La población, autoridades políticas y de salud incrementa los peligros del consumo de alcohol cuando lo normaliza y lo adopta como para de su cultura, de acuerdo con un estudio del INSP.
Ciudad de México, 20 de diciembre (SinEmbargo).- El alcohol, al igual que el tabaco, es una de las sustancias más dañinas para la salud, sin embargo su venta y consumo son legales y generalizados. Sus riesgos aumentan cuando ingerirlo se piensa como una práctica tradicional o parte de la cultura de una sociedad.
Lo anterior es resultado de un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en el que se concluyó que normalizar el consumo alcohólico conlleva tolerarlo y aceptarlo como inofensivo, al mismo tiempo que se minimizan los efectos nocivos.
Esto puede afectar todavía más si es un actitud que llega a las autoridades e instituciones, pues se dejarían de tomar medidas para regularlo.
“La percepción de riesgo sobre el alcohol entre la población ha venido disminuyendo desde tiempo atrás [...] en tanto que la tolerancia social se ha incrementado, lo cual es congruente con la tendencia al incremento del consumo de esta sustancia”, aceptaba en 2011 la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA).
La investigación, en la que también participaron expertos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, se ocupó de entrevistar a autoridades sanitarias, políticas y policiacas, así como comerciantes, de una comunidad rural del estado de Morelos.
A partir de ahí concluyeron que estas "percepciones normalizadoras" afectaban tres áreas determinantes para aplicar y ejecutar los programas y políticas en salud:
- La falta de aplicación de vigilancia entre los actores encargados de la regulación de la venta, al percibir que el consumo es una “tradición del pueblo mexicano”.
- La escasa o nula demanda de atención que reportan los médicos para atender estos problemas, que pudiera deberse a la percepción de que es un problema que se resuelve de manera personal con voluntad y buen comportamiento.
- La arbitrariedad para vender bebidas alcohólicas a menores de edad debido a que, en contextos festivos, “todo se vale” y por lo tanto se debe aprovechar “la mina de oro”, tanto en el otorgamiento de permisos como en la venta de bebidas embriagantes.
Asimismo, analizaron el discurso de sus entrevistados y encontraron varias metáforas que servían para justificar esta práctica.
"'Tradición del pueblo mexicano', 'se ve mucho borracho en carnaval… es el pan nuestro de cada día', 'borracho y dormido se me quita lo jodido'".
El consumo de alcohol por parte de las mujeres fue calificado como signo de modernidad debido a “que ya evolucionaron” o subvalorado puesto que es “raro que la mujer tome”.
Mediante un comunicado en su sitio web, el INSP informó que la prevención y tratamiento de salud para personas que buscan ayuda por alcoholismo, no resulta prioritaria, es deficiente y promueve la estigmatización.
La minimización del problema contrasta con los datos del Estudio sobre Consumo y Abuso de Alcohol en el Distrito Federal 2013, que señalaron que el 98 por ciento de los encuestados cree incorrecto que los adolescentes beban hasta la embriaguez, mientras que el 70 por ciento está de acuerdo con la regulación del consumo y venta de alcohol.
En el 2011 la ENA registró el aumento del consumo de alcohol por parte de las mujeres, en especial de las adolescentes, (hecho también registrado por las últimas Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición); así como el incremento de bebedores, que poco más de la mitad de la población inició el consumo de alcohol antes de los 17 años, la tercera parte de la población consume altas cantidades por ocasión y 6 por ciento generó dependencia, equivalente al 4.9 millones, recopila el INSP.
Ante este escenario, la ENA 2011 recomienda una serie de medidas afines a la Estrategia Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir el uso nocivo del alcohol, como proteger a los adolescentes de la exposición al consumo, aumento de precios a través de impuesto, fortalecer medidas de detección de alcohol en conductores, regulación de publicidad y disponibilidad, entre otras.