México

ENTREVISTA¬ La china poblana, como la conocemos, es un invento del Porfiriato: Trueba

15/09/2024 - 12:00 am

José Luis Trueba Lara confesó ser un gran fanático de La literatura del siglo XIX, desde obras como El gallo pitagórico y Los mexicanos pintados hasta los principales autores decimonónicos Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Manuel Altamirano.

Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).– José Luis Trueba Lara escribió ocho historias que nos han contado en las escuelas y que nos inventaron como nación. Son relatos de personajes que han personificado, durante décadas, lo que entendemos por la mexicanidad. Bajo el nombre de Mitos mexicanos (Taurus), el autor confesó que este libro se escribió un poco sin querer cuando realizó un ensayo sobre la china poblana.

“De pronto dije ‘bueno, ¿cuál sigue?’. El chiste sería contar varios en un ensayo breve. Dije ‘Claro, sigue el charro, me parecía como lo más obvio, sin china no hay charro, aunque sea una pareja imposible y a partir de esto, poco a poco se fueron creando y se creaban un poco azarosamente. Estaban más vinculados con mis lecturas que con un plan de obra, al final yo dije ‘no, yo ya mejor paro’ y conste que me quedé con uno que me urgía trabajar: la prostituta, que es un personaje fundamental para la ideología mexicana, para nuestra idiosincrasia”, platicó el profesor, investigador e historiador en entrevista con SinEmbargo.

“Las chinas poblanas nacen después de la independencia, después de esta degradación de las buenas costumbres debido a la guerra y las matanzas. Ellas son mujeres libérrimas, no sólo eso, son mujeres dispuestas al jelengue y que por supuesto se hacen presentes en lugares de rompe y rasga, en las pulquerías, las cantinas en fin”, platicó.

No obstante, hay un momento en que se empieza a convertir en uno de los símbolos de la patria por lo que había que “adecentarla” y en Puebla la vinculan con una beata, con una mujer que tiene visiones, que es Catalina de San Juan, “una mujer de la Contrarreforma, que se da chicotazos, que se habla de tú a tú con Dios, que Dios le invita a comer y por supuesto se adecenta”.

“El único problema es: ¿cómo pasas tú de una beata de la Contrarreforma a una mujer bastante libérrima?, ese proceso lo fuimos inventando en el siglo XIX. En el ensayo de la china yo busco la respuestas que habían en aquella época y creo que el resultado final es interesante, porque la china, tal y como la conocemos, es un invento de la época de un Porfirio, cuando los charros ya son gente decente y van al Jockey Club, y le hacen pachangas a don Porfirio para festejar su cumpleaños, y le piden a los miembros de tan nobles instituciones que llegan vestidos de charros y sus esposas de chinas para halagar al señor Presidente”.

Trueba Lara confesó ser un gran fanático de La literatura del siglo XIX, desde obras como El gallo pitagórico y Los mexicanos pintados hasta los principales autores decimonónicos Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Manuel Altamirano. Sobre ellos, platicó: “son mis cuates, ya están muertos pero son mis cuates, te juro que lo son y ellos tenían un problema crucial, un problema incluso muy de la época, ¿cómo inventar un país? Es decir, su literatura de ellos y de muchos más, por supuesto, era crear una suerte de espejo donde no te reflejabas tú sino lo que veías, es lo que deberías de ser”.

Trueba Lara expuso que en este trabajo también hay una idea de ir en busca de las palabras que se hablaban, se usaban, en el siglo XIX, “en la mayor amplitud posible para mostrar cómo se fueron creando esos personajes, cómo los veían en aquella época y por supuesto como los vemos ahora y nos damos cuenta que son absolutamente diferentes, es decir, el original y el nuestro no más no se parece”.

José Luis Trueba Lara también platicó cómo la Conquista se convirtió, por lo menos en el caso de Nueva España y al principio del Siglo XIX, “en una necesidad de mostrar que era una afrenta, un hecho injusto, un hecho brutal, y este hecho brutal justificaba el orgullo criollo, nada más, tal vez el orgullo mestizo, aunque de eso tendría mis dudas”.

Para la época colonial, añadió, tampoco había una idea de nación, sino hasta bien entrado el siglo XIX, cuando se empieza a recuperar y a darle un valor al México prehispánico. “Sin embargo, yo creo que la verdadera nacionalidad nace a partir del mestizaje, a partir del orgullo criollo y nace con este orgullo que encuentra su primer símbolo: la Virgen de Guadalupe, que es el primer símbolo, digamos, de lo que se convertirá en los mexicanos, a partir de ese símbolo, la historia de nuestra nación se vuelve fácil de escribir, ya tenemos algo en común y tenemos algo poderoso, un símbolo que puede contener a todos”.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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