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Adela Navarro Bello

17/05/2023 - 12:04 am

El cuento electorero de siempre

“Las giras de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán López son ahora lo que fueron las pasarelas de los aspirantes priístas”.

“El presidente les solicitó, y envió mensaje al dirigente de Morena, que la elección del candidato a sucederlo se hiciera ya, en unos tres meses”. Foto: Cuartoscuro.

En los tiempos aquellos en los que el PRI gobernaba los estados y la República la sucesión presidencial iniciaba cuando en el penúltimo año del sexenio, aquellos que aspiraban a suceder al ocupante de la silla del águila, con su venia, por supuesto, iniciaban lo que solía llamarse la pasarela. Se exhibían, uno tras otro, primero en el partido y luego en los Estados, aun cuando la decisión final la tomaba el presidente de la República con el que fue el tan conocido dedazo.

Con muchos vicios priístas y viejos miembros de ese partido, en Morena cambió la forma, pero no el fondo. Quizá el cambio más notorio es que mientras en el pasado tricolor el presidente mantenía tapados a quienes consideraba para sucederlo, en el actual gobierno fue el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, a la mitad de su sexenio, destapó a los aspirantes de su partido a sucederlo. Quizá para tener un mayor control sobre la sucesión presidencial morenista, o para auscultar al ojo del electorado a sus contendientes, o para medirlos en su capacidad de continuar con su proyecto, pero López Obrador adelantó su sucesión.

Hace unas semanas, después de salir de la convalecencia de un tercer contagio de la Covid19, lo volvió hacer. Ante las cada vez más evidentes desavenencias en torno a cómo se está desarrollando la fuera de tiempo precampaña electoral que ya realizan los tres morenistas más notorios para agenciarse la candidatura a la presidencia de la República en el 2024, Claudia Sheinbaum Pardo, Marcelo Ebrard Casaubon, Adán Augusto López Hernández, todos funcionarios públicos, el presidente les solicitó, y envió mensaje al dirigente de Morena, que la elección del candidato a sucederlo se hiciera ya, en unos tres meses. En agosto, precisaría.

Y como donde manda presidente no gobiernan ni partido ni pretensos, Mario Delgado, líder de Morena, ha acatado la instrucción, y una vez que transcurra la elección de este junio 2023 en los estados de Coahuila y Estado de México, donde se renovarán gobiernos estatales, arrancará el proceso interno para elegir candidato de Morena a las elecciones de 2024. Si el proceso camina como se ha planteado, con la celebración de encuestas entre toda la población del País para determinar quién será él o la candidata, por ahí de septiembre, quizá octubre, Morena definirá.

En el PRI, normalmente para el mes de noviembre, previo al año de la elección, se designaba al candidato. Se disfrazaba el proceso de selección interno sea con la participación de consejeros nacionales o de las agrupaciones y sindicatos que solían integrar a ese instituto político, pero quien era el gran elector era el presidente de la República, quien con su dedo destapa entre los aspirantes y protagonistas de la pasarela política, al “bueno”, al que sería candidato y posteriormente presidente de la República.

En Morena asegura su dirigente nacional que la selección se definirá a partir de una o varias encuestas, como se ha hecho en la elección de quienes fueron candidatos de ese partido a gobernar los estados y hoy encabezan administraciones estatales en 21 entidades federativas. Pero también se dan los casos, y el del candidato presidencial pinta para desarrollarse así, en los cuales la encuesta es el disfraz del dedazo.

Por ejemplo, Baja California. Para la elección del 2021 en este estado cuatro personas levantaron la mano. Mario Delgado dijo que el método de selección sería por encuesta y aseguró que después de realizar el proceso cuantitativo en el Estado, la ganadora había sido Marina del Pilar Ávila Olmeda, la hoy gobernadora de BC.

En un acto que llevó a cabo en la Ciudad de México, Mario Delgado citó en el centro del país a los cuatro aspirantes bajacalifornianos, y, antes de dar a conocer a la “ganadora”, habría mostrado a todos ellos los resultados de la encuesta, ante lo cual harían un pacto de respeto de los resultados, y apoyarían a la ganadora. Incluso, supuestamente, dio a conocer la posición en la que cada uno de los cuatro había terminado en la encuesta. El candidato que se consideraba más conocido lo había posicionado en el cuarto sitio. Meses después de celebrada “la encuesta”, y de que todos los aspirantes se “cuadraran” en torno a la “ganadora”, del semanario ZETA se solicitó por transparencia tener acceso a la encuesta y sus resultados.

La respuesta de Morena a la solicitud de transparencia, firmada por la licenciada Virginia González Ramírez, detalló que, a pesar de todo lo se argumentó públicamente, de los cuatro aspirantes citados en Ciudad de México, y de la supuesta realización de la encuesta donde resultó ganadora Ávila Olmeda, la encuesta no se realizó.

Argumentó que siendo efectivamente la encuesta un método de selección, esta se realiza cuando se aprueban de manera interna, más de un registro y hasta cuatro, de aspirantes (era el caso de Baja California), pero en el caso solicitado, explicó: “Es importante mencionar que al existir únicamente un registro aprobado para el Estado referido, dicha persona posteriormente obtuvo el carácter de candidato; en consecuencia, no se materializó el supuesto descrito en las convocatorias respecto a aprobarse más de un registro y hasta cuatro por parte de la Comisión Nacional de Elecciones”. Es decir, que, como solamente una persona se registró, Marina del Pilar Ávila Olmeda, no fue necesario realizar una encuesta para seleccionar al candidato.

La realidad es que el de la candidata de Baja California, con ese argumento de por medio para justificar que no hubo una encuesta como públicamente sí se informó, fue el clásico dedazo priísta en la época de Morena. Al igual que los tricolores, los aspirantes fueron citados en Ciudad de México, para develar al tapado y comprometerlos a acatar la decisión y apoyar en la elección.

Aun cuando para el 2024 se trata de elegir un candidato a la presidencia de la República, y de que los tres, Claudia, Marcelo, Adán, difícilmente le seguirían el juego (como lo hicieron los bajacalifornianos) a Mario Delgado, aceptando los resultados de una encuesta que no se realizó, los resultados de la misma podrán ser rebatibles.

Así como los presidentes en la época del PRI palomeaban la pasarela de los aspirantes, hoy en Morena, y aun cuando el mensaje público es contrario, el presidente Andrés Manuel López Obrador parece haber dado el palomazo político para las giras de los aspirantes de Morena por los estados de la República. De otra manera no se explica cómo la jefa del gobierno de la Ciudad de México, realiza una gira por los estados del País, cuando su tema central, su foco, su responsabilidad, es la administración de los recursos y políticas de la Ciudad de México. O que el secretario de relaciones exteriores tenga una apretada agenda por las entidades federativas, en algunos casos para presentar un libro de su autoría, y en otros para abrir oficinas de trámites de pasaportes, que oportunamente están desarrollándose en varios estados. Incluso, no se explicaría que el secretario de gobernación ande de gira por varias entidades, repartiendo dinero público de programas sociales locales, como hace unos días lo hizo en Baja California, precisamente, con el recurso estatal y la presencia de la gobernadora.

Las giras de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán López son ahora lo que fueron las pasarelas de los aspirantes priístas, y seguramente, como en aquel pasado cada vez más presente en la época morenista, el resultado de la encuesta, el método seleccionado para definir la candidatura, coincidirá con la decisión y el pensamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues hasta el momento ha sido el presidente quien ha estado definiendo la forma de la precampaña: fue él quien destapó a los contendientes, es él quien les permite emprender las giras estatales, y es él quien ha hecho el llamado para que ya, en tres meses, Morena tenga candidato a la presidencia para el 2024.

 

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