La familia Muñoz vive en la periferia de Torreón, donde murió una de sus niñas. Pese a sufrir el frío, José asegura que es aguantable. “El problema es cuando hay aire y está helado”.
Por Francisco Rodríguez
Coahuila/Ciudad de México, 18 de enero (Vanguardia/SinEmbargo).- José de Jesús Muñoz enfrenta el frío con su esposa y cuatro hijos bajo un techo de lámina y hule y paredes de cartón, allá en la periferia de Torreón, en la colonia Valle la Rosita; y con estoicismo dice: “Ni modo de rajarnos con el frío”.
“Ayer estuvo canijo”, comenta sobre los -3 grados que marcó el termómetro en la madrugada. Son las nueve de la mañana, pero hace unas horas, José estaba bajo tres cobertores, amontonado con su esposa y su hija menor. En el mismo pedazo de cuarto, sus hijos de cuatro y 11 años se acurrucaron en un sillón, y en otro más estaba otro hijo.
SIN CALENTÓN NI LUJOS
José, jardinero de oficio, platica que vivir bajo tarimas, hules y cartón los obliga a amontonarse y echarse los cobertores. “Ya tapaditos se siente menos, pero cuando se mete el aire apenas puede dormir uno”, dice.
Tiene viviendo 12 años aquí, en esta tierra irregular a la que llegó para montar su jacal porque prefirió eso, a gastar en renta o andar de arrimado. Su esposa trabaja limpiando casas de Infonavit. Hoy a sus chamacos no los mandó a la escuela.
Hace un mes José enfermó de bronquitis por el frío. “Hace un año estuvo caluroso, este año sí pegó duro”. Ahora en este tiempo, como se bañan a jicarazos, tiene que calentar el agua en leña.
Pese a sufrir el frío, José asegura que es aguantable. “El problema es cuando hay aire y está helado”.
José de Jesús recuerda que hace un año, en abril de 2017, iba a levantar un cuartito para ya no vivir entre cartones, pero una hija de ocho años falleció de neumonía y se vino abajo. “La llevaban de un hospital a otro y se murió en la ambulancia, fue negligencia”, comenta.
En la temporada de invierno, la demanda de jardinero disminuye y del gobierno, José asegura que perdió la esperanza hace muchos años. De las lideresas del PRI que rondan la colonia, reniega porque sólo regalan despensa y hules a su gente.
UN MAL COMPARTIDO
A unas casas está Ashley de 16 años y su mamá Cindy. Este invierno, como su papá tuvo que viajar a trabajar a León, no tuvieron para comprar hule y pegarlo en las paredes de cartón. Apenas alcanzaron para los techos. “Están muy caros”, dice Cindy.
“En las noches está uno a tiemble y tiemble, nos tenemos que abrigar bien porque si no te despierta el frío. Sólo hay dos cobijas para cada una”, dice Ashley, que tiene una hermana que apenas se alivió de bronquitis.
Cindy relata que se batalla mucho en las madrugadas porque el frío busca penetrar. Ashley cuenta que anoche se le entumieron los dedos.
AUXILIO
En Torreón se reportaron 25 personas que ingresaron alguno de los albergues habilitados. Para mañana se esperan nuevamente temperaturas de -2 grados centígrados.