“El Chapo” Guzmán libre: desigualdad y corrupción

16/07/2015 - 12:03 am

No cabe la menor duda. El tema de la semana es la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán del penal de “máxima seguridad” de El Altiplano. No hay manera de minimizarlo.

La fuga de quien ahora vuelve a ser el delincuente más buscado por los Estados Unidos es noticia nacional y vergüenza internacional. Lo mismo en Estados Unidos, que en Europa o en Asia, México es el hazmerreir mundial. El titular de la nota del periódico inglés The Guardian lo explica con magistral brutalidad semántica: “La fuga de ‘El Chapo’ humilla al Presidente Mexicano; el estado apesta a podrido”.

Lo demás ha sido una repetición de las dinámicas mediáticas que las instituciones y actores involucrados en el hecho aplican cada vez que en nuestro país sucede un evento de esta naturaleza e implicaciones: un continuo escarbar por qué, cómo, cuándo… Los detalles pormenorizados -hasta en video- de los “minutos antes”, el túnel, la celda, “los puntos ciegos”. Ese afán de ahondar en la minucia pero que nos aleja de la big picture.

Yo no tengo certeza de si “El Chapo” salió por ese túnel o lo hizo por la puerta principal, de si los custodios lo acompañaron o si algún otro prisionero más se fugó con él. Tampoco se sabe si salió corriendo presuroso a Badiraguato para volver a comer carne de venado o si prefirió esconderse en algún lujoso condominio de Santa Fe en la Ciudad de México.

Todas las versiones son viables y verosímiles en este país donde la realidad supera a la ficción. Pero también son relativamente inútiles para avanzar en algún sentido de solución sobre nuestro grave problema de narcotráfico, crimen organizado e inseguridad.

Esa obsesión de las autoridades por mostrarnos  la “danza” previa a la fuga de Joaquín Guzmán Loera es mas una simulación para decirnos que no se equivocaron y que la técnica del escape es extraordinaria. Nomás recordarle a Osorio Chong que “El Señor” ya lleva dos.

Pero insisto. Perdernos en el sospechosismo y la especulación novelesca del escape de “El Chapo” nos desvía de la verdadera discusión sobre las causas concretas que están detrás del escape: la desigualdad más profunda y la corrupción al más alto nivel.

Van algunos datos relacionados para sustentar mi argumento:

  • La fortuna de “El Chapo” según Forbes ascendía en 2012 a por lo menos mil millones de dólares. La revista lo incluyó durante cuatro años como uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo.

  • El Cártel de Sinaloa opera, según ha señalado Edgardo Buscaglia, en por lo menos 3 continentes. Es una de las transnacionales más grandes de México con un claro dominio de integración vertical en centro, Sudamérica y Norteamérica. Es también el más diversificado: trafica mariguana, cocaína, metanfetaminas, heroína, personas y armas.

  • Al Cártel de Sinaloa se le atribuye por lo menos el 25 por ciento de todo el negocio de la droga que va de México a Estados Unidos. Su valor se estima entre 18 mil y 39 mil millones de dólares.

  • En la frontera estadunidense de Baja California han sido detectados diversos túneles con ingeniería avanzada para traficar droga, armas y hasta personas construidos por el Cártel de Sinaloa.

  • Tan solo en los últimos cinco años, de los penales mexicanos se han fugado más de mil reos de todo tipo. Incluidos alguno de alta peligrosidad.

  • El director del penal de El Altiplano fue cesado por el Secretario de Gobernación y se encuentra bajo investigación en la SEIDO. Con él fueron presentados un grupo de custodios y monitores  sospechosos. Como dato, un custodio de un penal en el DF gana 8 mil pesos promedio por mes.

  • En una declaración que Joaquín Guzmán hiciera en el avión cuando recién fue reaprehendido en Mazatlán, el capo confesó que había matado “dos mil o tres mil” personas.

  • Según documenta Raymundo Rivapalacio en sus columnas recientes, el Penal de El Altiplano habría dejado de realizar los protocolos y procedimientos necesarios para sostener las certificaciones que lo acreditan como un centro penitenciario de máxima seguridad. Mucho de ello por omisión de Manuel Mondragón y Kalb, anterior Comisionado de Seguridad.

  • De acuerdo con la PGR, la defensa de Joaquín Guzmán logró ingresar como visitas al capo a terceras personas con documentación personal falsa. Entre ellas se acusa a la Diputada local sinaloense Lucero Sánchez.

A la luz de los hechos anteriores no hay mucho que discutir. Ahora el hombre se llama Joaquín Guzmán, si bien una figura verdaderamente extraordinaria al interior de la genealogía del narcotráfico en México. Pero bien podría llamarse Ismael Zambada o, como en algún tiempo pasado, Miguel Ángel Félix Gallardo.

“El Chapo” Guzmán escapa porque le sobran los recursos para hacerlo: dinero que corrompe, poder que amedrenta, violencia, miedo.

Y en el fondo la explicación que menos les gusta a nuestros gobernantes: “El Chapo” se genera y consolida ahí en el vacío de autoridad que el Estado mexicano viene dejando desde hace décadas en las zonas serranas de Sinaloa, Guerrero o Michocán. Un vacío lleno de pobreza y carente de oportunidades. Un vacío que ahora alcanza al Penal de El Altiplano.

Acabar con la desigualdad nos tomará muchos años. Aún bajo la premisa de empezar a combatirla ahora mismo, volver a generar las condiciones y los incentivos para el desarrollo, la inversión y una mejor distribución de la riqueza requiere de mucho tiempo y esfuerzo desde el diseño y la aplicación de las políticas públicas de cara al siglo XXI.

Pero acabar con la corrupción puede tomarnos mucho menos tiempo si le damos verdadera autonomía y capacidad de maniobra a los instrumentos de reciente creación como el Sistema Nacional Anticorrupción o la Ley General de Transparencia. Aquí hay pasos muy concretos que tienen que ver también con las estructuras, pero que también tienen que ver con sentar precedentes de justicia y legalidad.

Esos precedentes bien podrían empezar por aplicar penas severas a los cómplices del escape de Joaquín Guzmán, desde los custodios hasta los más altos niveles. Esos precedentes bien podrían empezar porque Comisionados, Sub Secretarios y Secretarios sean sometidos a procesos de investigación previa separación del cargo.  Esos precedentes bien pueden tener nombre y apellido: Osorio Chong, Monte Alejandro Rubido, por ejemplo.

Sin esos precedentes seguiremos teniendo jóvenes marchando en las calles de nuestras ciudades, como Culiacán, para cantar las hazañas de “El Chapo”. Jóvenes con un ejemplo a seguir muy claro: el del capo que es buena persona y ayuda a la gennte porque puede, porque quiere.

Lo demás: el túnel, la celda, las cámaras… No significa nada. “El Chapo” ya está libre y su imperio, intacto.

Adrián López Ortiz
Es ingeniero y maestro en estudios humanísticos con concentración en ética aplicada. Es autor de “Un país sin Paz” y “Ensayo de una provocación “, así como coautor de “La cultura en Sinaloa: narrativas de lo social y la violencia”. Imparte clase de ética y ciudadanía en el Tec de Monterrey, y desde 2012 es Director General de Periódicos Noroeste en Sinaloa.
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