más antiguo del mundo

15/02/2013 - 3:23 pm

Roma, 15 Feb (Notimex).- Italia enfrenta una nueva “Tangentopoli”, como se denominó al escándalo de corrupción que a inicios de los 90 derribó a la Primera República, advirtió hoy el primer ministro dimisionario Mario Monti, a una semana de las elecciones generales.

En declaraciones a un programa de la televisión pública (RAI), Monti habló de las indagaciones por corrupción que involucran a algunos de los principales grupos industriales, como Finmeccanica y el Eni, o al banco más antiguo del mundo, el Monte dei Paschi di Siena (MPS).

“Enfrentamos algo muy parecido a Tangentopoli (tangente significa soborno en italiano)”, indicó Monti.

Además advirtió que en la actualidad existen “menos esperanzas”, porque en los años 90 “hubo una acción liberatoria de la magistratura”, mientras ahora “la conciencia de los ciudadanos está anestesiada”.

Monti realizó sus declaraciones a pocos días del arresto del presidente del grupo de defensa y aeroespacial Finmeccanica, Giuseppe Orsi, acusado de pagar sobornos a líderes de India para obtener contratos de venta de helicópteros.

Asimismo, la semana pasada el director ejecutivo del grupo energético Eni, Paolo Scaroni, fue imputado porque la subsidiaria del grupo, Saipem, pagó sobornos para obtener contratos en Argelia.

A ello se suma el caso del banco MPS, que desde enero pasado está en el centro de un escándalo de corrupción, que la víspera provocó el arresto de su ex responsable de finanzas, Gianluca Baldassarri.

Mientras que este viernes el ex presidente de la institución bancaria, Giuseppe Mussari, fue insultado cuando llegó a la fiscalía de Siena para ser interrogado.

Vinculado al centroizquierdista Partido Democrático, favorito para ganar las eleciones del 24 y 25 de febrero, el banco más antiguo del mundo -fundado en 1472- perdió al menos 730 millones de euros (unos 975 millones de dólares) en operaciones especulativas con productos derivados.

Mussari también es indagado por presunta manipulación del mercado, porque cuando estaba al frente del MPS habría firmado un acuerdo secreto con el banco español Santander y con el estadunidense JP Morgan para repartirse ilegalmente las plusvalías de la venta del italiano Antonveneta.

En 2007, el MPS pagó al Santander nueve mil 300 millones de euros (12 mil 426 millones de dólares) por el Antonveneta, que el español había adquirido dos meses antes por seis mil 600 millones de euros (unos ocho mil 818 millones de dólares).

Otros escándalos de corrupción han involucrado en los últimos meses a las juntas de gobierno de regiones como Lazio y Lombardia, incluidos sus gobernadores, Renata Polverini (quien debió dimitir) y Roberto Formigoni, aliados del ex primer ministro Silvio Berlusconi.

“Más de 20 años han pasado desde Tangentopoli y nada ha cambiado en la relación entre la política y la delincuencia, con la excepción de la moneda”, declaró el fundador del partido Italia de los Valores, Antonio Di Pietro.

En los años 90, Di Pietro fue uno de los magistrados encargados de la operación anticorrupción denominada Manos Limpias.

“La verdad es que Tangentopoli nunca se ha acabado y que esa relación perversa entre instituciones, empresas y corrupción nunca ha sido rota, es más, el sistema del soborno se ha ampliado, no tiene color e involucra a la mayor parte de los partidos”, dijo.

El escándalo de “Tangentopoli” inició el 17 de febrero de 1992, cuando fue arrestado Mario Chiesa, presidente del hotel Pio Albergo Trivulzio de Milán y miembro del Partido Socialista del entonces primer ministro Bettino Craxi.

Chiesa fue acusado de recibir sobornos de empresarios y su confesión destapó un sistema de corrupción que llegaba a las más altas esferas del poder.

La operación Manos Limpias llevó al arresto de miles de personas, una serie de suicidios de empresarios y políticos, así como a la fuga de Craxi, quien se exilió en Túnez (donde murió en 2000) para evitar el arresto.

También ocasionó la disolución de la Democracia Cristina y del Partido Socialista, que habían dominado la escena política italiana desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

 

 

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