ENTREVISTA | Juego a la ambigüedad moral del lector: Jorge Alberto Gudiño

17/03/2018 - 12:04 am

Vino la parte 2 de las aventuras y desventuras de Cipriano Zuzunaga. La saga continúa y su autor ha diseñado a un policía directamente malo, que por otro lado no sabe qué hacer con su vida ni con su carrera. Una novela vertiginosa.

Ciudad de México, 17 de marzo (SinEmbargo).- Es tan bueno Tus dos muertos, la primera entrega de la saga de Cipriano Zuzunaga, que acaba de firmar contrato para ser filmada. Será película. Sin embargo, Siete son tus razones es mejor.

No sé si porque ya conocemos a este policía malo, tan lejos de los antihéroes como el de Leonardo Padura, Mario Conde, o el de Paco Ignacio Taibo II, Héctor Belascoarán Shayne, que esta segunda entrega es vertiginosa y nos atrapa desde la primera línea hasta la última.

Dice su autor, Jorge Alberto Gudiño, que se siente una persona múltiple. Por un lado escribe esta saga y por el otro tiene nostalgia de libros como Con amor, tu hija, con el que ganó el Premio Lipp. Es joven y tendrá tiempo para hacer varios textos, mientras en Siete son tus razones, ve cómo su policía tratará de encontrar al asesino de un importante empresario.

Hay dos hermanos, un tío y el homicida ya muerto y en el medio un mundo perverso que Zuzunaga tratará de humanizar sin notar que hay una trampa al final del camino.

–Es vertiginosa la historia de Siete son tus razones

–Sí, porque me parece además ahora que hablando del tema del lenguaje, pasan más cosas, la otra era sólo un caso, pero ahora Zuzunaga se enfrenta a más cosas que trasciende al caso que está investigando. Se van involucrando más personajes y me parece que me funcionó bien esto de hacer frases cortas.

–Por un lado hay más cosas y por el otro él siempre está pensando en lo mismo, que es en su vida

–Es un hombre solitario, después de que lo defenestraron y que tuvo que huir de dónde tenía tanto poder, ahora le toca estar completamente solo. Son solitarios forzados, me gustaba mucho por la cantidad de casos que puedo traer pero sobre todo tratar a Zuzunaga. Si fuera un panadero, sería igual. Su hija está lejos, no sabe qué hacer con Nat y con la niña, no sabe qué hacer con su vida, me interesa mucho como personaje.

–El conflicto existencial tiene a dos personajes que están en la casa, como Nat y la niña

–Nat y la niña llegaron probablemente por un arrebato compasivo de él. Al final de Tus dos muertos dijo, me las llevo, porque no puedo con esta niña de 15 años pidiendo en los velatorios. Pero después es, ¿qué hago con ellas? No nos conocemos. No soy una buena persona. Nat tiene razón en desconfiar de mí, pero yo también desconfío de ella. Además, tiene un problema con el padre de la bebita, que fue el causante de que él terminara huyendo. Todo esto hace que no pueda estar en paz con Nat.

–Hay dos hermanos, al parecer los dos mataron al tío, Zuzunaga no sabe qué hacer

–Es que no sabe qué hacer porque le dieron el caso como chivo expiatorio. Ya se capturó al asesino, resulta que abren la tumba y no hay muerto. ¿Quién me está engañando? Todo está en contra de Zuzunaga, que se dice: otra vez me metieron en un problema y básicamente lo voy a resolver yo para salir del problema es lo que él dice.

Todos ellos han hecho detectives antihéroes, pero en mi caso, Cipriano Zuzunaga es una mala persona. Foto: SinEmbargo

–¿Cómo te sientes escribiendo estas novelas? Esta vez la sentí mucho más armada…

–Uno va dando bandazos. Durante toda la escritura de la novela yo pienso: esto no sirve para nada. Pero por otra parte, en esta me encontraba más cómodo, ya tenía resuelto al narrador y tenía que resolver las cuestiones de la historia. Por otra parte, tenía a personajes que aparecieron en la primera y tenía que ver qué hacía en la segunda historia. Había necesidad de ponernos a hacer algo, pero no sabía qué. Me divierto mucho haciendo la saga, pero hay momentos de obstáculos duros, cómo los voy a resolver, aunque es sufrimiento de los buenos.

–¿Qué dirías de Cipriano Zuzunaga con respecto a Mario Conde, a Héctor Belascoarán Shayne?

–Todos ellos han hecho detectives antihéroes, pero en mi caso, Cipriano Zuzunaga es una mala persona. Zuzunaga cuando tiene poder lo utiliza pase encima de cualquiera y eso me resulta atractivo, puedo jugar con la ambigüedad moral del personaje.

–Juegas también con la ambigüedad moral del lector

–Ese es el reto que más me interesaba. El gran ejemplo es el príncipe Raskólnikov, creado por Fiodor Dostoievski, nos enamoramos de él y nos sumamos a su causa, a pesar de que hace cosas horribles. Se disfruta mucho esa posibilidad.

Han asesinado a un empresario y Cipriano Zuzunaga está a cargo del caso, sin apoyo policiaco, como una suerte de investigador privado. Foto: Especial

–¿Hasta dónde llegará Dostoievski?

–Yo espero que mucho más. Espero que siga, es de esos clásicos injustificados, que cuando uno los vuelve a leer le sigue enseñando cosas sobre uno mismo, como por ejemplo apoyar las causas de Raskólnikov, lo cual implica aceptar cosas que no sabía de uno o que no quería aceptar. Eso es lo que hacen esos clásicos.

–Hay una mirada psicológica sobre el personaje

–Me he preocupado mucho por eso. La mayor parte de mis novelas intenté en montarme sobre la psicología de los personajes, porque me interesa sobre todo comprender por qué hacen las cosas las personas. Yo veo una nota en el periódico de una matanza y en lugar de pensar por dónde está pasando el deudo, pienso qué estaba pensando el asesino. Me interesa tratar de entenderlo, no para justificarlo ni mucho menos, pero con Zuzunaga hago algo parecido. ¿Qué pasa por la mente de Zuzunaga a la hora en que se enfrenta con un cuerpo muerto o se le revive el deseo por una mujer que tuvo hace muchos años?

–Los dos hermanos aparecen como algo molesto, ¿qué haces con ellos?

–Me funcionaban los dos hermanos un poco para contemplar las dos miradas diferentes sobre una pérdida común, los dos querían vengarse, los dos lo querían, pero ahora los dos quieren ese puesto. Eso es casi imposible, siempre en esas jerarquías hay alguien más poderoso. También me servía para seguir confundiendo a Zuzunaga, sobre todo porque uno no sabe quién es quién. Literariamente era un recurso que yo podía explotar.

–¿Hay dos escritores? Tus novelas más abiertas, estas que conforman la saga…

–Me siento totalmente con personalidad múltiple en el sentido de que los registros son muy diferentes. Hay marcas estilísticas a las que uno no puede renunciar, pero son distintas. En la vida me la paso muy feliz, pero eso no implica que esté todo el tiempo pensando en qué sigue, cómo se resuelve. Me meto mucho en la vida de Zuzunaga que de pronto necesito tener un respiro para escribir otra cosa, como un descanso, como un páramo, para salir un poco del escritor oscuro, del escritor de novela policíaca que estoy siendo, para acercarme a otros intereses.

–A mí una de las novelas que más me gustó fue Instrucciones para mudar a un pueblo, donde hacías mucho hincapié en el tema de la violencia. ¿Te interesa seguir hablando de eso?

–Sí, pero de diferentes formas. Había mucha violencia en Instrucciones para mudar a un pueblo, pero violencia más corporativa. Los empresarios mandan, el gobierno apoya y hay mucha violencia pase el que pase. En la saga hay violencia de esta más cotidiana a la que nos enfrentamos en una ciudad como esta y sin duda en un país como éste. Cada vez hay más muertos sin causa. La violencia ha permeado de forma tal que es imposible salir de ella. Vivo en este país y cada vez nos enteramos de más cosas. La novela policial sirve para retratar la sociedad en que se desarrolla y la sociedad en que transcurren Tus dos muertos y Siete son tus razones está cada vez más consumida por la violencia.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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