Pese a su trascendencia religiosa, el calendario islámico no rige en muchos ámbitos del mundo musulmán, que siguen el calendario gregoriano, convertido de hecho en el universal.
Por Javier Otazu
Rabat, 15 oct (EFE).- El mundo musulmán ha comenzado entre ayer y hoy su Año Nuevo, número 1437 de la Hégira, que conmemora la emigración (“hégira”) del profeta Mahoma con sus fieles desde La Meca hacia Medina.
Los países más al oriente decretaron el día de ayer como el primero del mes de Muharram, el primer mes del calendario lunar musulmán, pero los del occidente, como Marruecos, lo hicieron hoy.
Los meses musulmanes se rigen por las fases de la Luna, con la particularidad de que la declaración del primero de cada mes se debe hacer después de que en cada país grupos de expertos observen en el cielo, sin ayuda de artefactos, el primer indicio de luz lunar que significa que el mes anterior (en este caso el año anterior) ha terminado.
Esto hace que con mucha frecuencia las festividades musulmanas que dependen de este calendario, como el mes de Ramadán o el mes de Muharram, fluctúen un día entre los distintos países.
El año lunar tiene aproximadamente diez días menos que el año solar del calendario gregoriano, el utilizado en la mayor parte del mundo, lo que significa que cada 36 años del calendario gregoriano, se cumplen 37 del islámico.
En otras palabras, el año próximo, 1438, comenzará en el día correspondiente al 4 de octubre, no el 14, como este año.
Pese a su trascendencia religiosa, el calendario islámico no rige en muchos ámbitos del mundo musulmán, que siguen el calendario gregoriano, convertido de hecho en el universal.
Así, en el ámbito político, económico, mediático o cultural, los distintos acontecimientos se programan para las fechas pertinentes de enero, julio o diciembre, aunque en algunos casos se añada, casi “por cortesía” y sin ningún alcance real, el correspondiente del calendario musulmán.
La importancia de la fecha de hoy para el islam radica en el hecho de que el profeta Mahoma salió de su Meca natal hacia la ciudad de Medina con un grupo de fieles que se convirtieron, por ese mismo hecho, en el núcleo originario que dio nacimiento al islam, y que suelen llamarse “los compañeros del Profeta”.
Pero este significado religioso se agota en una fórmula ritual de felicitación (“kullu sana wa anta tayeb”, que significa “que estés bien todo el año”) y no hay prácticamente celebraciones especiales, al menos no en ámbitos urbanos: es solo una jornada festiva.
De hecho, todo musulmán sabe que sus fiestas importantes son, por este orden: la Fiesta del Sacrificio (llamada también “fiesta grande”), en la que cada familia mata un carnero o cordero, y las que tienen que ver con el mes de Ramadán, fechas ambas de gran trascendencia social y familiar.
Muchas personas ni siquiera saben cuál es el número del año musulmán en el que viven. Es una información solo trascendente en las mezquitas. EFE