En la Ciudad de México, que se sumó este jueves junto con algunos estados del centro del país al apagón analógico, se estima que existen "al menos 2.5 millones de aparatos" que deberán ser desechados.
Ciudad de México, 18 de diciembre (SinEmbargo/EFE).- El apagón analógico del próximo 31 de diciembre permitirá a México ser el primer país de Latinoamérica en iniciar 2016 con señales de televisión totalmente digitales, aunque los daños ambientales que este cambio conllevará son inciertos.
De acuerdo con Greenpeace México, el desecho de al menos 40 millones de televisores analógicos en el país "implica un gran riesgo para el medio ambiente y la salud de las personas".
Edith Martínez, coordinadora de comunicación de la organización, explicó a la agencia de noticias Efe que estos televisores están construidos con "sustancias tóxicas" como plomo, cadmio y arsénico, que producen reacciones químicas "que pueden contaminar el manto freático, los subsuelos" e incluso el agua de uso cotidiano.
"El aspirar este tipo de sustancias" es además "muy dañino" para las personas, pues pueden "desarrollar enfermedades como cánceres u osteoporosis", apuntó.
Greenpeace México trabaja actualmente en la campaña eZombies, que pretende recolectar peticiones firmadas para exigir al Gobierno "un plan integral completo para la disposición final de residuos electrónicos" derivados del apagón analógico.
Agregó que la disposición inadecuada de los aparatos televisivos a causa del apagón "es uno de los grandes riesgos latentes" que Greenpeace observa, pues aún falta "un plan de manejo integral de desechos electrónicos" en México.
Solo en la Ciudad de México, que se sumó este jueves junto con algunos estados del centro del país al apagón analógico, se estima que existen "al menos 2.5 millones de aparatos" que deberán ser desechados.
Aunque las autoridades mexicanas han instalado centros de acopio de televisores analógicos en distintas partes del país, muchos ciudadanos desconocen cómo descartar sus aparatos adecuadamente.
Es el caso de Antonio Martínez, quien sustituyó desde hace seis meses sus dos televisores viejos por unos nuevos para hacer frente al fin de transmisiones analógicas, pero tiene los aparatos antiguos almacenados en su casa mientras encuentra qué hacer con ellos.
"Creo que sí es prudente que toda la gente empiece a prepararse para este cambio que es conveniente; es la modernización del país", contó a Efe.
Jorge Humberto Ramírez, quien trabaja arreglando televisores desde hace 30 años en el Mercado de Coyoacán, en la Ciudad de México, mencionó a Efe que "ya está dejando de reparar" televisores analógicos y que mucha gente ha pasado a dejar aparatos viejos en su taller.
Agregó que "ya es muy diferente la nueva tecnología" comparada con la de los televisores de generación anterior, por lo que no puede recuperar partes de las televisiones desechadas para comercializarlas o reutilizarlas.
Martínez, la portavoz de Greenpeace, recordó que "el apagón analógico no es necesariamente un factor para cambiar de televisión", pues las personas pueden comprar un codificador que "les va a salir mucho más económico que cambiar todo el aparato".
Para algunos, la transición ha sido fácil. Arturo Ramírez platicó a Efe que ya estaba preparado para el cambio. "De las televisiones antiguas a las modernas pues no tiene uno que hacer tanto, nada más tener listo el decodificador y conectar la antena; es rápido", comentó.
Sin embargo, otros han encontrado cierta dificultad en el proceso.
Eladia Barranco admitió a Efe que "no sabe nada" del inicio de las transmisiones en formato digital y que tiene un aparato "de los anteriores", aunque ya está "investigando" para poder volver a ver los noticieros, que es lo que más le gusta sintonizar en televisión.
"Dicen que ya no va a servir (su televisión) para el año que entra, imagínense. ¿Qué vamos a hacer los que no tenemos para estar comprando el aparato?", expresó.
La vocera de Greenpeace señaló que es importante que la ciudadanía "asuma un rol mucho más activo como consumidor responsable" para evitar que los televisores desechados "representen una amenaza mayor para el medio ambiente y la salud, no solo de nosotros, sino de toda la comunidad".
El próximo 31 de diciembre se completará en el país el apagón analógico, con excepción de algunas cadenas estatales de televisión de carácter público y social, que han recibido una prórroga de un año para ajustar su tecnología actual.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones destacó que el cambio a la televisión digital generará una mayor oferta de canales, algunos en alta definición, con mejor calidad de audio e imagen.
Los usuarios con aparatos de televisión analógica deberán comprar un decodificador y una antena de UHF o en un paquete de televisión por cable para no perder las señal.
UNA POLÍTICA PÚBLICA COSTOSA
La transición digital es una política en la que México, siendo un país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) incursiona con dos décadas de atraso; aunque en América Latina, es el primero en embarcarse.
Esta política pública, que constitucionalmente quedó en manos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), atravesó por fuertes críticas por la manera en como decidió aplicarse: el Gobierno federal destinó 26 mil millones de pesos para repartir televisores digitales a la población inscrita en los programas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), considerados como la población de más bajos ingresos.
El discurso, tanto de la SCT y del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), giró en torno de la entrega de televisiones y dejó de lado la opción de los decodificadores, que según analistas, hubieran sido una mejor opción por el costo, pues de los 31 millones de hogares que hay en México, solo el 25.8 por ciento cuentan con televisor digital y el 69 por ciento tienen televisores analógicos. El 5.2 por ciento restantes, no cuenta ni siquiera con televisor, indican datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ahora, ante la inminente llegada del apagón analógico, esas cuestiones monetarias que no fueron consideradas pueden tener un efecto negativo en la población, pues además del televisor LED o LCD –que para quienes no están inscritos en los padrones de Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y que no cuentan con un aparato de alta tecnología representa un gasto de 5 mil pesos aproximadamente– también debe colocarse también una antena, de alrededor de 500 pesos, que permita programar los canales digitales.
En el caso de un televisor analógico, se debe conectar un decodificador que tiene un costo de 600 pesos, además de la antena que recibe la señal digital. En caso de no optar por ninguna de estas opciones, también se puede contratar un sistema de televisión de paga que ya cuenta con la señal decodificada y cuyos costos de renta van desde los 119 pesos hasta los 659 o casi mil pesos por mes.
Actualmente, la empresa que controla el sector de televisión de paga es Grupo Televisa, que posee el 63 por ciento del mercado y es con lo que ha nivelado las pérdidas que ha registrado. Sus servicios de triple play, IZZI, Cablecom y Sky suponen en los primeros meses de 2015, el 54.2 por ciento de los ingresos de la empresa, 12 por ciento más en comparación con el mismo periodo de 2014.
Para un país con 55.3 millones de personas en situación de pobreza y aproximadamente 102 millones de mexicanos, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que no pueden si quiera costear una canasta alimentaria básica, este gasto representa una buena parte de sus recursos para los que no estaban preparados.