MÉXICO, D.F., 8 de marzo (apro).- La violencia en el estado de Morelos alcanzó niveles insospechados al registrarse un múltiple asesinato, en el que, en esta ocasión, las víctimas fueron cuatro menores de edad.
Sus nombres: Rembrandt Alejandro Catalán y Lenin Eduardo Sánchez, de 17 años; Brian Gómez Bustos, de 16, y Brandon Contreras, de 13.
De acuerdo con información oficial, tres de las víctimas eran alumnos del Cetis 44 y uno de la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata.
Los cuerpos de cuatro adolescentes, quienes fueron levantados el pasado lunes 4, fueron desmembrados y arrojados esta mañana en la calle El Prado, en la colonia La Pradera de Cuernavaca, justo frente a la discoteca Barba Azul. En el sitio fue dejado un mensaje en el que se amenaza a dos personas más.
Según informes oficiales, dos de los menores fueron presuntamente sacados de la escuela en la que estudiaban, pero ninguna autoridad educativa denunció el hecho. Las otras dos víctimas fueron, a su vez, secuestrados en su propio domicilio.
Tres de los cuatro ejecutados eran estudiantes de carreras técnicas, y el más pequeño, de 13 años, era alumno de secundaria.
Los adolescentes tenían su domicilio en la colonia Alta Vista, donde la madrugada del lunes se registró una de las tres balaceras que dejaron como saldo 11 personas heridas.
Los padres de los menores reclamaron esta misma mañana los cadáveres, después de que aparecieron sin vida.
En diciembre de 2011, también en Morelos, fue detenido Édgar Jiménez Lugo, el llamado “niño sicario”, quien saltó a los medios de comunicación por ser uno de los más cercanos pistoleros de José de Jesús Radilla Hernández, El Negro, detenido antes en el estado de Veracruz.
El día de su detención, El Ponchis refirió haber sido drogado por El Negro para cometer sus crímenes, y negó que sus hermanas -conocidas como “Las Chavelas” trabajaran en la misma organización.
La Sedena documentó que El Ponchis aprendió a cometer delitos a iniciativa propia, que sus hermanas colaboraban en los “levantones” y posterior siembra de cadáveres de los hombres y mujeres ejecutados, y que una de ellas había tenido una relación sentimental con El Negro Radilla, a quien el “niño sicario” responsabilizó de haberlo “forzado” a delinquir: “Me amenazó de muerte y me droga para hacer lo que hago”, dijo a los militares la noche de su detención.
El Ponchis también difundió por la red sus fechorías. En un documento videograbado denominado “Los Sikarios del CPS” aparecen varios adolescentes portando armas de grueso calibre y encapuchados. En ese video y fotografías de la misma “producción” aparece El Ponchis con una gorra tapándole el rostro.
En otros videos encontrados por el Ejército en una de las casas de seguridad en el municipio de Jiutepec, Morelos, fueron rescatados otras videograbaciones donde Édgar aparece golpeando a un individuo que pende del techo y que meses después apareció dentro de una fosa clandestina, excavada en otra de las casas que pertenecían al mismo grupo delictivo.