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Héctor L. Frisbie

16/12/2022 - 12:05 am

Vacunarse contra influenza, poder y deber

“Los criterios por los que se decide vacunar a toda la población o a un grupo determinado es justamente para disminuir la mortalidad asociada determinada enfermedad”.

La temporada de influenza inicia la última semana de septiembre y termina la primera semana de febrero en la mayoría de las naciones. Recientemente hemos visto en medios de comunicación y en redes sociales inquietudes respecto a quién debe vacunarse y por qué deben vacunarse es importante hacer algunas aclaraciones y analizar el contexto social y económico de cada uno de los países para entender las estrategias de vacunación y la razones por las que se decide una política de salud pública.

Los dos avances más importantes de la medicina en el siglo XX fueron sin duda el descubrimiento investigación y desarrollo de antibióticos más eficientes, más selectivos y con el menor número efectos secundarios. El otro descubrimiento fueron las vacunas. Antes de la vacunación la expectativa de vida era, por lo menos 20 años menos de la expectativa actual. La mortalidad infantil era un azote y se veía como algo habitual una elevada mortalidad infantil antes de tener un año de edad. Algunas de las costumbres sobre protectoras de los menores de un año de edad aún persisten como un rasgo del temor de qué muriera alguien con menos de un año de edad. Los programas de vacunación inicialmente eran dirigidos a la infancia justamente por que las enfermedades virales que se complicaban con frecuencia causaban sino la muerte secuelas importantes que deterioraban la calidad de vida posterior. Con el paso del tiempo hemos iniciado programas de vacunación que se dirige específicamente a los adultos y también vacunación que se dirige a poblaciones especificas como la vacuna recomendada a población pre adolescente y adolescente como la vacuna del virus del papiloma humano.

Los criterios por los que se decide vacunar a toda la población o a un grupo determinado es justamente para disminuir la mortalidad asociada determinada enfermedad o para disminuir la posibilidad de qué una persona Pueda tener una calidad de vida o expectativa de vida menor después de padecer una enfermedad infecciosa.

Instituciones como la Organización Mundial de la Salud o la organización Panamericana de la salud continúan teniendo como criterios para la vacunación estos dos objetivos. Disminuir la mortalidad asociada enfermedades infecciosas y disminuir el riesgo de secuelas o efectos a largo plazo por una enfermedad infecciosa. Hay otros criterios como los órganos reguladores de cada país los cuales establecen criterios de vacunación con base en circunstancias económicas y sociales. Seguir cualquiera de estos dos criterios es acertado.

En México se ha decidido vacunar a lo que se conoce por la organización Panamericana de la salud personas vulnerables priorizando los siguientes grupos:

Mujeres embarazadas.

Niños de seis meses a cinco años.

Adultos mayores de 60 años.

Pacientes con enfermedades crónicas que deterioran el sistema inmunológico.

Trabajadores de la salud.

Por su parte el centro para el control de las enfermedades y la prevención de los Estados Unidos conocido por sus siglas cómo CDC Presenta la premisa “todas las personas a partir de los seis meses de vida deberían vacunarse contra influenza en todas las temporadas, con raras excepciones”.

El CDC presenta una interesante tabla en la cual nos dice quienes PUEDEN recibir una vacuna inyectable y quienes pueden recibir una vacuna contra influenza por atomizador nasal. Al final de la presentación de sus criterios nos presenta una larga lista de quienes DEBEN vacunarse contra la influenza y regresa el postulado original de la organización mundial de la salud y la organización Panamericana de la salud. Es decir coinciden los criterios sin embargo abre la Posibilidad de qué los abundantes recursos que se destinan a la salud pública cubran a la población en general. Desafortunadamente este tipo de estrategias distraen los esfuerzos de vacunación hacia una población y probablemente no necesite ser vacunada causando de esta manera que quién es deberían Recibir la vacuna de manera prioritaria sean sólo parte de un gran universo y ya los esfuerzos no se concentren en esos grupos de personas.

Las conversaciones en salud pública deben estar centradas en disminuir enfermedades infecciosas, enfermedades crónicas y enfermedades agudas que deterioran la calidad de vida disminuya la expectativa de vida o causen la muerte. Trasladar la conversación de salud pública a convicciones personales, políticas o incluso emocionales es una distracción a la cual hemos decidido no atender quienes nos dedicamos a fomentar la salud en la población sin otro interés el bienestar de las personas.

Héctor L. Frisbie
Nació en la Ciudad de México en 1965. Se graduó como Médico Cirujano en 1989 en la Ciudad de México. De la especialidad de Ginecología y Obstetricia en 1996 en la Ciudad de México. Fellow del Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia. Se graduó en Alta Dirección en Instituciones de Salud Publica en el IPADE. Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Dalinde en la Ciudad de Mexico. Director General del Hospital de Alta Especialidad Materno Infantil en León, Guanajuato. Es candidato al Doctorado en Salud Pública por la Universidad Walden en Minneapolis Minnesota. Desde 2010 practica medicina en EU. Participa regularmente en entrevistas de salud en las cadenas UNIVISION y TELEMUNDO. Tiene un canal educativo en YouTube en aspectos de Salud asociado a un noticiero y se transmite cada semana en la República Mexicana.

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