Feliz cumpleaños

15/12/2013 - 12:00 am

Cumplir años es el peor despertador que nos indica que estamos vivos y condenados en la encrucijada de la existencia, celebrada con mañanitas forzosas en sus distintas versiones y pasteles mediocres que intentan sonreírnos con la fuerza del betún.

Celebrar el temblor de los días que transcurren como horas, clava en lo más profundo, el temor de desaparecer tras la velocidad con la que los instantes no perdonan y en un parpadeo huyen sin que nos demos cuenta.

Aniversario de muerte tras despedirnos del oasis uterino. Un año más de proteger a los demonios y garantizar su permanencia el ciclo entrante.

Adoración idolátrica donde todos somos protagonistas un día y una policroma sonrisa lo delata. Nuestro espíritu protector, según los griegos nos acompaña en el paso a la otra vida que aun no llega, pero el aspirante a suicida anhela.

Por los que cumplen años y no se les nota, exclaman los globos a sus próximos dueños que, desconcertados, sueltan una inverosímil carcajada como si alzara una copa de vino para brindar, mientras la burla por el año nuevo personal sigue.

El muro en  la pantalla azul con blanco es invadido por el arcoíris de felicitaciones de extraños en la red que pretenden tejer una telaraña de buenos deseos en automático. Un grillo rojo se encarga de avisarnos a través de notificaciones. Una más, una más.

Celebrar el aniversario de vida es como un recordatorio en el cual,  las canas o las arrugas se cuelan en nuestros rostros como invitados especiales.

Cumplir años es la alarma de números rojos que nos lastima la vista y nos indica que hora es, la de correr hacia una realidad desconocida o enterrarnos en la comodidad de la nada.

Aumentar la cifra es viajar en submarino hacia nuestras profundidades y navegar en cuestionamientos durante horas hasta tratar de obtener respuestas, o al menos la certeza de que nos encontramos vivos en lo finito del azar cortejándonos en una cifra, en un salto de experiencias que no siempre se gozan, pero se acumulan.

Cumplir años equivale a celebrar las interrogantes de habladores por doquier. ¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿Cuándo? Nunca, Nunca, Nunca para los que no les importa y solamente desperdician su vida en estúpidas comparaciones, cual si fuera una maratón de la vida, donde quien haga las cosas más rápido y sin decidirse, resulta ganador.

Esquivez en práctica ante los antipáticos que prefieren ignorar su fecha de nacimiento y hacerla transcurrir como un día más, cuando en realidad, representa arrancar otro calendario más para empezar uno nuevo y dejar atrás las antologías del pasado.

Cumplir años significa festejar con el ello, o llevarlo al peor de los purgatorios, celebrado con el “cumpleañero no paga”, al menos la comida intenta llevar esta celebración de forma amable, empezando por el puente del estómago para que los sentimientos encontrados se reconcilien con la mente y al final tengamos al peor despertador abrazándonos un año más.

Celebrar la vida significa embelesarse en una sonrisa furtiva en medio de tanta tragedia inventada: la paranoia de existir.

@taciturnafeliz

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video