México
VANGUARDIA DE SALTILLO

El juicio al “Padre Meño” exhibe cómo los curas habrían seducido menores en las plazas públicas

18/01/2018 - 2:30 pm

Presuntas víctimas de “Padre Meño” exponen hoy el modus operandi en el juicio contra el sacerdote. Las presuntas víctimas que lo denunciaron aseguraron que han tenido acceso a diversos testimonios que revelan el modus operandi de sacerdotes pederastas en la capital del estado.

Por Armando Ríos

Coahuila/Ciudad de México, 18 de enero (Vanguardia/SinEmbargo).- El juicio de hoy contra Juan Manuel Riojas, mejor conocido como “Padre Meño”, deja al descubierto que la pederastia fue una práctica que rebasó al Seminario de Piedras Negras y se estableció en Saltillo, Coahuila, donde curas habrían “seducido” a menores en la Alameda y otras plazas públicas.

Manuel Riojas fue vinculado a proceso en agosto pasado por el delito de violación calificada con abuso de autoridad y agravio a menores.

Se mantuvo prófugo durante cuatro meses y era buscado por la Interpol en 190 países, luego de ser acusado por dos de sus víctimas: el ex seminarista Ignacio Martínez Pacheco y el aún seminarista Roberto Javier Calzada Tamez, de 19 años de edad.

Ambos relataron a SinEmbargo –en mayo pasado– el calvario judicial que significó denunciar penalmente al cura pederasta y a su Obispo encubridor debido a la protección directa que gozan, dijeron, por parte del Gobernador del estado, Rubén Moreira Valdez.

Las víctimas que lo denunciaron aseguran que han tenido acceso a diversos testimonios que revelan el modus operandi de sacerdotes pederastas en la capital del estado.

“Ha habido a quien compran, y otros a los que buscan. Antes era la Alameda de Saltillo; ahora dicen que ya no es negocio, porque ya hay luces y guardias”, señaló Martínez Pacheco, quien ha expuesto su caso incluso en otros países.

Según dijo, la Alameda de Zaragoza era clave, pues justo enfrente se encuentra la Casa del Sacerdote: “Prácticamente medio abrían a esa puerta pesadísima y adentro metían a los jóvenes”.

Dicha acusación, afirmó, ya está en poder del Ministerio Público.

“Tengo un testimonio de Saltillo donde el chico dice cómo los curas hacen sus rondines en la Alameda, en las plazas, cómo los seducen”, apuntó.

Hoy, José Ignacio Pacheco y Javier Calzada, el otro denunciante del “Padre Meño”, completarán su testimonio sobre los presuntos actos pederastas del cura, en el cual agregarán las prácticas en Saltillo.

“Le vamos a demostrar al juez la realidad. Es confirmar los hechos de cómo seducía a los niños. Al momento de hacer declaraciones, coinciden en que es la misma forma en que operaba. Yo como narro mis hechos, veo que es lo mismo, pero en diferentes tiempos y diferentes años”, señaló José Ignacio.

En el proceso, la defensa del “Padre Meño” puede solicitar un plazo de 72 horas; de lo contrario, se le podría dictar la fecha para llevar a cabo la audiencia de juicios orales.

La historia depredadora del “Padre Meño” inicia, por lo menos, hace 15 años. Su método consistía en elegir a sus víctimas por las noches. Hacía rondines en los dormitorios de los seminaristas entre 14 y 16 años. Luego buscaba encuentros en su dormitorio aparentemente casuales para atacar a los menores de edad.

Empezó trabajando en el Seminario Auxiliar del Sagrado Corazón de Jesús, conocido también como Seminario Menor Diocesano de Piedras Negras, donde ocupó varios puestos y fue ascendido a Rector.

Ignacio Martínez Pacheco tenía 15 años cuando ingresó al Seminario Menor Diocesano de Piedras Negras. Quería ser sacerdote, pero nunca imaginó que en un seminario se pudiera vivir la experiencia más terrible.

“El primer encuentro en el que me sentí abusado sexual fue en el año 2002, en el mes de mayo. El padre llegó de noche hasta el dormitorio donde me encontraba… era verano, él traía short y nosotros dormíamos en un cuarto largo con literas a ambos lados. Eran como las doce de la noche y me despertó invitándome a salir a caminar”, dijo el joven en una entrevista para SinEmbargo en mayo pasado.

ASALTOS SEXUALES
A Ignacio le produjo mucha inquietud recordar los hechos: “Fue entonces que el padre Meño me empezó a preguntar cosas sexuales. Íbamos hablando de sexo, de la masturbación, me preguntaba como me satisfacía yo en ese lugar. Me llevaba del hombro y me lo acariciaba creo que el padre se excitaba con eso, dimos como tres vueltas en el camino y luego nos sentamos en la barda que divide la acequia.

“Él jugueteó como con golpes hasta que me jaló del cuello con su mano formándome para que bajara a su pene. Cuando me acerqué me di cuenta que tenía el pene erecto. Me presionaba a su área genital, luego el padre se sacó el pene por el short, me bajo la cabeza con su mano y me introdujo el pene en la boca. Duró unos dos o tres minutos”.

Ignacio contó a este medio digital que no sabía que hacer, estaba totalmente desconcertado. El sacerdote sin mirarlo a los ojos le dijo: “Vete a dormir. Esto queda entre tú y yo”.

El acoso sexual del “Padre Meño” se incrementó a pesar de que el menor intentaba no estar cerca de él. Ignacio recordó que en octubre de 2002 el sacerdote lo agredió nuevamente.

Ahora, Ignacio y Roberto Javier luchan juntos para exigir justicia. Ambos decidieron denunciar al sacerdote pederasta Juan Manuel Riojas y por primera vez en la historia judicial de México, al Obispo encubridor, protector y cómplice.

-Con información de Sanjuana Martínez.

 

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