Con el cambio de decisión la gasolina bajará desde el martes de 2.39 a 1.85 dólares el galón, y el diésel -el más usado por el transporte pesado- de 2.30 a 1.03 dólares. El Estado gasta mil 300 millones de dólares anuales en un subsidio para mantener bajos los precios de tales productos.
Por Michael Weissenstein y Gonzalo Solano
QUITO (AP) — Los precios de los combustibles retornarán desde el martes a los costes bajos tradicionales en Ecuador, luego de que el Presidente Lenín Moreno emitiera el lunes un decreto en ese sentido tras alcanzar un acuerdo que puso fin a casi dos semanas de duras protestas sociales, especialmente de indígenas, desencadenadas tras la eliminación del subsidio a los carburantes.
El documento señala que se procederá a la elaboración de un nuevo decreto que “permita una política de subsidios de combustibles, con un enfoque integral, con criterios de racionalización, focalización y sectorialización, que precautele que no se destinen al beneficio de personas de mayores recursos económicos ni a contrabandistas de combustibles”.
Añadió que los precios de los combustibles bajarán a los niveles anteriores hasta que se expida una nueva orden para venderlos a menor precio en los sectores más pobres.
En cadena de radio y televisión, el mandatario reconoció que “han sido días difíciles que los vamos a superar juntos y con decisión”.
Destacó que esta semana enviará a la Asamblea un proyecto para la reactivación productiva y el empleo, al tiempo que añadió que “estos días nos deben enseñar a valorar la paz, la estabilidad, la seguridad. Juntos aplicando el peso de la ley cuando es necesario y el diálogo cuando es posible”.
Con el cambio de decisión la gasolina bajará desde el martes de 2.39 a 1.85 dólares el galón, y el diésel -el más usado por el transporte pesado- de 2.30 a 1.03 dólares. El Estado gasta mil 300 millones de dólares anuales en un subsidio para mantener bajos los precios de tales productos.
Tal situación se acordó el domingo en la noche en una reunión entre una delegación de indígenas y una del ejecutivo, encabezada por el propio Moreno.
Tras el acuerdo, miles de manifestantes indígenas, estudiantes voluntarios y residentes locales iniciaron una limpieza masiva el lunes por la mañana en un parque de Quito, en el que los manifestantes que rechazaban medidas de austeridad lucharon contra la policía durante días, dejando montones de restos de neumáticos, árboles y material de construcción.
Aunque los ecuatorianos agradecieron la calma y elogiaron que ambas partes llegaran a un acuerdo, los analistas consideran que Moreno parece haber salido debilitado por varios días de protestas que lo forzaron a revertir una serie de medidas que decía eran necesarias para garantizar el futuro del país.
“Yo creo que el Gobierno queda golpeado de forma importante”, dijo Santiago Basabe, analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Quito. “Su única propuesta de reforma económica durante los dos últimos años ha sido echada abajo y eso le reduce la poca credibilidad, la poca capacidad de maniobra que tenía”.
Moreno calculó mal al reducir los subsidios a los combustibles sin un plan que amortiguara el golpe que representaría para los más pobres, dijo Basabe.
Los grupos indígenas ecuatorianos están bien organizados y en la historia reciente han mostrado su capacidad de movilizaciones masivas para lograr concesiones del Gobierno, básicamente desde la década de 1990. Sin embargo, vieron afectados sus derechos durante los diez años en los que gobernó el antecesor de Moreno, Rafael Correa, quien prohibió las protestas y encarceló a líderes indígenas.
Y después de haber tomado calles y espacios públicos casi dos semanas sin que el Gobierno de Moreno reaccionara en su contra, los diversos grupos indígenas emergen ahora con nuevos bríos en la escena social y política.
“Creo que recuperan un espacio político del que habían prácticamente desaparecido durante el correísmo”, dijo Basabe. “Le han hecho ver al país que están presentes y que son una fuerza importante de la cual nos habíamos olvidado”.
Leonidas Iza, uno de los principales líderes indígenas ecuatorianos, dijo a The Associated Press que ahora le parece una posibilidad real que un indígena sea presidente del país en el futuro cercano.
“No es un sueño, es una realidad que se puede enfrentarla”, dijo Iza, un indígena quichua de la comunidad San Ignacio de Toacazo, 60 kilómetros al suroeste de la capital, en la provincia de Cotopaxi.
Cuando los manifestantes abandonaron el Parque Arbolito y el centro cultural donde acamparon y emprendieron las protestas durante una semana, lanzaron una minga, un término indígena para un proyecto de trabajo comunitario.
La Cámara de Comercio de Quito dijo el lunes que las protestas dejaron pérdidas por alrededor de 1.636 millones de dólares y que tuvieron un mayor impacto en el movimiento comercial.
Poco antes, la prefecta -nombre local que se le da a la Gobernadora- de la provincia ecuatoriana de Pichincha, Paola Pabón, muy cercana a Correa, fue detenida por actos vandálicos ocurridos en Quito el fin de semana, cuando encapuchados quemaron el edificio de la Contraloría y atacaron violentamente al canal de televisión Teleamazonas y el diario El Comercio.
Las protestas por el paquete de austeridad provocaron bloqueos de carreteras, cierre de negocios y redujeron a la mitad la producción de petróleo de Ecuador, lo que obligó a detener temporalmente la exportación más importante del país.
La oficina del defensor del pueblo dijo el domingo que siete personas murieron en las protestas, mil 340 resultaron heridas y mil 152 arrestadas.