¿Y AHORA QUÉ, COLDPLAY?

16/11/2011 - 12:00 am

Por Cristina Consuegra / CULTURAMAS

Mylo Xyloto, quinto álbum de estudio de los británicos Coldplay, es el trabajo que más controversias está generando entre sus seguidores y la prensa especializada. En el Reino Unido, lugar donde la banda siempre ha sido respetada y cuidada con especial cariño, son muchos los que comienzan a mirar con cierta desconfianza los giros musicales de este cuarteto. Para entender la compleja amalgama de opiniones, hay que llegar hasta el origen de la banda, Parachutes (2000), principio épico e inolvidable que les valió una nominación al Mercury Prize y con el que sacudieron la escena musical de entonces. Después llegaron A Rush of Blood to the Head (2002), compendio casi perfecto del pop británico de corte más reciente, y X & Y (2005), trabajo en el que se dejaron arrastrar por esa fascinación que siempre han demostrado hacia los primeros álbumes de la banda irlandesa U2. Con la publicación de este último título, Coldplay cerraba su particular trilogía sobre el mundo pop, al tiempo que conseguía un estatus, en el mundo de la música, absolutamente privilegiado.

Es con la publicación de su cuarto álbum de estudio, Viva la Vida or Death and All His Friends (2008), cuando la banda decide realizar su primer giro y distanciarse de ese espacio sonoro que edificó gracias a la tríada mencionada, espacio en el que la emoción y la voz de Chris Martin tenían un lugar destacado, y donde las melodías se sostenían por guitarras y teclados, canciones pop sin grandes artificios que quizá por ello se hicieron con la condición de perpetuidad. La banda justificó el distanciamiento de ese sonido -y por lo tanto de su principal productor Ken Nelson (Snow Patrol, Howling Bells, The Charlatans)- por la necesidad de evolucionar como grupo. Con la publicación de X & Y, Coldplay sintió que poco más podía aportar al panorama musical, como si ya lo hubieran dicho o hecho todo en el territorio pop. Con este cuarto trabajo, la banda liderada por Martin no sólo incorporó nuevas texturas musicales, un claro coqueteo con los sintetizadores, sino que incorporó a Brian Eno y Marcus Dravs a su equipo de productores habituales, ambos más cercanos a la poética de la electrónica que a la del pop. Esta declaración de intenciones que fue Viva la Vida or Death and All His Friends fue recibida por la crítica como una de las grandes obras de la banda. De la mano de este álbum, llegamos al presente de Coldplay, ese presente extraño e inexacto, de puro tránsito, ya que es en la canción número cinco del álbum, la deliciosa “Lovers in Japan”, donde Mylo Xyloto fue fecundado.

Concebido como un álbum conceptual, al menos así lo defiende la banda, Mylo Xyloto es un trabajo de subidas y bajadas, los dos primeros singles son buen ejemplo de ello; “Every teardrop is a waterfall” es una canción deficiente, de corte comercial, mientras que “Paradise” regresa a ese sonido familiar con vocación de evolución. El resto del álbum se debate entre estos dos perfiles, canciones que dan un paso adelante en esa alianza con la electrónica –no debemos olvidar que Brian Eno se ha encargado de los arreglos del tracklist-, sin dejar a un lado aquello que los hizo grandes e irrepetibles, como “Hurts like heaven”, “Charlie Brown” y “Major minus”; y canciones que no terminan de encajar en la historia reciente del grupo, siquiera en el repertorio de Mylo Xyloto, me refiero a la ya citada “Every teardrop is a waterfall”, “US against the world” y la canción interpretada junto con la cantante Rihanna, el tercer single, “Princess of China”. Mylo Xyloto no es un trabajo que esté a la altura de Coldplay, sin embargo, sí es ese álbum tránsito que toda banda precisa para encontrar el siguiente estadio desde el que poder desarrollar toda su creatividad.

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