"No podemos dejar que el pueblo estadounidense se convierta en un daño colateral de la guerra política que se libra en Washington", dijo esta noche el presidente Barack Obama. "Es un juego peligroso al que no hemos jugado nunca", expuso durante un discurso dirigido al pueblo de Estados Unidos y en el que pidió a los ciudadanos presionar, tanto a demócratas como a republicanos, para que resuelvan, lo más pronto posible, un aumento en el tope de la deuda interna y el país siga siendo viable.
"Ningún partido está libre de culpa por la situación a la que hemos llegado", reconoció, y fue más allá al criticar la política de gasto de su antecesor en la Casa Blanca, George W. Bush.
"La quiebra podría empujar a Estados Unidos a una crisis económica profunda. Eso sería irresponsable", afirmó el mandatario. Por ello, insistió en que aumentar el límite de la deuda a corto plazo, como sugiere la última propuesta que se puso en la mesa de negociación, podría devaluar el crédito estadounidense y generar miles y miles de desempleados.
Además insistió en que que todo el país debe sacrificarse un poco en una situación de depresión económica como esta y lamentó que el partido republicano apueste por recortar programas sociales de los que dependen millones de norteamericanos. Al respecto dijo: "Recuerden que según mi plan, el 98% de los norteamericanos que ganan menos de 250 mil dólares anuales no sufrirán subidas de impuestos".
