El Estado vs Miss Ana

16/06/2011 - 12:01 am

En mayo de 2002 se decidió que Juan Díaz Rivera fuera liberado a pesar de que se le había comprobado que poseía y portaba un arma calibre .38 de uso restringido a las fuerzas armadas. La secretaría de Gobernación de Santiago Creel y el gobierno de Zacatecas de Ricardo Monreal encontraron que la ley se había aplicado correctamente salvo un detalle: don Juan, de 72 años y salud quebrantada al momento de su liberación, no era, me dijo Monreal entonces, “un delincuente”, sino un ciudadano que había violado la ley (se quedó atrapado en costumbres de tiempos de la revolución, por eso cargaba su arma), pero que eso no lo hacía en automático un criminal. Algo muy parecido le está pasando hoy a Miss Ana.

Ana Isela Martínez Amaya tiene 35 años y ha ganado reconocimientos tanto en Estados Unidos –ha dado clases en El Paso, Texas, donde fue nombrada maestra del año–, como en Ciudad Juárez, en cuyo penal está desde hace tres semanas. Como tantos otros habitantes fronterizos, “la Miss” Ana cruzaba todos los días la frontera para llevar a su hija a la escuela. Tan cotidianos eran sus traslados a uno y otro lado de la frontera que contaba con el un pase que le permitía utilizar la Línea Exprés. Ese carril no está exento de revisiones aleatorias, y el 26 de mayo a Miss Ana le tocó que la inspeccionara el Ejército Mexicano. Un soldado le pidió abrir la cajuela del auto y ahí empezó la pesadilla de esta maestra que “para no desesperar” ahora enseña inglés a las internas del Cereso de Juárez: le encontraron dos maletas con paquetes de marihuana que ella no reconoce como propios y menos tiene idea de cómo llegaron a su vehículo.

“Yo al igual que otras personas, juzgaba duramente a las personas que eran detenidas por algún delito relacionado con el narcotráfico, pero ahora sé por lo que vivo en carne propia que todos, absolutamente todos estamos expuestos a una situación de está magnitud”, expresó la maestra en una carta a los ediles de Juárez publicada por el periódico El Diario de aquella población. En la misiva alertaba que “desafortunadamente mi caso no es el único y seguramente habrá más. Es necesario que pongamos a nuestra gente en alerta y concienciar a nuestras autoridades para que esta problemática y relativamente nueva forma de operar de los grupos de narcotráfico no esté llevando a tanta gente inocente a los centros penitenciarios de nuestra ciudad”.

Inocentes en la cárcel. Miss Ana alega que es inocente. Los testimonios recogidos por la prensa de Juárez trazan el perfil de una maestra a la que no se puede ligar al crimen organizado. “Es un caso como para hacer un documental”, me dijo con tono triste el corresponsal de W Radio en Juárez, David Fuentes. El problema es que los documentales, incluso los exitosos como el multipremiado Presunto Culpable, no parecen hacer mella ni en los jueces… ni en nosotros. Ayer conversé por primera vez con Miss Ana y lo primero que indigna es que el juez no le ha dado la cara. ¿Recuerdan que Toño, el procesado de Presunto Culpable fue sentenciado la primera vez por un juez que nunca estuvo en ninguna de las audiencias? Pues este es uno más de esos juicios sin juez presente. Eso sí, sin el más mínimo interés por la persona y atribuyéndose tareas de ministerio público, el titular del juzgado noveno de distrito, Carlos Carmona García, sí tuvo “el profesionalismo” de agregarle al expediente de Miss Ana la acusación por un delito más: el Ejército le imputó la posesión de la droga. El juez amplió los cargos al sumar el de intento de introducción de drogas. ¿Miss Ana, narcotraficante? Un juez que no da la cara pero sí acusa. ¿Un juez que crea culpables?

Aunque considera el caso como “una verdadera tragedia”, el alcalde de Juárez, Héctor “Teto” Murguía” declaró el martes a pregunta expresa que no va a asumir la defensa mediática de Miss Ana porque “tengo muchos problemas como andar viendo orita en qué más me meto”. En otras palabras, si su alcalde la va a dejar sola, los demás qué haremos, ¿también alegar que ya tenemos muchos problemas como para meternos en otro?

Sé que muchos querrán ver en el reciente caso Jorge Hank Rhon la suma de toda nuestra tragedia judicial, pero quizá deberíamos pensarlo de otra manera. Ese sainete es de lógica notoriedad mediática, y qué bueno que así sea. Pero qué hacemos con cientos de otros casos que nadie ve. Si las distintas instancias de poder, desde las municipales, no son capaces de levantar la voz por quienes pueden ser víctimas del sistema, ¿podrán los ciudadanos exigir que el juez Carmona para empezar le dé la cara a Miss Ana, que al menos sepa a quién va a juzgar y pondere todos los elementos y no sólo “el hallazgo” de la droga? Qué podremos esperar en el futuro si no logramos hacer presión para que el juzgador sepa que no tiene nada de valor el dicho del militar que al acusar a Miss Ana dijo que la vio “nerviosa” (¿es esa una prueba digna de tomarse en cuenta en un país con 40 mil muertos por el combate al crimen, donde la gente teme a los retenes? Miss Ana por cierto niega haber estado nerviosa). Si en el caso Hank Rhon la Judicatura salió a respaldar a la juez, ¿no sería bueno que esa instancia también observara de cerca el juicio de Miss Ana, para que el suyo no sea uno de más de los 93 por ciento de casos en que, según lo recordaba Presunto Culpable, el acusado nunca conoció la cara de quien lo sentenció? Si dejamos sola a Miss Ana estaremos siendo cómplices de un Estado que luego podrá venir tras cualquiera de nosotros, y muy pocos podremos tener la atención mediática, y menos los abogados, de Hank Rhon.

Twitter: @salcamarena

Hay una página de Apoyo a Ana Isela Martínez Amaya

 

Salvador Camarena
Es periodista y conductor de radio.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video