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Conacyt: Cada chiapaneco se bebe 821.25 litros de Coca-Cola al año, y eso detona muerte por diabetes

16/10/2019 - 5:30 pm

Cada vez que una persona adulta bebe cuatro botellas de 600 mililitros de este refresco, está ingiriendo una cantidad que equivale a 50 cucharadas cafeteras de azúcar de cinco gramos cada una, es decir, consume más del 500 por ciento de la ingesta diaria de azucares recomendada, de acuerdo con estimaciones de la organización civil, El Poder del Consumidor. Este cálculo fue realizado en 2013 por la nutrióloga Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor.

Ciudad de México, 16 de octubre (Agencia Informativa Conacyt).– Chiapas es la región del mundo donde más se consume Coca-Cola. En promedio, cada persona de la entidad bebe 821.25 litros por año, reporta un estudio del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR). Esta situación se relaciona con la alta prevalencia de diabetes mellitus en la región, que en la última década ha sido la principal causa de muerte.

La información proviene de la investigación realizada por Jaime Page Pliego, doctor en Antropología por el CIMSUR, la cual revela que el aumento del consumo de refrescos en la región sur del país fue ocasionado, en parte, por una modificación de la vida social y religiosa de sus habitantes.

Debido a los efectos nocivos que el consumo excesivo de alcohol provocó en la comunidad, los líderes religiosos tradicionales comenzaron a sustituir el aguardiente de caña (pox) por refrescos, estableciendo concesiones con la Compañía Coca-Cola o PepsiCo que estaban incursionando en los mercados indígenas durante la década de 1980, así lo explica June Nash en el artículo publicado en Cultural Anthropology en 2008.

Los datos de campo recabados en el estudio de Page Pliego coinciden con los de Nash respecto a este cambio. Durante sus prácticas rituales los j-iloletik (en tsotsil), que significa quienes pueden ver y escuchar, utilizaban el olor dulce del pox como elemento importante para “nutrir” a sus deidades. Hoy en día el pox es utilizado exclusivamente para confundir al demonio, mientras que el refresco se incorporó como “nutrimento de la deidad celestial” y se ha convertido en uno de los elementos centrales de los rituales u ofrendas llevadas a cabo por la población tzotzil en el templo de San Juan Chamula.

Otras de las razones de la prevalencia del consumo de las bebidas carbonatadas y azucaradas, relata el artículo publicado en la Revista Medicina Social en 2019, son una laxa legislación hacia las empresas refresqueras, campañas de mercadotecnia en lenguas locales y la poca accesibilidad de agua potable de calidad y en cantidad suficiente para los habitantes.

En localidades de Chiapas como San Juan de Chamula, los indígenas totziles han venido sustituyendo el pozol, una bebida tradicional, por refrescos embotellados. Foto: Elizabeth Ruiz, Cuartoscuro

Esto ha provocado que las familias chiapanecas, “destinen el mayor porcentaje de su ingreso en alimentos y bebidas no alcohólicas (38.4 por ciento), de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Gasto (Engasto) 2012”, declaró Alejandro Calvillo, director del Poder del Consumidor.

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“La primera vez que sintió sed en exceso, como síntoma inicial de la enfermedad (diabetes), ingirió cuatro cocas”, comentó Kay, originario de San Juan Chamula, respecto a su hermana, que al igual que él y sus dos hermanos fueron diagnosticados con el mismo padecimiento.

Cada vez que una persona adulta bebe cuatro botellas de 600 mililitros de este refresco, está ingiriendo una cantidad que equivale a 50 cucharadas cafeteras de azúcar de cinco gramos cada una, es decir, consume más del 500 por ciento de la ingesta diaria de azucares recomendada, de acuerdo con estimaciones de la organización civil, El Poder del Consumidor. Este cálculo fue realizado en 2013 por la nutrióloga Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor.

Coca-Cola extrae agua de los lados del volcán Huitepec, donde el agua es de la mejor calidad. El agua que la compañía extrae sería suficiente para abastecer a los 200 mil residentes de la capital de Chiapas con los 80 litros de agua diaria que necesitan. Foto: Elizabeth Ruiz, Cuartoscuro

El mal sabor de boca que ha dejado este escenario para los pueblos de la región sur del país se refleja en los problemas de salud que les ocasionan. Ahora se presentan casos en los que las personas cuentan con una situación de “doble carga de malnutrición”, definida por la Organización Mundial de la Salud como el aumento de la obesidad sin haber controlado por completo las enfermedades crónicas ni la desnutrición.

Mientras tanto, directivos de grupo FEMSA argumentaron en entrevista con The New York Times en 2018, que una de las razones del aumento de la diabetes tipo II es que los mexicanos tienen una proclividad genética a desarrollar diabetes. Sin embargo, se ha documentado el impacto del cambio drástico de las comidas tradicionales de las poblaciones rurales, las cuales, por ejemplo, han sustituido el agua y el pozol por refresco y cerveza.

Un análisis de la Facultad de Ciencias de la Nutrición y alimentos, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas concluye que el pozol, bebida que contiene una gran cantidad de microrganismos benéficos, cuenta con un alto porcentaje de proteína, grasa vegetal y carbohidratos, considerándose un producto de alta calidad nutricional, en comparación con otras bebidas industrializadas. Mientras que los refrescos empiezan a provocar efectos adversos a la salud desde las dos primeras semanas de tomarlos diariamente en una cantidad de 355 ml en tres comidas, según reporta un estudio clínico encabezado por la Dra. Kimber Stanhope, de la Universidad de California Davis, publicado en American Journal of Clinical Nutrition en 2015.

Es por ello que asegurar agua de buena calidad para todas las comunidades es vital para contrarrestar esta situación. Otras de las alternativas que sugieren diversas organizaciones son aumentar el gravamen a las bebidas azucaradas, regulación a las campañas de comercialización y un etiquetado adecuado.

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